Modesto manifiesto por los museos
El escritor turco Orhan Pamuk, Premio Nobel en 2006, defiende un concepto humano de museo Una instituci¨®n que hable de los individuos Contrapone esta idea a los grandes museos y sus solemnes relatos de estados y naciones
Amo los museos, y no soy el ¨²nico que encuentra que cada d¨ªa que pasa nos hacen m¨¢s felices. Me tomo los museos muy en serio, y eso a veces me conduce a pensamientos airados y en¨¦rgicos, pero no soy una persona que pueda hablar con ira de ellos. Cuando yo era ni?o en Estambul hab¨ªa muy pocos. La mayor¨ªa eran simplemente monumentos hist¨®ricos que se hab¨ªan preservado o, lo que es bastante m¨¢s raro fuera del mundo occidental, eran lugares con un aire como de oficina del gobierno. M¨¢s adelante, los peque?os museos de las callejuelas de las ciudades europeas me llevaron a darme cuenta de que los museos (igual que las novelas) tambi¨¦n pueden hablar de los individuos.
Esto no significa menospreciar la importancia del Louvre, el Metropolitan, el Palacio Topkapi, el Museo Brit¨¢nico o el Prado, todos los cuales son verdaderos tesoros de la especie humana. Pero estoy en contra de que esas preciadas instituciones monumentales se utilicen como modelos a seguir para futuros museos. Estos deber¨ªan explorar y descubrir el universo y la humanidad del hombre antiguo y moderno emergente, especialmente en naciones no occidentales cada vez m¨¢s pudientes. El objetivo de los grandes museos de financiaci¨®n estatal, en cambio, es representar al Estado.
Este objetivo ni es bueno ni es inocente.Me gustar¨ªa esbozar mis pensamientos de forma ordenada:
1. Los grandes museos nacionales como el Louvre y el Hermitage tomaron forma y se convirtieron en destinos tur¨ªsticos esenciales, acompa?ados de la apertura al p¨²blico de palacios reales e imperiales. Estas instituciones, ahora s¨ªmbolos nacionales, han presentado el relato de una naci¨®n (es decir, la Historia) como algo mucho m¨¢s importante que los relatos de los individuos. Esto es desafortunado: las historias de los individuos son mucho m¨¢s compatibles con la expresi¨®n de las profundidades de nuestra humanidad.
2. Es f¨¢cil ver que las transiciones de palacios a museos nacionales, y de las narraciones ¨¦picas a las novelas, son procesos paralelos. La ¨¦pica es como los palacios, y habla de las gestas de los viejos reyes que viv¨ªan en ellos. Los museos nacionales, por tanto, deber¨ªan ser como novelas, pero no lo son.
3. Estamos hartos de museos que intentan armar narraciones hist¨®ricas de una sociedad, comunidad, equipo, naci¨®n, pueblo, empresa o especie. Todos sabemos que las historias cotidianas y ordinarias de los individuos son m¨¢s ricas, m¨¢s humanas y mucho m¨¢s gozosas que las historias de culturas colosales.
4. Demostrar la riqueza de la historia y la cultura china, india, mexicana, iran¨ª o turca no es un problema; es necesario hacerlo, por supuesto, pero no es dif¨ªcil de hacer. El verdadero desaf¨ªo radica en utilizar los museos para contar, con la misma brillantez, profundidad y potencia, las historias de los seres humanos individuales que viven en esos pa¨ªses.
5. La medida del ¨¦xito de un museo no deber¨ªa estribar en su capacidad para representar un estado, una naci¨®n o una empresa, o una determinada historia. Donde deber¨ªa estribar es en su capacidad para revelar la humanidad de los individuos.
6. Que los museos se hagan m¨¢s peque?os, m¨¢s individualistas y m¨¢s baratos es un imperativo. Es la ¨²nica manera de que un d¨ªa puedan contar historias a escala humana. Los grandes museos, con sus amplias puertas, nos emplazan a olvidar nuestra humanidad y a abrazar el Estado con sus masas humanas. Es por esto por la que millones de personas fuera del mundo occidental tienen miedo de ir a los museos.
7. El objetivo de los museos presentes y futuros no debe ser representar al Estado, sino recrear el pasado de seres humanos singulares; los mismos seres humanos que han bregado bajo opresiones implacables durante cientos de a?os.
8. Los recursos que se destinan a museos monumentales y simb¨®licos deber¨ªan derivarse hacia otros m¨¢s peque?os que cuenten la historia de los individuos. Esos recursos deber¨ªan dedicarse tambi¨¦n a animar y a apoyar a la gente para que conviertan sus propios peque?os hogares en espacios de exhibici¨®n.
9. Si los objetos no son arrancados de ra¨ªz de sus entornos y de sus calles, sino situados con cuidado e ingenio en su propio hogar natural, ya estar¨¢n expresando sus propias historias.
10. Los edificios monumentales que dominan barrios y ciudades no sacan a relucir nuestra humanidad; al contrario: la asfixian. Es m¨¢s humano ser capaz de imaginar museos modestos que conviertan los barrios y las calles, y las casas y las tiendas de alrededor, en elementos que formen parte de la exposici¨®n.
11. El futuro de los museos est¨¢ dentro de nuestras casas.
El retrato, en realidad, es sencillo:
?pica X NovelasRepresentaci¨®n X Expresi¨®nMonumentos X HogaresHistoria X RelatosNaci¨®n X PersonaGrupos, Equipos X el IndividuoGrandes y caros X Peque?os y baratos.
Traducci¨®n: Eva Cruz.
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