¡°El mercado del arte se vanagloria de lo secundario¡±
En 'Ilimit', la palabra es el n¨²mero, y viceversa. Las dos pasiones de este artista conceptual se conjugan en un libro-objeto y en un largo proceso de creaci¨®n, en apariencia gratuito. Una obra tan in¨²til como bella
Vestido con una cl¨¢sica capa espa?ola negra con forro de terciopelo de un rojo encendido ¡ªel ¨²nico detalle llamativo en una persona que se caracteriza por su sobriedad casi asc¨¦tica¡ª, Isidoro Valc¨¢rcel Medina (Murcia, 1937) contempla casi con incredulidad la instalaci¨®n con la que presenta su nuevo trabajo. Le ha llevado cerca de tres a?os de una disciplina estoica escribir cada una de las seis mil p¨¢ginas de Ilimit, un proyecto editado ahora en nueve tomos de lujo por Ivory Press. Los vol¨²menes se exhibieron para su presentaci¨®n sobre unas mesas, protegidos bajo urnas, a su alrededor unas modestas sillas con los papeles descuidadamente apilados que le sirvieron de borrador para este trabajo, con sus anotaciones en bol¨ªgrafo, correcciones, l¨ªneas iluminadas con rotuladores de color, sobres de pl¨¢stico y p¨®sit. La nueva obra de Isidoro Valc¨¢rcel Medina tiene esas dos caras. ¡°Ha sido un trabajo muy extenso y laborioso, aunque parezca muy simple. Y gratuito¡¡±, afirma con una risa peque?a.
Artista conceptual, premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas en 2007, singular, coherente, insobornable, Valc¨¢rcel Medina ha ideado otra mefistof¨¦lica estrategia para sacudir al espectador. Para intrigarlo. Para ¨¦l siempre ha sido m¨¢s importante el proceso que el resultado final y en esta ocasi¨®n no es distinto. ¡°Una prueba de eso es que en esta exposici¨®n la mitad est¨¢ dedicada al proceso, a la elaboraci¨®n. Es una cantidad de papel enorme que est¨¢ puesta ah¨ª porque tiene un valor muy grande. El objeto final es lo que se presenta, pero yo tambi¨¦n quiero que se vea lo otro¡±.
Expliquemos ¡°lo uno¡± y ¡°lo otro¡±: el ¨²nico texto que tiene cada p¨¢gina consiste en el n¨²mero ordinal que le corresponde en algunas de las 57 lenguas distintas elegidas para este trabajo. Es decir, la p¨¢gina cuatrocent¨¦sima nonag¨¦sima sexta es, ciertamente, la 496. Y esa palabra se repetir¨¢ en mongol, ruso, hind¨², let¨®n, ¨¢rabe, kananda, dan¨¦s, b¨²lgaro, azer¨ª, gallego, tailand¨¦s, telugu, malt¨¦s, gujarati, euskera, malayo, eslovaco, esperanto, ucraniano, h¨²ngaro o marathi, entre otras. Una escritura en apariencia tediosa y sin sentido, que el artista ha sabido disfrutar. ¡°Durante ese proceso surgen cosas que no hab¨ªas pensado en absoluto y te tropiezas con ellas precisamente porque est¨¢s prestando mucha atenci¨®n al proceso. Hay una sorpresa imprevista pero garantizada y eso es hasta divertido¡±, comenta el artista. ¡°El trabajo de la correctora ha sido inmenso y yo dir¨ªa que hasta inalcanzable, pero tambi¨¦n est¨¢ el tip¨®grafo, los impresores, el encuadernador; todo ha sido muy laborioso aunque el resultado final sea tan simple¡±.
Es un equilibrio entre la lengua y los n¨²meros. Valc¨¢rcel Medina responde r¨¢pido sobre su preferencia: ¡°Los n¨²meros, sin duda. Las lenguas me preocupan poco. Me preocupa solo mi lengua¡±, enfatiza. ¡°Cada uno podr¨¢ leer este libro a su manera, pero la numeraci¨®n es de todos¡±, dice. La enumeraci¨®n est¨¢ en la base del desarrollo de las sociedades. ¡°Hay civilizaciones que ten¨ªan limitada la contabilidad sencillamente porque su grado de desarrollo no llegaba a m¨¢s. Hay una cultura africana que conoce uno, dos y a partir de all¨ª dice simplemente muchos. Eso es precioso, ?no? Y entre los escogidos hay un par de idiomas que no tienen una numeraci¨®n muy amplia. Cuando pasa de un n¨²mero peque?o que ya no les sirve, despu¨¦s ya no lo denominan. En esos casos hemos puesto simplemente el n¨²mero. Por ejemplo, 3923 y un signo que tienen para lo que sigue en adelante¡±.
