Hay que escuchar al h¨¦roe
"Los di¨¢logos tienen esa sequedad ir¨®nica de las mejores respuestas y observaciones psicol¨®gicas de un Chandler".
Escrib¨ªa Juan Villoro en su libro de ensayo Efectos personales que una de las caracter¨ªsticas de casi todas las novelas de Carlos Fuentes es que ¡°son m¨¢quinas de discutir el mundo y de discutirse a s¨ª mismas¡±. Y agregaba que sus ¡°argumentos se desvanecen en favor de tiempos cruzados¡ adivinaciones del origen¡±. Esta afirmaci¨®n bien podr¨ªa avalar la estructura formal y el empe?o ¨¦tico e ideol¨®gico de su novela El testigo, con la que Juan Villoro gan¨® el Premio Herralde de Novela de 2004. Pero en Arrecife, su nueva novela, las cosas son distintas. El proceso argumental acorta su radio de acci¨®n. Y la escritura se hace mediadora entre la historia que se cuenta y el efecto emocional que quiere (y logra plenamente) obtener en el lector, probablemente m¨¢s austeramente que en El testigo. Si en ¨¦sta la voz omnisciente jugaba con una variada gama de registros, en Arrecife prima la intimidad confesional de un narrador a la b¨²squeda de un lugar en el mundo. ?nicamente las familiariza una intriga vagamente policiaca.
Arrecife
Juan Villoro.
Anagrama.
Barcelona, 2012
240 p¨¢ginas. 17,90 euros
La acci¨®n de la novela de Juan Villoro pasa en nuestros d¨ªas, en un territorio acotado en el Caribe, un arrecife de coral. All¨ª se construye un resort llamado La Pir¨¢mide para turistas en busca de riesgos tan planificados como controlados. Son due?os de la idea y due?os del complejo tur¨ªstico los componentes de un exgrupo de rock. Manejan la m¨¢quina de peripecias esenciales de la novela Mario M¨¹ller y Tony G¨®ngora, el narrador. Los circundan otros personajes que apuntalan el edificio existencial y sentimental de la historia. G¨®ngora tiene un pasado que ha olvidado a fuerza de drogas y que s¨®lo conoce Mario, que es quien debe record¨¢rselo d¨ªa a d¨ªa. G¨®ngora vive entre un presente absoluto y un futuro que tambi¨¦n Mario ayudar¨¢ a trazarle. Una frase de Malcolm Lowry como ep¨ªgrafe de la novela nos ayuda a identificar los par¨¢metros sustantivos en los que se apoya: un sentimiento de desarraigo, una necesidad de redenci¨®n, una oportunidad para la piedad. La cr¨ªtica o denuncia social apenas se perfilan esta vez. Importa m¨¢s el itinerario introspectivo de los protagonistas. Importan m¨¢s las biograf¨ªas personales y su modo de influir en los que comparten el mismo territorio barrido por la incertidumbre, la opresiva sospecha y el ritual de la tristeza.
En el per¨ªmetro de La Pir¨¢mide ocurre todo como si se tratara de una realidad absurda. Incluso a veces fant¨¢stica. Esas atm¨®sferas ominosas que tanto nos recuerdan por momentos a las ficciones apocal¨ªpticas o fantasmag¨®ricas de Ballard. Los di¨¢logos tienen esa sequedad ir¨®nica de las mejores respuestas y observaciones psicol¨®gicas de un Chandler. Arrecife es una novela perfecta a la hora de sincronizar el desd¨¦n por la vida que se inflige el narrador y el esfuerzo casi tit¨¢nico, ag¨®nico, de un moribundo Mario, el amigo capital, por indicarle la ruta de su salvaci¨®n definitiva. En esta magn¨ªfica novela de Juan Villoro no hay tiempos muertos. Las cosas se suceden con la calculada y fluida lentitud del que narra para saber qui¨¦n es y hacia d¨®nde enfila su vida. Villoro no es menos sabio como novelista a la hora de transmitirnos la idea del espacio de su relato. Un fragmento de suelo marino que mira a M¨¦xico, el lugar ideal de la autodestrucci¨®n o de la autoconmiseraci¨®n, pero donde tambi¨¦n se puede ser feliz a ratos, como confiesa un ¡°gringo¡±. Respecto al tono policiaco de la novela no tiene nada que ver con el g¨¦nero. La intriga que recorre el libro, incluso ese jefe de seguridad (que recuerda al polic¨ªa Ogarro de El testigo), son an¨¦cdotas en un planteamiento que apunta en menor medida a un entramado de orden casi metaf¨ªsico: la metaf¨ªsica de la decadencia moral y el miedo. Por encima de todo ello, Tony G¨®ngora es el h¨¦roe escindido de nuestros d¨ªas que debemos escuchar. Su narraci¨®n es la de una dolorosa vigilia y los sue?os probables.
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