Ingobernables de cinco continentes
La trienal del New Museum da voz a la desobediencia de 50 artistas j¨®venes
Una calle anodina y sucia sobre la que se puede ver la sombra de un alambre de espinos que la recorre de izquierda a derecha sirve como fondo para una inquietante y ruidosa escena: desde un lado de la pantalla comienzan a volar objetos que caen en el otro. Ruedas de coche, barriles de metal, cascos de obrero, sillas, cristales, piedras... Los ruidos de los objetos al caer y romperse se mezclan con el ruido de sirenas y de ladridos de perro mientras el humo comienza a cubrirlo todo. Si en la pantalla hubiera seres humanos podr¨ªa ser perfectamente una escena filmada esta semana en Atenas, o hace unos meses en Londres o en muchas otras ciudades del planeta donde el hartazgo ante el manejo de la crisis econ¨®mica tiene su reflejo en las calles. Pero precisamente lo interesante y lo sorprendente de este v¨ªdeo de nueve minutos, que adem¨¢s muestra los disturbios en dos versiones (primero a la izquierda y luego a la derecha de la pantalla) es que no hay personas. El rizo de la obra, que firman los brasile?os Cinthia Marcelle y Tiago Mata Machado es su t¨ªtulo: O s¨¦culo (El siglo).
El v¨ªdeo es una de las muestras m¨¢s contundentes del sentir de una generaci¨®n de artistas procedentes de los cinco continentes a los que el New Museum de Nueva York ha bautizado como Los ingobernables y a los que esta instituci¨®n dedica su Trienal 2012, que podr¨¢ verse hasta el 22 de abril.
En la selecci¨®n, compuesta por 50 creadores menores de 35 a?os de los cinco continentes (apenas hay europeos o estadounidenses), destacan por su po¨¦tica las obras de casi todos los latinoamericanos, quiz¨¢s porque frente a la frialdad de algunos asi¨¢ticos como Hu Xiaoyuan y el conceptualismo algo ¨¢rido y formalista de las estadounidenses Abigail DeVille y Dave McKenzie, o de la egipcio-americana Iman Issa, las obras de los artistas de M¨¦xico y Am¨¦rica del Sur reflexionan sobre al presente y el futuro pero aportando emociones y sensaciones de las que carecen por ejemplo los retratos al ¨®leo de la inglesa Lynette Yiadom-Boakye (tocada por la varita m¨¢gica de la Saatchi Gallery). Es como si en esa parte del globo los ingobernables hicieran realmente honor a trav¨¦s de su trabajo a esa definici¨®n acu?ada en Sud¨¢frica para definir a quienes decidieron seguir la estrategia de desobediencia civil en ese pa¨ªs durante el apartheid. ¡°Esta exposici¨®n demuestra la vitalidad y la fuerza de los centros de producci¨®n cultural m¨¢s all¨¢ del entorno familiar de los mercados occidentales. Esto es un cambio clave en los paradigmas culturales del siglo XXI¡±, explic¨® la comisaria Eungie Joo durante la inauguraci¨®n.
Frente a la denuncia social expl¨ªcita de otras generaciones, los ingobernables se atreven a jugar en ese terreno pero con una mezcla de ambig¨¹edad, universalidad, cr¨ªtica y sin embargo optimismo, que se acerca mucho m¨¢s a la l¨ªnea de pensamiento de movimientos sociales como el 15-M que a las ideas pol¨ªticas que impregnaban el arte radical de los setenta. El mexicano Jos¨¦ Antonio Vega Macotela por ejemplo, presenta una serie de instalaciones bajo el t¨ªtulo Time divisa. Se trata de un proyecto que lleva en marcha desde 2006 y del que aqu¨ª presenta una peque?a muestra: el resultado de intercambios comerciales entre el artista y prisioneros de una c¨¢rcel mexicana. La idea es sustituir el dinero por el tiempo, reflexionando as¨ª sobre las estructuras que deshumanizan las relaciones entre personas.
Amalia Pica, argentina, muestra una obra titulada Venn diagrams, que a simple vista podr¨ªa parecer simplemente un juego est¨¦tico, pero la proyecci¨®n sobre la pared de ese diagrama geom¨¦trico esconde un secreto: su estudio fue prohibido en los colegios argentinos durante la dictadura porque se consideraba que pod¨ªa incitar a pensar libremente.
La obra de Adrian Villar Rojas, tambi¨¦n argentino, se titula A person loved me y es un site-specific para la muestra, como todas las obras que ¨¦l hace. Se trata de una especie de nave espacial o robot construido en arcilla. El material es clave porque desde su nacimiento la obra ya es una ruina instant¨¢nea, que adem¨¢s acabar¨¢ siendo demolida tras la exposici¨®n, como suele ocurrir con las civilizaciones: son perecederas, vol¨¢tiles, algo que lo que siempre hablan las obras de Villar Rojas.
Rita Ponce de Le¨®n, peruana, presenta entre otros el proyecto Acepto que nada es m¨ªo, una serie de dibujos peque?¨ªsimos nacidos de sus conversaciones con diferentes personas. Ese es otro dato importante: despu¨¦s de tres d¨¦cadas caracterizadas por creadores que miraban hacia adentro, muchas de las obras presentadas en Los ingobernables se caracterizan por su mirada hacia el exterior y por su intercambio directo con agentes externos a ellos. El trabajo en grupo tambi¨¦n es una constante, en este caso encarnado por colectivos como Public Movement o The Propeller Group, que analiza c¨®mo se construye una campa?a pol¨ªtica y crea junto a una superagencia de publicidad un anuncio para vender un producto inventado no carente de iron¨ªa, El nuevo comunismo.
Babelia
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