Qu¨¦ maravillosa ocupaci¨®n cortarle una pata a una ara?a
Cincuenta a?os de 'Historia de cronopios y de famas' reviven la pasi¨®n de Julio Cort¨¢zar por disfrutar inventando
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"Qu¨¦ maravillosa ocupaci¨®n cortarle una pata a una ara?a, ponerla en un sobre, escribir Se?or Ministro de Relaciones Exteriores, agregar la direcci¨®n, bajar a saltos la escalera, despachar la carta en el correo de la esquina".
Es el principio de Maravillosas ocupaciones, uno de los textos m¨¢s c¨¦lebres de uno de los m¨¢s c¨¦lebres libros de Julio Cort¨¢zar, que muri¨® el 12 de febrero de 1984. Ese libro es, c¨®mo no, Historias de cronopios y de famas, que apareci¨® en 1962. Los cronopios fueron publicados primero por Ediciones Minotauro, que entonces dirig¨ªa en Buenos Aires el m¨ªtico editor Paco Porr¨²a, que luego ser¨ªa, en Sudamericana, el editor sucesivo de Cort¨¢zar. Un a?o despu¨¦s de Historias de cronopios y de famas apareci¨® Rayuela, que catapult¨® la imaginaci¨®n de Julio al conocimiento mundial.
As¨ª que en 2013 estaremos en el cincuentenario de Rayuela y ahora estamos, un respeto, en el cincuentenario de uno de los libros m¨¢s queridos de Cort¨¢zar, por el que much¨ªsima gente entr¨® en su literatura de juego y sugesti¨®n; en Historias de cronopios y de famas este gran inventor del fragmento como po¨¦tica puso en marcha una inmensa capacidad de met¨¢fora, y sobre todo puso en circulaci¨®n esos personajes verdes, unos bichos, los cronopios, a los que dot¨® de capacidad de burla y de sugesti¨®n.
Los cronopios, las famas y las esperanzas, juntas y revolc¨¢ndose de risa y de surrealismo, est¨¢n en esas historias al final de una serie de incursiones de Cort¨¢zar por universos a los que pertenece aquel memorable Instrucciones para subir una escalera ("Nadie habr¨¢ dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ¨¢ngulo recto con el plano del suelo¡") o el ya citado Maravillosas ocupaciones¡
El volumen inclu¨ªa el Manual de instrucciones, Ocupaciones raras, Material pl¨¢stico e Historias de cronopios y de famas¡ Aparec¨ªa despu¨¦s de Presencia (poemas de 1938), Los reyes (teatro de 1949), Bestiario (1951), Las armas secretas (1959) y Los premios¡ Cronopios se col¨® como la expresi¨®n m¨¢s acabada de la frescura que Cort¨¢zar llevaba en el frasco de su combinaci¨®n de maravilla, sugesti¨®n, sue?o y surrealismo.
No pod¨ªa quedar desapercibida la fecha, pues los cortazarianos, que son legi¨®n en el mundo, tienen a los cronopios como sin¨®nimo de Julio. As¨ª que este martes un grupo de cronopios se juntaron en el Centro de Arte Moderno, una especie de capital del mundo de la literatura sudamericana en Madrid, y rindieron homenaje al libro, a esos bichos raros que invent¨® Cort¨¢zar y al propio Julio, cuya voz juvenil y acatarrada, arrastrando las erres dif¨ªciles que la naturaleza le dio, termin¨® el acto, en cuya presidencia se sent¨® Aurora Bern¨¢rdez, su viuda, que tanto hizo entonces por la frescura literaria del autor de Rayuela y que tanto hace por la pervivencia de la obra cortazariana.
