La televisi¨®n busca pareja en Twitter
¡®?Qui¨¦n quiere casarse con mi hijo?¡¯ se convierte en fen¨®meno fuera de la peque?a pantalla para buscar un nuevo perfil de seguidores en Internet

Hace casi un mes Cuatro estrenaba ?Qui¨¦n quiere casarse con mi hijo?, un programa de telerrealidad en el que cinco parejas de madres e hijos buscan entre un grupo de candidatas (candidatos en el caso de uno de los concursantes) a la futura pareja del reto?o. Una nueva apuesta con la que la cadena privada busca tomar el relevo, en clave urbana, de Granjero busca esposa.
El programa arranc¨® bien en audiencia, casi dos millones de espectadores (10,9% de share) vieron el estreno el pasado 30 de enero, y aunque ha perdido un poco de fuelle con el paso de las semanas se mantiene por encima de la media del canal (situada en el 6% de cuota de pantalla). Un dato que demuestra que los programas de telerrealidad tienen tir¨®n y que la evoluci¨®n que han sufrido en los ¨²ltimos a?os, hacia propuestas cada vez m¨¢s grotescas, sigue seduciendo a una parte importante de la audiencia espa?ola.
?Qui¨¦n quiere casarse con mi hijo? demuestra adem¨¢s la estrecha relaci¨®n entre el visionado telviisivo y su repercusi¨®n en las redes sociales, sobre todo Twitter. Desde el estreno del reality, la etiqueta oficial del programa #quienquierecasarse y la inclasificable #hijostr¨®spidos centran gran parte de las conversaciones de los tuiteros los lunes por la noche.
Los hijos buscan pareja pero las verdaderas protagonistas han resultado ser las madres y sus cr¨ªticas sin autocensura que hacen dudar d¨®nde se ubica el l¨ªmite entre realidad y ficci¨®n en ?Qui¨¦n quiere casarse con mi hijo? Analizamos el fen¨®meno desde dos puntos de vista.
En contra: Esposa, puede. Pero, ?les dar¨ªa usted trabajo?
JES?S RUIZ MANTILLA
No es que uno tienda a pensar, es que uno sabe que los modelos que aparecen en ciertos programas no son la realidad palpable de un pa¨ªs ahora sufriente, hiriente. Si no caer¨ªamos aun m¨¢s en el des¨¢nimo viendo programas como ?Qui¨¦n quiere casarse con mi hijo?
Salvo en el caso de las madres... Las madres son muy madres. Eternas madres, castrantes y dominantes madres que construyen un Edipo sin fin. Ellas s¨ª son reales: tendentes a escandalizarse y poner ultim¨¢tums que duran tres segundos, amantes de la amenaza y la manipulaci¨®n, amigas de esgrimir el hip¨®crita argumento de desear la felicidad de sus hijos.
Aunque, bien mirado: esa panda de ni?atos talludos y forjados de m¨²sculo, brillantina, tatuajes y un vocabulario casi monosil¨¢bico, ?la merecen? Desde luego aquel que se autodefine como qu¨ªmico stripper y que no es m¨¢s que una alima?a que no deja de culparlas a ellas al tiempo que aprovecha para meterlas mano a saco, no. El estudiante de periodismo de Denia enganchado a esa madre que detesta a la rubia exhibicionista, tampoco. El megapijo berlanguiano que se autodefine como miembro de una familia ¡°inglesa¡±, como si supiera que es eso, lo que no se merece es a esa ¡°mam¨¢¡± suya que viaja a Vallecas como de safari y celebra ver all¨ª banderas de Espa?a. Soy muy de Toya (lo confieso) porque es un chiste andante. Ni un cineasta, ni un novelista genial hubiese sido capaz de construir un personaje parecido. O qu¨¦ me dicen de esos gais que quieren llevarse al juzgado al chico bien todav¨ªa capaz de hacer amenazar a su madre con agarrar la puerta y largarse. Sin olvidarnos del virgen con 27 a?os y esa mujer un tanto bruja que registra los consoladores de sus pretendientas.
Toda una fauna. Sin olvidarnos de ellas, las aspirantes. Como lobas pero con la suficiente vena teatral como para llorar cuando expulsan a una contrincante. Supongo que ¨¦se es el juego. Imagino que habr¨¢ una segunda parte en que se plantear¨¢ al rev¨¦s, con un ramillete de mendrugos aspirantes a ganarse el trono de una princesa modelo choni. Porque si no, estamos asistiendo a una denigrante partida machista o medio mormona que habla de programadores de medio pelo.