Formado como arquitecto y tambi¨¦n en bellas artes, Valc¨¢rcel Medina ha preferido vivir siempre de las reformas en edificios y viviendas, no del arte. Pesan m¨¢s las ciencias. ¡°Para m¨ª las medidas o los n¨²meros son como el tiempo, ineludibles. Eso lo respetamos por necesidad. La denominaci¨®n de los objetos es m¨¢s prescindible. Este libro son seis mil p¨¢ginas, le des las vueltas que quieras. ?Manifestarlo es una perogrullada? Pues bienvenida sea la perogrullada. Yo lo que quer¨ªa es decir lo que est¨¢s viendo¡±. Minutos despu¨¦s matiza: ¡°Yo no soy de letras, pero lo que m¨¢s me gustan son las letras¡±.
Sus trabajos se?alan con frecuencia lo obvio, lo evidente. Pero al hacerlo consigue una peque?a transformaci¨®n de la idea, de la mirada. Una definici¨®n o una descripci¨®n, como la de un diccionario, puede ser precisa pero ¨¢rida. ¡°Una met¨¢fora aporta un conocimiento nuevo. El campo de la creatividad no est¨¢ delimitado en ciencias y letras. Un carpintero para hacer una mesa tiene que saber de ciencias y de letras. Este libro tiene millones de letras que se refieren a n¨²meros¡±.
Por un lado, Valc¨¢rcel no es muy amigo de retrospectivas, de reconstrucci¨®n de sus obras o acciones, de mirar hacia atr¨¢s en su trabajo. Por otro, lo que le fascinan son los archivos. ¡°?Qu¨¦ no es archivo?¡±, exclama. ¡°Lo que me molesta es el culto al archivo en exclusiva. Me fastidia que se transmita la idea de que se puede ser solo archivo. Detesto el fetichismo del archivo. Si se piensa en todo lo que ha ocurrido en el devenir del hombre respecto a determinado aspecto, eso s¨ª me interesa much¨ªsimo. Si es el culto a esa recopilaci¨®n, no¡±.
¡°Lo que yo quiero transmitir es que una habitaci¨®n llena de papeles con contenido sobre un tema que yo desconozco y que me lanzo sobre ellos como un desesperado para investigarlos, deja de importarme como archivo. Me interesa como conocimiento. Si hago un trabajo con ¨¦l y me dicen, p¨¢salo a limpio. Pues eso no me atrae. Me parece una p¨¦rdida de tiempo. Si como consecuencia de eso sale una obra ¨²nica, inmediatamente yo digo que no. Esta obra es gracias al proceso anterior. ?Qu¨¦ es lo que hace el mundo del arte? Solo te presenta el fruto masticado para que entre en el circuito. Y yo detesto eso profundamente¡±.
Valc¨¢rcel Medina es como un detective del arte, le interesa esclarecer un caso. No el juicio o la condena. ¡°Me importa reducir al m¨¢ximo la materialidad. Que puede ser oral, por ejemplo. Un discurso demasiado prolongado puede ser insoportable para m¨ª. Sin embargo, si consigo comprimirlo lo suficiente s¨ª me vale. La gratuidad de la expresi¨®n, que en el arte se da mucho¡±, subraya.
El discurso se ha convertido en una parte del objeto en el arte conceptual. ¡°Cuando hablas con un artista e inmediatamente empieza a contarte su obra, es un agobio. Prefiero llegar y enfrentarme directamente con ella yo mismo. Hay mucha futilidad, muchas cosas superpuestas. Y, qu¨¦ duda cabe, la cr¨ªtica ha contribuido mucho a esa situaci¨®n. Tambi¨¦n el mercado del arte que se vanagloria de lo secundario¡±.