Con ella estuvieron el profesor Julio Ortega, la profesora Rosalba Campra y los hacedores del Centro de Arte Moderno, Ra¨²l Manrique y Claudio P¨¦rez-Miguez, que le regalaron a Aurora flores rojas y cronopios dibujados por la pintora Judith Lange¡ Se habl¨®, claro, del humor que hay en ese libro cincuentenario; Ortega cree que en Cronopios la voluntad de fragmentaci¨®n que hay en el resto de la obra de Cort¨¢zar se manifiesta aqu¨ª como en otros artefactos (La vuelta al d¨ªa en ochenta mundos, por ejemplo, o Prosa del observatorio). Pero en Historias de cronopios y de famas alcanza una apuesta divertida y diversa que le sirve a Cort¨¢zar para dar rienda suelta a todos los factores de su iron¨ªa literaria¡
En cuanto a la invenci¨®n misma, dice Ortega, cronopios puede provenir de Cronos (tiempo) y top¨ªa (lugar), ¡°lo casual que hay entre el tiempo y el lugar¡¡±, el tiempo que se encarna en un lugar¡ Famas ya es m¨¢s obvio, dice Ortega, y esperanzas ¡°son m¨¢s socializadas¡±... El profesor ha rastreado en las cartas que Cort¨¢zar le envi¨® a Porr¨²a cuando se iba a editar el libro, en torno a julio de 1962¡ Le dec¨ªa que eran personajes ¡°petulantes y malignos¡±; se aconsejaba que, por si acaso se desmandaban esos tipos insolente, hab¨ªa que tener las ventanas abiertas de par en par, pues son intrusos, casuales y divertidos, pero tambi¨¦n ¡°bichos verdes y h¨²medos¡±.
Cort¨¢zar, dec¨ªa Aurora, sinti¨® ante este libro y ante todos los que public¨® ¡°la misma alegr¨ªa¡±; en la carta que le env¨ªa a Porr¨²a agradeci¨¦ndole que se haya decidido a publicarlo destaca la figura heroica del editor, capaz de poner ¡°entre dos tapas¡± sus ocurrencias, esos personajes ¡°sinverg¨¹enzas y atorrantes¡± capaces de ¡°bromas espantosas¡± que le van ¡°a hacer la vida imposible¡±¡
Los cronopios, dec¨ªa la cortazariana Rosalba Campra, autora de Cort¨¢zar para c¨®mplices, nos llev¨® a ver el mundo de otra manera, de una forma precisamente cortazariana, ¡°pues Julio es de los pocos autores que ha convertido su apellido en un adjetivo; como hay kafkiano, hay cortazariano¡±, y eso proviene de la capacidad que tuvo para hacer que lo que escribi¨® se pareciera a los sue?os que uno no se atreve a explicar y que ¨¦l escribi¨® con una magia que perdura. La profesora Mari¨¢ngeles Fern¨¢ndez, cortazariana de la primera hora, no pudo estar en el acto, muy a su pesar, pero me envi¨® unas notas: ¡°?Acaso alguien volvi¨® a subir inocentemente una escalera o dio cuerda a un reloj en adelante sin recordar las Instrucciones del gran cronopio Cort¨¢zar? Claro, todos queremos ser cronopios pero tambi¨¦n, afortunadamente, tenemos algo de famas y algo de esperanzas. De lo contrario siempre perder¨ªamos los trenes y no llegar¨ªamos nunca a las citas. El mundo quiz¨¢ ser¨ªa m¨¢s divertido pero tal vez habr¨ªa demasiados cronopios desorientados llorando en las esquinas¡±.
Al final del acto son¨® la voz de Julio, desde un vinilo, como si viniera a orientarnos. Hay en esa voz el aire circunspecto pero burl¨®n con que Cort¨¢zar dot¨® la vida m¨²ltiple e inasible de sus cronopios, verdes a¨²n a sus cincuenta a?os.
Si ahora se abre el libro otra vez uno halla este di¨¢logo:
¡°Un cronopio que anda por el desierto se encuentra con un le¨®n, y tiene lugar el di¨¢logo siguiente:
Le¨®n.- Te como.
Cronopio (afligid¨ªsimo pero con dignidad).- Y bueno.
Le¨®n.- Ah, eso no. Nada de m¨¢rtires conmigo. Echate a llorar, o lucha, una de dos. As¨ª no te puedo comer. Vamos, estoy esperando. ?No dices nada?¡±
Como dec¨ªa un viejo eslogan, ¡°Hay que leer a Cort¨¢zar¡±. Y otro: ¡°Queremos tanto a Julio¡¡± En 2014, el centenario de Cort¨¢zar, el cronopio propiamente dicho.
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