Los eclipsados (y eclipsadas) del ¡®boom¡¯ salen a la luz
Los lectores descubren a escritores y autores latinoamericanos del siglo XX
La fotograf¨ªa de la tapa muestra a un jovenc¨ªsimo Octavio Paz y a una bella chica, de ojos grandes, de apenas 17 a?os. La pareja est¨¢ en Madrid, la fecha es 1937. La obra narra con gracia y sensibilidad la efervescencia de la Espa?a republicana que se defend¨ªa de las tropas de Franco con una particular mezcla entre idealismo adolescente y gran talento literario. El libro se llama Memorias de Espa?a, 1937 (Siglo XXI, 2000) y la firma pertenece a esa bella chica, de ojos grandes y de apenas 17 a?os. Ella es Elena Garro (M¨¦xico, 1920-1998), la primera mujer de Octavio Paz y una de las principales escritoras ¡ªinjustamente desconocida¡ª del siglo XX latinoamericano.
La historia de Garro (apasionante, tr¨¢gica y merecedora de r¨ªos de tinta aparte) sirve para ilustrar los nombres de los escritores eclipsados por las grandes estrellas del boom literario en Am¨¦rica Latina. En particular, de las mujeres. La brasile?a de origen ucraniano, Clarice Lispector, es uno de los principales ejemplos de las mujeres que debieron haber formado las filas del ¡®boom¡¯ pero que quedaron fuera por el machismo. La narradora, creadora de un mundo sutil e inquietante, describi¨® con certeza la complejidad del universo femenino de la ¨¦poca, particularmente en Lazos de Familia (Montesinos, 1988), una colecci¨®n de relatos sobre los gritos ahogados de las mujeres en crisis. Como cuenta el peruano Ivan Thays en su blog Vano Oficio ¡°el ¡®boom¡¯ era un club que no aceptaba mujeres¡±. Las que formaban parte del exclusivo club eran agentes literarias, estudiantes, secretarias, groupies o esposas. En algunos casos, como el de Garro, el divorcio de Paz en 1959 le cost¨® su carrera y la orill¨® al exilio. Lispector, una escritora descubierta hasta hace unos pocos a?os en el mundo hispanohablante, ¡°puede ser muy pronto m¨¢s conocida que algunas de las estrellas m¨¢s rutilantes del ¡®boom¡¯¡±, seg¨²n afirm¨® el lunes el escritor boliviano Edmundo Paz Sold¨¢n en un encuentro en Casa de Am¨¦rica, de Madrid.
En las mesas de las librer¨ªas se agolpan, poco a poco, t¨ªtulos de autores que reci¨¦n han sido descubiertos m¨¢s all¨¢ de sus fronteras. La revoluci¨®n en el jard¨ªn (Reino de Redonda, 2008) es una recopilaci¨®n de los mejores textos del escritor mexicano Jorge Ibarg¨¹engoitia (Guanajuato, 1928 ¨C Madrid, 1983), elaborada con meticulosidad por el autor y ensayista Juan Villoro. La cuidadosa edici¨®n del t¨ªtulo re¨²ne algunas de las mejores perlas de uno de los escritores que asumi¨®, en cierta medida, una suerte de enfant terrible de las letras mexicanas, siempre dispuesto a desmontar sus t¨®tems m¨¢s sagrados. El t¨ªtulo del libro, La revoluci¨®n en el jard¨ªn, corresponde a un viaje que el escritor hizo a La Habana en 1964. Ibarg¨¹engoitia hace un retrato despiadado, lleno de humor y sarcasmo, sobre el r¨¦gimen de Fidel Castro en una ¨¦poca en la que el l¨ªder cubano era un referente para los intelectuales de izquierda de Am¨¦rica Latina. Una de sus novelas, Los rel¨¢mpagos de agosto (Joaqu¨ªn Mortiz, 2007), caus¨® un terremoto entre las ¨¦lites literarias cuando fue publicada por primera vez en 1965. La trama pisaba m¨¢s de un callo del establishment mexicano: se trataba de unas memorias falsas de un general de la Revoluci¨®n Mexicana ca¨ªdo en desgracia. El libro, difundido en pleno priismo (1929-2000), contrastaba con la novela de la revoluci¨®n publicada hasta entonces. En lugar de ensalzar al caudillo, hac¨ªa un retrato ir¨®nico y mordaz de los grandes mitos mexicanos.
Tan pesada es la etiqueta del boom que m¨¢s de un escritor ha afirmado que Am¨¦rica Latina debe sacudirse los t¨®picos sobre su literatura y desterrar la idea de que la literatura latinoamericana es un mundo totalmente separado de la literatura ¡°tradicional¡±. La fotograf¨ªa de un desafiante Juan Carlos Onetti en una cama apuntando a la c¨¢mara con un rev¨®lver sirve de punto de reflexi¨®n a Rodrigo Fres¨¢n sobre el escritor uruguayo, exiliado en Madrid desde 1975 ¡ªdonde muri¨® en 1994¡ª, que sol¨ªa decir que Montevideo era ¡°un lugar muy lejos donde no puedo mentir¡±. El autor, que hab¨ªa defendido la cultura a trav¨¦s de un suplemento literario hasta que el dictador Juan Mar¨ªa Bordaberry irrumpi¨® en la historia, se inspira precisamente en una redacci¨®n en El Infierno tan temido, uno de sus cuentos m¨¢s celebradas y de las m¨¢s citadas por los nuevos lectores que, como muchos otros, parecen cada vez m¨¢s ¨¢vidos de sumergirse en las aguas editoriales en b¨²squeda de los escritores latinoamericanos que comienzan a salir a la luz, y mejor a¨²n, descubrir alguno de las decenas que a¨²n quedan por conocer.
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