En el origen del arte conceptual se tend¨ªa al no-objetualismo, a lo ef¨ªmero, a lo inasible, precisamente para escapar al mercado del arte. Valc¨¢rcel Medina ha preferido no guardar documentaci¨®n de sus trabajos, acciones o exposiciones. ?Se ha convertido el conceptualismo en aquello que denunciaba? ¡°El arte conceptual empez¨® de forma muy idealista, como muchos movimientos. La preponderancia de la idea sobre el objeto. Llega un momento en que se quiere expresar solo la idea y de eso se ha abusado y se sigue abusando, como todo aquello que cae en manos generalistas. Es decir, que se pone de moda. ?En qu¨¦ momento est¨¢ ahora? Ahora hay una degradaci¨®n bestial del conceptualismo, pero a la vez hay obras conceptuales grandiosas. No soy ni pesimista ni optimista. Creo que podemos seguir expres¨¢ndonos, transmitiendo ideas desprovistas de su materialidad, aunque la tengan. O mejor dicho, que la materialidad transmita ideas pero tambi¨¦n creo que eso est¨¢ en decadencia absoluta. ?Es que no puede haber un pintor ahora? Claro que s¨ª, pero tiene que estar tan por encima de la tradici¨®n pict¨®rica, tanto que no somos capaces de imaginarlo. Estamos a la espera del pintor de nuestro tiempo. Lo mismo con el conceptualismo. Esperemos y agarr¨¦monos a los pocos casos salvables¡±.
Particip¨® en los hist¨®ricos Encuentros de Pamplona, en 1972. Entre sus trabajos y acciones anteriores figuran la serie de proyectos ut¨®picos Arquitectura prematura (entre ellas Museo de la ruina, C¨¢rcel del pueblo, La torre suicida, La casa del paro) o Motores (1973) que es el registro sonoro de un motor de coche durante un largo trayecto. Su nuevo trabajo, Ilimit, es un libro-objeto. Algo que encaja muy bien con obras anteriores como El libro transparente (1970), 2.000 historias de cosas sucedidas (2001) y Topolog¨ªa hermen¨¦utica o bien hermen¨¦utica topol¨®gica (2005).
¡°Ilimit es una palabra que no existe, aunque lo parece¡±, explica. ¡°Tiene esa pretensi¨®n ling¨¹¨ªstica. Parto de la idea de que en nuestro idioma hay poqu¨ªsimas palabras terminadas en it. Yo no he encontrado m¨¢s que seis: super¨¢vit, d¨¦ficit, bit, zenit, acc¨¦sit e ¨ªncipit ¡ªlo que se dice de las primeras palabras de los libros cl¨¢sicos¡ª. ?ncipit es el principio, ilimit es el final. Y adem¨¢s no existe. Es una preocupaci¨®n por la lengua que permanece oculta bajo los n¨²meros¡±, dice. ¡°Para m¨ª los libros son la ra¨ªz, una ra¨ªz que crece. Por eso me interesaba hacer un objeto contundente. Decir, todav¨ªa¡ un libro. Me interesaba esa magnitud objetual teniendo, como he tenido, la preocupaci¨®n porque el objeto no primara. Y adem¨¢s decir: te lees este libro y no aprendes nada. Esa iron¨ªa me gusta much¨ªsimo¡±.
Una inutilidad de doble filo. ¡°Como contenido, es prescindible. Como objeto tambi¨¦n. Entonces ?para qu¨¦? Se ha hecho precisamente para tener esta reflexi¨®n. Y tenemos la esperanza de que transmita algo¡±, dice sonriendo. ¡°Luego hay otro factor m¨¢s, la belleza. Hay gente que lo ha visto y se ha quedado entusiasmada por el grafismo, las comparaciones de los caracteres en los idiomas. Algo casual porque yo los he elegido por azar. Pero el fruto de la autenticidad es bonito siempre, ?no? Me gustar¨ªa que eso que est¨¢ en las sillas ¡ªque a m¨ª me parece lo m¨¢s pl¨¢stico del mundo¡ª pudiera meterse dentro de cada tomo de estos. Es su terreno de pruebas, su borrador. En fin, cuando algo es aut¨¦ntico ¡ªy estos n¨²meros lo son¡ª es bello a continuaci¨®n, como derivado inevitable¡±. Un instante de silencio y concluye: ¡°Me ha transmitido la verdad y adem¨¢s es bello¡±.
Isidoro Valc¨¢rcel Medina. Ilimit. Galer¨ªa Ivory Press. Espacio Libros de Artista. Comandante Zorita, 48. Madrid.
Babelia
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