De croquetas y melocotones
'Extraterrestre' es el segundo largometraje del director Nacho Vigalondo Parece una colecci¨®n de sketches, la sensaci¨®n de corto alargado siempre est¨¢ presente

En una secuencia aparentemente intrascendente, pero en realidad clave, de La piel que habito, justo cuando la tensi¨®n nerviosa est¨¢ en ascenso, el personaje de Antonio Banderas entra en la cocina de su mansi¨®n y espeta al de Marisa Paredes: ¡°?Huele a croquetas!¡±. Esa radical ruptura de los c¨®digos del cine de g¨¦nero, esa introducci¨®n de la comedia, entre el costumbrismo y el absurdo, esa irrupci¨®n antinatural de la cotidianeidad dentro de una situaci¨®n ins¨®lita y de un relato particularmente improbable, podr¨ªa ser la mejor muestra de la capacidad de riesgo de Almod¨®var. Tambi¨¦n el mejor ejemplo de c¨®mo la pel¨ªcula se ven¨ªa abajo, porque a veces arriesgarse significa eso, caerse del alambre, y en muchos espectadores sonaba la sirena de alarma mental.
Con Extraterrestre, segundo largo de Nacho Vigalondo tras la sobrevalorada (en ciertos c¨ªrculos) Los cronocr¨ªmenes, el director c¨¢ntabro experimenta la f¨®rmula de aquella secuencia de La piel que habito¡ durante toda la pel¨ªcula.
EXTRATERRESTRE
Direcci¨®n: Nacho Vigalondo.
Int¨¦rpretes: Juli¨¢n Villagr¨¢n, Michelle Jenner, Carlos Areces, Ra¨²l Cimas, Miguel Noguera.
G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2011.
Duraci¨®n: 95 minutos.
Relato de aislamiento de un grupo reducido de personas frente a un ataque alien¨ªgena, Extraterrestre es un canto al cine de ciencia ficci¨®n de serie B al tiempo que una brutal fractura de sus se?as de identidad mediante la introducci¨®n de elementos c¨®micos de andar por casa. Como las croquetas de Almod¨®var, pero con un tarro de melocotones en alm¨ªbar. Literal. Aunque, bien pensado, quiz¨¢ sea m¨¢s al rev¨¦s: una comedia absurda que aprovecha las esencias del cine de g¨¦nero para pervertirlas y sacar provecho a partir del conocimiento del espectador al que va dirigida. Es decir, puro metalenguaje, un territorio en el que podr¨ªa entrar el ataque vecinal con la m¨¢quina de pelotas de tenis, secuencia cercana al surrealismo, que remite tanto al desenlace de Sopa de ganso, de los hermanos Marx, como a la burguesa guerra de tr¨¢fico de Weekend, de Godard.
Claro que todo esto tan te¨®rico en realidad luego hay que llevarlo a la pr¨¢ctica, o sea, a la jarana y al entretenimiento. Y aunque la idea, en principio, sea estupenda, el desarrollo, en cambio, es decepcionante. La pel¨ªcula parece m¨¢s una colecci¨®n de sketches que un relato trabajado, la sensaci¨®n de cortometraje alargado siempre est¨¢ presente, le falta ritmo y le sobran reiteraciones, y la fealdad visual que ya presid¨ªa Los cronocr¨ªmenes se mantiene en una producci¨®n que intenta explotar sus limitaciones presupuestarias pero que apenas transmite sensaci¨®n de ingenio m¨¢s all¨¢ de su idea inicial. Vigalondo sigue sin acercarse a su extraordinario corto 7:35 de la ma?ana, aquel s¨ª, genial mancillamiento del cine musical a partir de la comedia negra. De modo que uno acaba acord¨¢ndose de El ataque de los robots de Nebulosa-5 (Chema G. Ibarra, 2005), premiad¨ªsima aportaci¨®n del corto patrio a la ruptura de los c¨®digos de la ciencia ficci¨®n a trav¨¦s del absurdo, con altura c¨®mica y verdadera complejidad, que quiz¨¢ demuestre que ah¨ª, en el terreno del corto (o del sketch), es donde se agota la eficacia de este tipo de planteamientos.
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