Envolver o rehacer, he ah¨ª la cuesti¨®n
El dise?o industrial vive un dilema: reducir o adornar para volver a vender
No hace mucho, la arquitectura atraves¨® un lustro largo en el que parec¨ªa vital reinventar la fachada. No se trataba de cambiar el material, transformar las prestaciones, variar la transparencia o alterar su estructura (aunque eso tambi¨¦n sucediera), se trataba, fundamentalmente, de afectar su apariencia, de lavarle la cara a los edificios. Textura se convirti¨® en la palabra clave para describir ese momento. Los suizos Herzog & de Meuron se hicieron famosos por trabajar con cristales lavados al ¨¢cido, cubiertos por todo tipo de serigrafiados y recursos gr¨¢ficos o incluso por emplear motivos vegetales para envolver sus fachadas. Luego, un ej¨¦rcito de ep¨ªgonos llen¨® los escaparates de numerosos edificios de oficinas, bares y restaurantes del mundo con su versi¨®n de esa idea: la mayor¨ªa de las veces cansinas repeticiones de vidrios estampados que terminaban creando una profunda nostalgia por la simple transparencia y el recurso antiguo de cortinas y estores para alterar el grado de opacidad de una fachada de cristal.
Esa ¨¦poca envolvente y estampada pas¨®, aunque dejara su huella en incontables establecimientos (desde cl¨ªnicas dentales hasta escuelas). Sin embargo, la lecci¨®n no ha quedado para el uso y disfrute de otros dise?adores. En la feria Maison&Object de Par¨ªs, la empresa francesa Christofle acaba de presentar su nueva colecci¨®n de cuberter¨ªas y elementos para la mesa poni¨¦ndole una vela a Dios y otra al diablo. Por un lado los cuchillos para carne que firma el ibicenco Eugeni Quitllet (reubicado en Barcelona y ya independizado de Philippe Starck, con el que todav¨ªa firma piezas).
Por otro, la cuberter¨ªa, los bajo-platos y las bandejas Jardin d'Eden del holand¨¦s Marcel Wanders. Los cuchillos L'ame de Christofle (un juego de palabras entre la hoja y el alma de la empresa) son de acero de una sola pieza y se venden desnudos, sin adornos. "La idea es la de materializar en una forma din¨¢mica el gesto del corte de una hoja", explica Quitllet y lo cierto es que son eso, un solo trazo, a la vez sensual, ergon¨®mico y afilado.
En contraposici¨®n a ese gesto depurado, la empresa define los cubiertos de Wanders, un dise?ador que cultiva la extravagancia, como un "vibrante homenaje a la naturaleza". Es cierto que hojas, flores y volutas envuelven las palas y los tenedores para el pescado. Pero tambi¨¦n lo es que no se trata ya de idear la ¨²ltima floritura. Como sucedi¨® con los edificios, la clave en la mitad del dise?o est¨¢ ahora en envolver con el barroquismo. De nuevo una cuesti¨®n epid¨¦rmica, de superficie, de fachada. Los grabados en tenedores y palas pueden ayudar a sujetar los cubiertos, evitar que se resbalen incluso, pero son un recurso meramente decorativo para quien busca aparentar cambio sin molestarse en cambiar. ?Debe el dise?o conformarse con envolver los objetos? ?Surgir¨¢ una nueva subdisciplina, una especie de "decoraci¨®n de dise?o" para distinguir -como sucede entre el interiorismo y la decoraci¨®n- entre lo superficial y lo sustancial?
Babelia
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