Combinar investigaci¨®n y calidad literaria
La nueva cr¨®nica argentina: Sebasti¨¢n Hacher, Josefina Licitra, Graciela Mochkofks, Javier Sinay y Cristian Alarc¨®n
Parecen, pero no son ficci¨®n. Est¨¢n escritos a partir de una construcci¨®n narrativa literaria y se asemejan a alguna novela. Pero son libros period¨ªsticos, basados en la realidad, sin invenci¨®n alguna. Bajo ese pacto, un pu?ado de periodistas argentinos est¨¢ alimentando la rica y larga tradici¨®n de un periodismo que siempre supo combinar una exhaustiva investigaci¨®n con la calidad de estilo. Son ellos quienes est¨¢n contando, lo que pasa en una Argentina llena de vida, de fuerza y de problemas.
En 2011, Sebasti¨¢n Hacher, Josefina Licitra y Graciela Mochkofsky publicaron Sangre salada (Marea Editorial), Los otros (Debate) y Pecado original (Planeta). Poco antes lo hicieron Javier Sinay con Sangre joven (Tusquets) y Cristian Alarc¨®n (nacido en Chile pero criado desde su infancia en Argentina) con su famoso Si me quer¨¦s, quereme transa (Norma). Los cinco abordan temas diversos, pero todos reflejan mejor que cualquier diario o programa televisivo la realidad vital de su pa¨ªs.
Hacher document¨®, en un relato que quita el aliento, el nacimiento de una de las ferias m¨¢s formidables de Am¨¦rica Latina, un mercado de ropa y productos electr¨®nicos que mueve decenas de millones de d¨®lares, pero al que hay que ir de madrugada y en el que los territorios tienen fronteras que es mejor no traspasar. Mochkofsky se meti¨® en el avispero de la relaci¨®n entre el Grupo Clar¨ªn y los Kirchner y prob¨®, por fin, fr¨ªamente y con toda clase de datos, uno de los conflictos pol¨ªticos que ha estado rodeado de m¨¢s mentiras y enga?os. Licitra recorri¨® una zona del conurbano de Buenos Aires y nos dej¨® una narraci¨®n estremecedora de violencia entre pobres, mientras que Sinay se aproxim¨® a un problema cruel y soterrado de las sociedades latinoamericanas: el asesinato de j¨®venes por j¨®venes. Sus libros tienen una mirada personal y una narraci¨®n literaria, algo que es esencial en el buen periodismo pero que peri¨®dicos y revistas, llenos de fronteras y de formas impuestas, terminan por constre?ir y les impiden publicar.
¡°Hay todo un sector de la prensa que es bastante resistente a lo narrativo. Dicen que nos queremos hacer los escritores¡±, cuenta Hacher en una entrevista colectiva en la que queda abierto el debate sobre periodismo y literatura. Licitra acota: ¡°Cuando me preguntan c¨®mo me tienen que presentar digo que como periodista, pero es un error no poder asumirnos como escritores. Uno se resiste porque teme que alguien vaya a pensar que me quiero hacer algo que no soy¡±. Alarc¨®n, tambi¨¦n autor de Cuando me muera quiero que me toquen cumbia (Norma, 2003), prefiere ser identificado como cronista; en cambio, a Sinay le basta y le sobra con ser, simplemente, un periodista, idea compartida por Mochkofsky, autora, entre otros, de Timerman, el periodista que quiso ser parte del poder (Sudamericana, 2003): ¡°Nunca he querido ser otra cosa. Lo que hago es periodismo y me parecen muy importantes los valores de la honestidad, la rigurosidad, la informaci¨®n y el chequeo de datos, por m¨¢s narrativo o literario que sea el estilo¡±.
En las definiciones de estos periodistas asoma de manera recurrente el reconocimiento a Rodolfo Walsh como uno de los principales maestros argentinos del periodismo escrito como literatura. Resuenan, tambi¨¦n, los ejemplos de Roberto Arlt, Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez, Mart¨ªn Caparr¨®s, Leila Guerriero y un menos conocido Enrique Raab. Alma Guillermoprieto, Vasili Grossman, J. M. Coetzee, Foster Wallace, Raymond Carver y, sobre todo, Ryszard Kapuscinski, son otros autores extranjeros que influenciaron los trabajos de estos periodistas, cobijados por un mercado editorial que les abre las puertas pese a su juventud, porque Alarc¨®n, Hacher, Licitra, Mochkofsky y Sinay publicaron sus primeros libros cuando apenas ten¨ªan entre 28 y 33 a?os.
