Nostalgia de un tiempo apartado
Olga Merino novela en 'Perros que ladran en el s¨®tano' la vida de un homosexual nacido en Marruecos
Una ¨¦poca con tanta carga hist¨®rica pero tan poco novelada como la del protectorado de Espa?a en Marruecos vertebra la tercera novela de la periodista y escritora Olga Merino (Barcelona, 1965), Perros que ladran en el s¨®tano (Alfaguara). Merino, que anda estos d¨ªas en la presentaci¨®n de su libro en varias ciudades, dice que escogi¨® ese escenario para su obra porque ¡°est¨¢ muy poco explotado en las letras espa?olas¡±. ¡°Algo m¨¢s en lo que se refiere a las guerras pero casi nada de la vida cotidiana de entonces. Frente a los ingleses y franceses, que s¨ª han escrito sobre sus colonias y est¨¢n orgullosos de ese pasado, nosotros parece que tenemos una falta de autoestima y hemos querido apartar ese periodo de nuestra historia, como si molestara¡±. Un hecho que explica Merino porque es una etapa que ¡°remite a los militares africanistas, a los que luego protagonizaron el alzamiento y la Guerra Civil¡±.
En ese territorio seco y pobre del norte marroqu¨ª, en Tet¨²an, planta Merino a la familia Rodiles, que regenta un taller de zapater¨ªa y ortopedia en el que se fabrican alpargatas para el ej¨¦rcito y se moldean piernas postizas, un mundo de telas, herramientas y olores descrito con exquisita precisi¨®n por la escritora. ¡°Esa familia y su taller es una met¨¢fora de aquel proyecto colonial espa?ol, que fue postizo, falso, de un territorio en el que no hab¨ªa ni carreteras¡±, se?ala la autora por tel¨¦fono.
A esa familia pertenece el protagonista del libro, Anselmo, que recuerda los a?os vividos en Tetu¨¢n antes de la independencia marroqu¨ª en 1956. Adem¨¢s del desarraigo de los que, como los Rodiles, tuvieron que marcharse de aquel lugar, Anselmo sufre el propio, el de un homosexual que prueba suerte como bailar¨ªn. Al principio se trata de un mundo hedonista y en el que gana dinero. ¡°Aquellos artistas eran jornaleros del flamenco, en tablaos alentados por el franquismo, eximidos de algunos impuestos y en los que la censura se vadeaba algo por las noches¡±.
¡°Mala cabeza¡±
Sin embargo, ¡°la mala cabeza¡± del protagonista le aboca a tener que malvivir en una compa?¨ªa de variedades de mala muerte que arrastra, pueblo a pueblo, su decadencia en las postrimer¨ªas del franquismo. ¡°En esa segunda parte de la novela he intentado contar a trav¨¦s de esa troupe, con personajes de distintas procedencias, aquella Espa?a desnortada que intentaba echar a andar, coincidiendo con la muerte de Franco¡±, a?ade Merino.
En Perros que ladran en el s¨®tano, se nos cuenta c¨®mo durante el franquismo a los homosexuales se les empujaba a ¡°tener relaciones s¨®rdidas, furtivas, a vivir en un submundo¡±. ¡°Una etapa ¨Crecuerda Merino- en la que se dec¨ªa aquello de ¡®antes prefiero ver a mi hijo muerto que maric¨®n¡¯ y en la que se les aplicaba electroshocks para curarles¡±. Anselmo Rodiles tiene que ocultar sus verdaderos deseos, son esos perros que ladran en el s¨®tano y a los que se refiere el t¨ªtulo del libro.
Para esta tercera novela ¨Clas anteriores son Cenizas rojas, de 1999 y Espuelas de papel (2004)- la escritora, que fue corresponsal de El Peri¨®dico de Catalunya en Londres y Mosc¨², viaj¨® a Marruecos para documentarse sobre c¨®mo era el d¨ªa a d¨ªa de los espa?oles que vivieron en el protectorado. Asimismo, le ayud¨® mucho una asociaci¨®n de antiguos residentes en el pa¨ªs magreb¨ª, quiz¨¢s por ello el relato est¨¢ te?ido de cierta nostalgia. ¡°Estas personas me contaron que los moros estaban defraudados con Franco, al que hab¨ªan ayudado en la Guerra Civil pero luego les abandon¨®. Mientras que los espa?oles de Tetu¨¢n, Larache, Alcazarquivir¡ tuvieron una posguerra menos dura que la de la Pen¨ªnsula. Adem¨¢s, estaba T¨¢nger, donde hab¨ªa contrabando y se pod¨ªa encontrar de todo. Al final, con la independencia de Marruecos, estas personas sufrieron una di¨¢spora¡±.
A pesar del tono de derrota que transita el libro y de las duras circunstancias personales ¨Cmuerte de seres queridos y una enfermedad rara- que padeci¨® Merino durante la gestaci¨®n de la novela y que impregnan la obra, la escritora no cree que todo sea negro en Perros que ladran en el s¨®tano. ¡°Anselmo no es un ser autocompasivo, ¨¦l quer¨ªa ser artista y cumple ese deseo. Es cierto que es un libro de perdedores, pero son perdedores que tienen dignidad y coraje¡±. En cuanto a la imposibilidad de lograr una relaci¨®n duradera con la persona querida, Merino est¨¢ de acuerdo en que a los seres de su novela ¡°les dura poco el amor, pero no se enga?an a s¨ª mismos, saben lo que hay¡±. De ese hilo, ¡°el de la dificultad para conseguir el amor y mantenerlo con esta vida que llevamos¡±, tirar¨¢ la autora en su pr¨®xima novela.
Un mapa literario del protectorado y la homosexualidad
Olga Merino se ha embarcado con Perros que ladran en el s¨®tano en una parte de la historia espa?ola apenas narrada, la del protectorado en Marruecos (1912-1956). "Espa?a lleg¨® tarde al reparto colonial y le correspondi¨® una zona muy pobre". Adem¨¢s, Merino cuenta en su libro la vida de un homosexual en la Espa?a de Franco. Para hacerse con un mapa literario de ambos temas, la autora menciona las siguientes lecturas:
Sobre la vida de los homosexuales: las biograf¨ªas de escritores como John Cheever y Thomas Mann. Retrato de un artista, de Jaime Gil de Biedma, y Contra natura, de ?lvaro Pombo.
Los militares en el protectorado: Im¨¢n, de Ram¨®n J. Sender, y La forja de un rebelde, de Arturo Barea.
La vida cotidiana en la antigua colonia: la obra de Juan Goytisolo; El pan desnudo, de Mohammed Chukri; La vida perra de Juanita Narboni, de ?ngel V¨¢zquez, y El tiempo entre costuras, de Mar¨ªa Due?as.
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