La monta?a rusa del desarrollo espa?ol
Una ambiciosa enciclopedia, elaborada por 100 expertos, traza un recorrido cultural por los altibajos de los avances t¨¦cnicos desde el Renacimiento
?Ves esa invenci¨®n el¨¦ctrica / que inm¨®vil parece y muda, / que trepando las monta?as, / tambi¨¦n las naciones cruza / y pol¨ªglota del mundo / sus pensamientos divulga? As¨ª glos¨® el poeta Braulio Ant¨®n Ram¨ªrez, en 1855, la expansi¨®n del entonces fascinante tel¨¦grafo. Este es un ejemplo de que "la t¨¦cnica es cultura, es creaci¨®n y, sobre todo, utilidad porque tiene que estar en contacto con la sociedad", dice Manuel Silva Su¨¢rez, catedr¨¢tico de Ingenier¨ªa de Sistemas y Autom¨¢tica de la Universidad de Zaragoza y coordinador de un proyecto tit¨¢nico: contar la historia de la t¨¦cnica y la ingenier¨ªa en Espa?a en una colecci¨®n que va por el sexto volumen y lleva publicadas 5.000 p¨¢ginas. "Nunca antes se hab¨ªa acometido una obra de ¨¢mbito nacional tan completa", asegura Silva (Sevilla, 1951).
La enciclopedia de T¨¦cnica e ingenier¨ªa en Espa?a arranc¨® en el a?o 2003 con el primer volumen, dedicado al Renacimiento, "porque es cuando comienza el mundo moderno", destaca Silva, acad¨¦mico de la Real Academia de Ingenier¨ªa, que auspicia la obra junto a la Instituci¨®n Fernando el Cat¨®lico y Prensas Universitarias de Zaragoza. Este ingeniero se ha encargado de dirigir a las 200 personas que, entre coautores ¨Ccasi un centenar¨C y colaboradores, han participado en un trabajo en el que el 60% de sus cap¨ªtulos son estudios novedosos. Ahora se ha publicado el sexto tomo, El ochocientos. De los lenguajes al patrimonio en el que, con el siglo XIX como marco, se desarrolla una idea fundamental para Silva: "Para hacer buena t¨¦cnica y desarrollar cualquier artefacto necesitas un buen lenguaje, si no tu pensamiento ser¨¢ pobre".
Silva se embarc¨® en tama?a investigaci¨®n porque siempre se sinti¨® "insatisfecho" con la historia que le hab¨ªan contado, "la de los militares y el poder pol¨ªtico". "Sin embargo, en Estados Unidos, Alemania o Francia la t¨¦cnica ha estado tradicionalmente en un ¨¢mbito cultural. De ah¨ª que esta obra haya tenido muy buena acogida fuera. Cuando la presento me dicen: ¡®?Pero en Espa?a hab¨ªa todo esto, se hac¨ªa tanta t¨¦cnica?". A Silva se le agolpan los ejemplos como respuesta, y eso que el siglo XIX fue "dur¨ªsimo para este pa¨ªs". Los brit¨¢nicos vinieron a aprender ingenier¨ªa de montes; el primer barco destructor lo dise?¨® Fernando Villamil; o la tra¨ªda del agua a Madrid por el Canal de Isabel II maravill¨® en todo el mundo cuando se ense?¨® en exposiciones internacionales. "Esto demuestra que el pa¨ªs lat¨ªa, y que lo hac¨ªa a pesar de los pol¨ªticos", a?ade Silva.
En la novela del XIX en EE UU el ingeniero es un h¨¦roe, abre caminos
Pese a tanta innovaci¨®n, hab¨ªa un olvido en la sociedad hacia los que quer¨ªan construir el progreso, y la literatura lo reflej¨®. "Benito P¨¦rez Gald¨®s fue el novelista que m¨¢s retrat¨® a los ingenieros, como en Do?a Perfecta o La familia de Le¨®n Roch¡ y lo que describ¨ªa era la presi¨®n que sufr¨ªan esas personas en la vida real. En esos libros el ingeniero o muere o tiene que huir. En contraste con lo que pasa en la novela del XIX en EE UU. All¨ª es un h¨¦roe que triunfa, alguien que abre caminos", cuenta Silva sentado en un sill¨®n en uno de los salones del palacio del siglo XVII que alberga a la Academia de Ingenier¨ªa. Tambi¨¦n poetas como Ram¨®n de Campoamor y Juan Eugenio Hartzenbusch mostraron su admiraci¨®n por ese colectivo. Pero para Silva, la percepci¨®n del ingeniero en la actualidad no ha cambiado mucho. "Hoy estamos m¨¢s pendientes de la econom¨ªa, pero la t¨¦cnica no termina de entrar en la cultura".
El tubo de pintura
No solo la novela o la poes¨ªa se ocuparon entonces del gremio de los t¨¦cnicos. Los pintores, por un lado, se vieron beneficiados por avances como el tubo de pintura, que les sirvi¨® para trabajar al aire libre sin limitaciones porque se secaran los pigmentos. Y, por otra parte, los artistas espa?oles llevaron casi todos los avances a sus lienzos, con excepciones, como el tel¨¦fono o la m¨¢quina de escribir, que no salieron de sus pinceles, lo que constituye un misterio para Silva. Por el contrario, botones de muestra son La inauguraci¨®n del ferrocarril de Langreo por la reina gobernadora, de P¨¦rez Villaamil, que tambi¨¦n pint¨® Vista de la ciudad de Fraga y su puente colgante (1850). Fortuny mostr¨® los peligros de los avances en Descarrilamiento de un tren (1863); mientras que otros como Rusi?ol quisieron plasmar que los nuevos lugares de trabajo pod¨ªan ser casi id¨ªlicos, como en La f¨¢brica (1889).
La evoluci¨®n de la t¨¦cnica en Espa?a se resume, seg¨²n Silva, en ¡°etapas en las que fuimos a empujones para luego perderlo todo". Un sube y baja, como en una monta?a rusa. "Al fruct¨ªfero periodo de Carlos III le sigui¨® la par¨¢lisis con Fernando VII. Al impulso de los liberales le sucedi¨® la Guerra Civil. Y es que montar un sistema lleva mucho tiempo, pero se destruye en nada". Esa constante se ha repetido en la historia de Espa?a. As¨ª que en estos momentos de crisis y recortes "el desaf¨ªo es, al menos, mantener lo que tenemos". Tras su presentaci¨®n en Madrid y Zaragoza, el nuevo tomo de T¨¦cnica e ingenier¨ªa en Espa?a ir¨¢ a Valladolid, Barcelona, Valencia y Portugal. Ya est¨¢ en marcha el siguiente volumen, que se publicar¨¢ a mediados de 2013, y as¨ª hasta llegar a la ¨¦poca actual. "A ver si el cuerpo aguanta", bromea Silva.
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