La vida prefabricada como alternativa
Arquitectos j¨®venes recuperan el montaje como construcci¨®n para sortear las dificultades


Los arquitectos j¨®venes est¨¢n recuperando posibilidades que la abundancia, la tradici¨®n o la ignorancia despreciaron hace a?os. Con un pie en los concursos europeos y otro en las peque?as reformas, Fernando Rodr¨ªguez y Pablo Oriol, que formaron en 2007 el estudio FRPO, han ideado la vivienda MO, de madera maciza, un material que ped¨ªa el propio solar: una parcela arbolada en la que resultaba muy dif¨ªcil cimentar un edificio m¨¢s convencional.
Fue ese problema, los ¨¢rboles y sus ra¨ªces, el que aconsej¨® trabajar con un sistema estructural ligero de micropilotes de acero. La madera contralaminada ofreci¨® la soluci¨®n, pero exigi¨® tambi¨¦n un m¨¦todo de trabajo: todo deb¨ªa estar previsto. Cada uno de los paneles de 72 mil¨ªmetros de grosor que forman la casa se prepar¨® en Austria, donde una m¨¢quina de control num¨¦rico recort¨® las piezas que luego se ensamblaron en la obra en un proceso de montaje preciso, limpio y r¨¢pido.
El resultado es una vivienda realizada con un material aislante (que posteriormente se protege) y con un peso final equivalente a un tercio del de una vivienda tradicional. M¨¢s all¨¢ de solucionar los cimientos, los paneles de madera hacen tambi¨¦n posible la convivencia con los troncos y las ramas de los ¨¢rboles que la casa, desgajada en m¨®dulos, sortea. ¡°La combinaci¨®n de m¨²ltiples espacios de extrema sencillez resulta en una experiencia espacial de m¨¢xima riqueza¡±, cuentan los arquitectos. Y lo cierto es que, entusiasmados, se han tomado las leyes de la combinatoria como si tuvieran que aprender a manejar un juguete nuevo.
Son varios los estudios espa?oles que est¨¢n dise?ando, y construyendo, viviendas prefabricadas. Al contrario que la cultura n¨®rdica o la norteamericana ¡ªcuyas viviendas tradicionales se han construido mayoritariamente con ese m¨¦todo¡ª en Espa?a la prefabricaci¨®n es una asignatura pendiente entre los constructores, los propietarios y, consecuentemente, los arquitectos.
Sin embargo, la sencillez y la rapidez constructiva que ofrece este sistema, su bajo coste, o la sostenibilidad y la flexibilidad a la hora de admitir cambios y ampliaciones hace que cada vez haya m¨¢s estudios de arquitectura dedicados a estudiar su potencial y su viabilidad. Sucedi¨® en Lleida, donde Josep Bunyesc construy¨®, tambi¨¦n con madera, la primera casa pasiva espa?ola ¡ªque acumula la energ¨ªa que consume¡ª. Y ocurri¨® de nuevo cerca de Madrid. Aqu¨ª, el colectivo Elii ¡ªformado por Eva Gil, Uriel Fogu¨¦ y Carlos Palacios¡ª apost¨® por emplear paneles de madera contralaminada formados cruzando tablas de pino y abeto encolado. ¡°Gracias a esa disposici¨®n cruzada, la rigidez y la resistencia aumentan mucho en comparaci¨®n con otros productos de madera que resisten ¨²nicamente en la direcci¨®n predominante de las fibras¡±, explican.
Tambi¨¦n con madera de abeto, pero en Finlandia, los arquitectos Anna y Eugeni Bach autoconstruyeron su propia vivienda de vacaciones. Mejor dicho, la de sus hijos Uma y Rufus. Tardaron 14 d¨ªas en concluirla y contaron con la ayuda de los chavales y con la aportaci¨®n de los abuelos maternos, que dieron muchos consejos y cedieron unos metros de bosque en la granja P?l?l¨¢.
El resultado es una casa completa reducida a 13,5 metros cuadrados. Y un coste de 800 euros. Para la estructura y los suelos de la caba?a, los Bach utilizaron madera de ¨¢rboles plantados por el bisabuelo de los ni?os y cortados por su abuelo.
Durante la construcci¨®n de la vivienda, emplearon sistemas tradicionales en la construcci¨®n de graneros ¡ªcomo dejar la distancia de un clavo entre listones para que la casa ventile, o superponer los tablones de madera ranurada para evitar la entrada de agua por la cubierta¡ª. ¡°Fue un proceso tan gratificante como educativo: los ni?os vieron, y entendieron, que las cosas se consiguen con esfuerzo, y que uno mismo puede fabricarse sus propios sue?os¡±, explican los arquitectos.
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