Irlanda: la tierra con mejores escritores por metro cuadrado
Con la edici¨®n, por primera vez, de 'Deseo', de O'Flaherty, repasamos las grandes obras de Irlanda ?Qu¨¦ misterio hace que una isla medio despoblada en el conf¨ªn de Europa posea la m¨¢s alta concentraci¨®n de escritores de talento del mundo?
?Qu¨¦ misterio hace que una isla medio despoblada en el conf¨ªn de Europa posea la m¨¢s alta concentraci¨®n de escritores de talento del mundo? Quiz¨¢s parte de la respuesta resida en su car¨¢cter insular: esto ser¨ªa comprobable tambi¨¦n en Islandia (en la que, por cierto, se asentaron monjes irlandeses antes de la llegada de los escandinavos) o en Cuba. Pero hay otros ingredientes que intervienen en la f¨®rmula magistral de su literatura ¨²nica.
Para empezar, Irlanda merecer¨ªa respeto aunque solo fuera por haber tenido un alfabeto propio (el ogham, usado en inscripciones) y por sus canas, m¨¢s venerables que Beda: la tradici¨®n abarca de manera ininterrumpida ya diecis¨¦is siglos. Luis Cernuda, que lleg¨® a conocer bien la obra de Yeats pero lo ignoraba casi todo de los compatriotas de este, lleg¨® a escribir que le parec¨ªa exagerado un libro que hablaba de ¡°mil a?os de literatura irlandesa¡±. Ciertamente, el t¨ªtulo era inexacto, pero no por exceso sino por defecto: porque a su arco temporal hay que a?adir varias centurias de la rica literatura vern¨¢cula de los ciclos del Ulster y de Finn (que abordan temas y personajes de cuando alborea la era cristiana). Los relatos paganos adquirieron luego en los monjes, a partir del siglo V, una continuidad que llega a nuestros d¨ªas. En los lejanos medievales, ti?eron los grandes temas amorosos e influyeron en el romance art¨²rico.
Joyce no fue muy novedoso al recrear La Odisea. La primera adaptaci¨®n (como la de 1922, muy libre) de Homero a cualquier lengua vern¨¢cula se hizo al irland¨¦s medio (hacia 1200): en ella, Ulises hijo de Laertes muda en Uilix mac Leirtis. Y hubo tambi¨¦n injertos de la materia troyana en la literatura irlandesa antes que en ninguna otra.
Existe una interesante literatura latina irlandesa (de ra¨ªz religiosa, ya que la isla nunca fue parte del Imperio romano), pero sobre todo es de destacar la convivencia, a menudo violenta, entre la lengua ga¨¦lica y el ingl¨¦s. En la interacci¨®n de ambos idiomas habr¨¢ que ver la fertilidad del pa¨ªs.
En El Libro de las Conquistas (Akal) tenemos la prehistoria m¨ªtica de esta ¨ªnsula extra?a. Luego, el h¨¦roe C¨² Chulainn ha inspirado gestas como las recogidas en La embriaguez de los ulates (Torre Manrique) o las ensambladas por Lady Gregory en Cuchulain de Muirthemne (Par¨¦ntesis). Pocos saben que, seg¨²n la tradici¨®n, un manuscrito con esta epopeya se perdi¨® por haberse canjeado por otro de las Etimolog¨ªas del hispalense san Isidoro, muy popular en los scriptoria hib¨¦rnicos.
En el siglo XVIII descuella la s¨¢tira del de¨¢n de la catedral de San Patricio, Jonathan Swift, con Viajes de Gulliver (Pre-Textos) o Una humilde propuesta (N¨®rdica). Con confusi¨®n dalt¨®nica, el rojo de la sangre empez¨® a manar en la Isla Esmeralda con Sheridan Le Fanu, autor de Carmilla (Alianza), y Bram Stoker , de Dr¨¢cula (Mondadori). Lord Dunsany es maestro de lo fant¨¢stico, como en Cuentos de los tres hemisferios (Espuela de Plata).
El siglo XIX, el de la Hambruna, es el de la emigraci¨®n (como las abejas de algunos tratados medievales de apicultura en ga¨¦lico, muchos irlandeses marcharon a polinizar otras flores, otros pa¨ªses). Y prepara el XX, el de la gran eclosi¨®n: James Joyce escribe Ulises o Dublineses (los dos en C¨¢tedra) y Liam O¡¯Flaherty novela el bandidaje pol¨ªtico en El delator (Asteroide). Por su parte, Oscar Wilde, infinitamente traducido, ha llegado a simbolizar el ingenio y la chispa irlandeses. De Beckett, se ha publicado recientemente su primera novela, Sue?o con mujeres que ni fu ni fa (Tusquets).
