Viena rescata los 'klimt' de las alturas
El museo de arte de la ciudad recupera las pinturas del artista, camufladas en las paredes a 12 metros de altura
El Museo de Historia del Arte de Viena pone al descubierto pinturas de Gustav Klimt (1862 - 1918 ) que hasta ahora hab¨ªan pasado desapercibidas por el gran p¨²blico. No es que se hubiesen perdido ni estuvieran escondidas, sino que se encuentran en un lugar muy lejos de la vista, revistiendo espacios de la pared a 12 metros de altura en el recinto de las monumentales escalinatas en el interior del gran museo. Parecen camufladas en el conjunto de representaciones historicistas. Sin previa advertencia nadie sospechar¨ªa aqu¨ª la presencia de uno de los pintores m¨¢s cotizados en nuestros tiempos, conocido por su lienzo El beso o por el retrato Adele, subastado en 2006 por 135 millones de d¨®lares.
Tuvo que llegar la conmemoraci¨®n, en 2012, del 150¡ã aniversario del emblem¨¢tico pintor modernista vien¨¦s para que la administraci¨®n del mueso tuviera la ingeniosa ocurrencia de montar un andamio que por primera vez permite al visitante contemplar de cerca la serie de trece sorprendentes pinturas aleg¨®ricas de Klimt. Esta plataforma provisoria est¨¢ abierta al p¨²blico del 14 de febrero al 6 de mayo, al mismo tiempo que se presenta una exposici¨®n ideada por el comisario Otmar Rychlik, que en base a bosquejos y textos explica el proceso de creaci¨®n de estas obras.
Despu¨¦s de concluir su formaci¨®n acad¨¦mica, Gustav Klimt , su hermano menor Ernst y un compa?ero de estudios llamado Franz Matsch hab¨ªan fundado un taller bajo el nombre 'Compa?¨ªa de pintores', en el que trabajaban por encargo. Gustav ten¨ªa 28 a?os cuando, en 1890, su taller fue contratado para realizar una serie de pinturas que revestir¨ªan cuarenta espacios de los muros del recinto de escalinatas del museo en construcci¨®n. El ciclo de im¨¢genes deb¨ªa recordar la trayectoria del arte cl¨¢sico europeo, partiendo de la inspiraci¨®n del antiguo Egipto, pasando por Grecia, Roma y el Renacimiento italiano. Fue un trabajo hecho a la medida y a todo correr. Un a?o m¨¢s tarde, el 17 de octubre de 1891, el emperador Francisco Jos¨¦ en persona inauguraba la mayor pinacoteca del Imperio Austroh¨²ngaro, que alberga obras maestras de todas las ¨¦pocas adquiridas por la Casa de los Austria a lo largo de los siglos.
Mientras que los artistas privilegiados por la corte pudieron decorar los muros principales y el techo, al grupo del joven Klimt le concedieron un marco de trabajo complicado y poco vistoso. Eran los ¨²ltimos espacios libres, unas superficies muy limitadas y en parte sombr¨ªas, ubicadas entre columnas y arcos. Es aqu¨ª donde se descubre que en una Viena conservadora hasta el punto reaccionario, que desconfiaba del arte que no se ajustara a la reproducci¨®n de estilos pasados, se infiltra un esp¨ªritu innovador.
All¨¢ en los rincones en lo alto de la escalinata, Klimt consigue que sus diosas, como Pallas Atenea, resplandezcan provocativas en sus contrastes. La que m¨¢s se destaca, por su n¨ªtida desnudez , es la figura femenina que simboliza el antiguo Egipto. Seg¨²n la historiadora de arte, Beatrix Kriller-Erdich, ¡°Seguramente le permitieron a Klimt esta representaci¨®n tan atrevida porque quedaba lejos de la vista, a 12 metros de altura, de lo contrario resultar¨ªa inadmisible para estar situada en un lugar tan p¨²blico en aquella ¨¦poca¡±.
Klimt cumpli¨® con el cometido pero se permiti¨® introducir elementos at¨ªpicos en los que se descubre su potencial para iniciar una nueva era estil¨ªstica. Tanto su hermano Ernst, que muri¨® un a?o despu¨¦s de la inauguraci¨®n del museo, como su amigo Matsch, segu¨ªan a pies juntillas el gusto de la ¨¦poca. Por el contrario, Klimt empezar¨ªa a cuestionar las convenciones, actitud que lo llevar¨ªa a romper su amistad y cooperaci¨®n con Matsch unos a?os despu¨¦s. Coherente con sus propias convicciones, muy pronto decidir¨ªa ya no doblegarse m¨¢s, a fin de defender la libertad del arte, convirti¨¦ndose en inspirador y protector de toda una generaci¨®n de vanguardistas, pioneros del arte contempor¨¢neo europeo.¡±
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.