Aun as¨ª, celebremos el espect¨¢culo del esperpento, tan hisp¨¢nico, aunque prefiero ver Luces de Bohemia, ahora, en el Mar¨ªa Guerrero, montada por Llu¨¬s Homar. Pero revel¨¦monos ante esos arquetipos de mam¨ªferos parlantes con una m¨¢s que preocupante tasa de inmadurez y no demos argumentos a los empresarios que se resisten a contratar j¨®venes. La mayor¨ªa de ellos, en una entrevista de trabajo, saldr¨ªa con un palmo de narices.
No es que est¨¦ en contra de ?Qui¨¦n quiere casarse con mi hijo? por ser otra muestra m¨¢s de denigrante exhibici¨®n de intimidades vacuas. Es por ellos y por ellas, los pobres. Han arruinado su futuro laboral mostrando sus verdaderos perfiles. Cuando un grupo de entrevistadores les vea entrar por la puerta para aspirar a cualquier puesto no van a ser capaces m¨¢s que de ofrecerles que limpien los ba?os. Y algunos son tan guarros, que ni eso.
A favor: La madurez de los hijos 'tr¨®spidos'
PALOMA ABAD
Los lunes por la noche, en Twitter, es hora de ?Qui¨¦n quiere casarse con mi hijo? Los hashtags relacionados con este programa copan los trending topics y convierten la red social en pizarra en la que recopilar frases llamadas a ocupar un lugar de honor en el cielo de la telerrealidad, en alg¨²n lugar entre Confianza ciega y Granjero busca esposa. ¡°El d¨ªa que te comas un mosquito tendr¨¢s m¨¢s cerebro en el est¨®mago que en la cabeza¡±, suger¨ªa en la entrega del lunes una candidata a otra. El hashtag oficial, #quienquierecasarse, y el otro, #hijostr¨®spidos, volv¨ªan a echar chispas. Este ¨²ltimo, obra del tuitero gallego @hematocritico. Un amigo suyo se lo oy¨® a dos mujeres gallegas. ¡°Te puedes casar con tu primo, pero te salen los hijos tr¨®spidos¡±. Una buena s¨ªntesis de lo que esta realidad aumentada propone. Hijos tr¨®spidos y madres sobreprotectoras, dispuestas a convertirse en una pesadilla de suegra.
Ah¨ª est¨¢n el pijo cuarent¨®n, el ¡°empresario y gay¡±, el estudiante de periodismo/modelo, el inform¨¢tico virgen y el stripper que cursa un doctorando en Qu¨ªmica. A este ¨²ltimo Twitter lo ha rebautizado Quimifucker. No solo busca tener sexo a diario con todas sus pretendientas, tambi¨¦n lo est¨¢ consiguiendo.
Cada uno de ellos se ajusta al gui¨®n que ha creado de s¨ª mismo. Tambi¨¦n sus madres, tertulianas en potencia de ?Qu¨¦ tiempo tan feliz!. Toya [madre de Jos¨¦ Luis y viuda de diplom¨¢tico] es la gran revelaci¨®n. Una mujer que exige que su nuera sea cat¨®lica, de derechas y del Real Madrid, como Dios manda, y que asegura que bail¨® flamenco con Sadam Hussein y pas¨® quince d¨ªas con la Reina de Inglaterra (¡°una persona muy normal¡±, aclara) convendr¨¢n que tiene mucho que aportar.
Esta es la constataci¨®n de la madurez del reality espa?ol. Despu¨¦s de 12 a?os el espectador ya ha creado callo ante las aberraciones. Tambi¨¦n los anunciantes, que ya no se achantan por un chascarrillo racista o un aquelarre machista de manual. As¨ª que los montadores y protagonistas de este surrealismo m¨¢gico tienen v¨ªa libre para explotar su vena m¨¢s salvaje. Las madres, los hijos y sus neum¨¢ticas conquistas lo dan todo, por un futuro de tronista en Mujeres, hombres y viceversa. Ni siquiera en las elucubraciones m¨¢s perversas de Hunter S. Thompson se hubiera gestado tama?o universo de retroalimentaci¨®n continua.
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