Mochkofsky explica que a partir de los noventa hubo un boom de libros de periodistas que vend¨ªan cien mil, doscientos mil ejemplares. ¡°Se dio un cambio fundamental en el periodismo argentino, que adquiri¨® el modelo norteamericano del periodismo que investiga y controla al poder. Durante el Gobierno de Menem hubo una enorme producci¨®n de libros sobre la corrupci¨®n, lo que instal¨® a los periodistas como autores para las editoriales¡±.
Hoy, los ¡°m¨¢s viejos¡± del grupo reunido por Babelia apenas si superan los 40 a?os y siguen inmersos en investigaciones, sin intenci¨®n alguna de dejarse tentar por la ficci¨®n para realzar sus relatos. ¡°No vale la pena inventar y la realidad siempre es mucho m¨¢s interesante¡±, considera Hacher. Para Sinay, quien convoca a escapar de los estereotipos de ¡°buenos y malos¡± al momento de presentar a sus personajes, ¡°cuanta m¨¢s verdad hay, m¨¢s atrapante es el texto porque el lector sabe desde el principio que no se le est¨¢ mintiendo¡±. Licitra explica: ¡°El l¨ªmite es que lo que estoy contando tiene que haber pasado, las personas que cito tienen que existir¡± porque es la ¨²nica manera de no vulnerar el pacto con el lector. Seg¨²n Mochkofsky, las nuevas tecnolog¨ªas ayudan a que ¡°atrapar a un periodista mentiroso¡± sea ahora mucho m¨¢s f¨¢cil, adem¨¢s de que la concepci¨®n misma del periodismo es diferente porque ¡°hay una expectativa mucho m¨¢s rigurosa por parte de los lectores¡±. Alarc¨®n, director de la colecci¨®n Ficciones Reales de Editorial Marea (estrenada con el libro de Hacher), es a¨²n m¨¢s contundente: ¡°No tiene sentido mentir, mi estructura ps¨ªquica no lo soportar¨ªa¡±. Lamenta, tambi¨¦n, el mito de ¡°ustedes se lo inventan¡± que cay¨® encima del periodismo narrativo a ra¨ªz de que se descubriera que Kapuscinski no cont¨® siempre la verdad. Los trabajos de Alarc¨®n, Hacher, Licitra, Mochkofsky y Sinay tambi¨¦n destacan porque fueron realizados en una Argentina copada por la dura pelea entre el Gobierno y un sector de la prensa, un enfrentamiento que abrasa al periodismo argentino desde hace a?os. Los cinco dejaron de un lado la polarizada y agotadora discusi¨®n entre ¡°periodistas militantes¡± y ¡°periodistas opositores¡± y se dedicaron a ver, documentar y narrar, a revitalizar la magnifica cr¨®nica latinoamericana y a demostrar que el periodismo narrativo, literatura de no ficci¨®n, es posible en cualquier tiempo y circunstancia. O
Cecilia Gonz¨¢lez, periodista, corresponsal en Buenos Aires, es autora, entre otros libros, de Escenas del periodismo mexicano. Historias de tinta y papel (Fundaci¨®n Manuel Buend¨ªa) y ha participado en el proyecto 72 migrantes.
Sebasti¨¢n Hacher: Sangre salada. Una feria en los m¨¢rgenes (Marea Editorial). Josefina Licitra: Los otros. Una historia del conurbano bonaerense (Debate); Los imprudentes. Historias de la adolescencia gay-l¨¦sbica en la Argentina. (Tusquets). Graciela Mochkofsky: Pecado original. Clar¨ªn, los Kirchner y la lucha por el poder (Planeta); Timerman, el periodista que quiso ser parte del poder (1923-1999) (Sudamericana, 2003). Javier Sinay: Sangre joven. Matar y morir antes de la adultez (Tusquets). Cristian Alarc¨®n: Si me quer¨¦s, quereme transa (Norma); Cuando me muera quiero que me toquen cumbia. Vidas de pibes chorros (Norma).
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