Durante poco m¨¢s de 25 a?os Flann O¡¯Brien derram¨® su ingenio en columnas period¨ªsticas recogidas en La gente de corriente de Irlanda y en novelas-festines como En nadar dos p¨¢jaros, La boca pobre o El tercer polic¨ªa (todas en N¨®rdica).
Francis McCourt radiograf¨ªa la miseria y el alcohol en Las cenizas de ?ngela (Maeva). Jamie O¡¯Neill retrat¨® el despertar doblemente liberador (en lo sexual y en lo pol¨ªtico) en una novela extraordinaria, Nadan dos chicos (Pre-Textos). Colm T¨®ib¨ªn es autor de recientes novelas estupendas, pero me gustar¨ªa destacar El sur (Emec¨¦), que se desarrolla en Barcelona. Seamus Deane? indaga en el remordimiento (esa veta tan honda en un pa¨ªs cat¨®lico) en su hermosa Leer a oscuras (Mondadori). Elizabeth Bowen brilla en la memoria de una infancia dublinesa en Siete inviernos (Pre-Textos). Y John Banville pasa por ser hoy el mejor estilista de la prosa en ingl¨¦s.
En cuanto al g¨¦nero dram¨¢tico, el renacimiento literario irland¨¦s es inseparable del Abbey Theatre o del Gate, cuyos escenarios han visto estrenos memorables.
Veo que me he dejado llevar por el gusto irland¨¦s de contar una buena historia. Me pod¨ªa haber ahorrado los p¨¢rrafos anteriores si hubiera ido directamente al grano: para saber y saborear lo que de peculiar tiene la literatura de Irlanda, nada como leer Deseo, el volumen de cuentos que Liam O¡¯Flaherty escribi¨® en ga¨¦lico: ah¨ª se halla el paisaje, la naturaleza, el desamparo del ser humano ante fuerzas que lo sobrepasan (las tel¨²ricas y las de un firmamento hostil), m¨¢s el humor, la delicadeza, la animosa melancol¨ªa; en realidad, todo el espectro de las m¨²sicas de la isla, que oscilan del aire lento m¨¢s desolador a la melod¨ªa de baile, jovial, deliciosa. Uno de los cuentos de ese volumen se titula ¡°La Laguna Encantada¡± (¡°Uisce faoi dhra¨ªocht¡±, que tambi¨¦n significa ¡°agua hechizada¡±, que es la que mana de la literatura irlandesa). En esta circunnavegaci¨®n por la isla hemos vuelto al lugar de donde partimos: la magia.
Tierra de santos y poetas
Por ese apodo se conoce secularmente a Irlanda, y Joyce titul¨® as¨ª un ensayo sobre su pa¨ªs. Desde los fili y los bardos de anta?o, los poetas ocupan un lugar prominente en la isla, hasta el punto de que el actual presidente, Michael D. Higgins, es tambi¨¦n autor de algunos poemarios. Otrora, pod¨ªan matar con sus s¨¢tiras, y alababan a sus se?ores, adem¨¢s de embellecer con el verso la ¨¦pica (transmitida oralmente en prosa y luego consignada en c¨®dices).
La poes¨ªa m¨¢s antigua en ga¨¦lico la recog¨ª hace a?os en Antiguos poemas irlandeses (Gredos). La escrita en ingl¨¦s es numerosa y de gran calidad, y no est¨¢ mal representada entre nosotros. Dos de los cuatro premios Nobel irlandeses son poetas: W. B. Yeats, cuya Poes¨ªa reunida (Pre-Textos), maravillosa, atrajo a J.R.J., y Seamus Heaney (con varias obras publicadas en Visor).
Otros grandes nombres son Patrick Kavanagh, con La hambruna y otros poemas (Pre-Textos), y Paul Muldoon, con Indecisiones (Visor). La poes¨ªa femenina (que pasa por un excelente momento) ha sido antologada en Irlandesas. 14 poetas contempor¨¢neas.
Recordando su pasado, Irlanda instituy¨® en 1981 la Aosd¨¢na, una suerte de academia de creadores, que integra a literatos y tambi¨¦n a otros artistas.
* Antonio Rivero Taravillo es traductor del libro de cuentos Deseo (N¨®rdica Libros), de Liam O'Flaherty.
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