Las carcajadas del escritor extranjero
El absurdo impregna cada p¨¢gina del autor serbio Svetislav Basara, que expone una realidad alucinada y pone en duda la certidumbre de cualquier enunciado en los cuentos ¡ªamargos y radiantemente burlescos¡ª reunidos en 'Peking by Night '
Peking by Night
Svetislav Basara
Traducci¨®n de Luisa Fernanda Garrido
y Tihomir Pi?telek
Min¨²scula. Barcelona, 2012
178 p¨¢ginas. 16,50 euros
Hace dos a?os la editorial Min¨²scula nos dio a conocer al serbio Svetislav Basara (Bajina Ba?ta, 1953) con la publicaci¨®n de Gu¨ªa de Mongolia, un libro, en cualquier sentido, asombroso, vivificante e inconcebible. All¨ª la realidad, o aquello a lo que nos referimos con esa palabra, se ve¨ªa constantemente recriminada, y ni el narrador (que dec¨ªa llamarse Basara) ni el lector sab¨ªan con seguridad qu¨¦ leyes reg¨ªan en una narraci¨®n que soslayaba todas las convenciones espacio-temporales; la imposici¨®n del absurdo y del delirio (con frecuencia, deliberadamente alcoh¨®licos), aliados con una f¨¦rtil imaginaci¨®n, produc¨ªan un texto de una dr¨¢stica extravagancia que incluso socavaba su propio desvar¨ªo. Un libro donde la literatura hac¨ªa de su comparecencia una denuncia contra el hartazgo de lo real. Este nuevo libro de Basara, una colecci¨®n de cuentos, se inscribe en la misma l¨ªnea, pero el autor, sin dejar de ser ¨¢cido, resulta en esta ocasi¨®n menos fren¨¦tico al dejarse aleccionar m¨¢s por las inventivas del humor que por las incongruencias del absurdo. Se trata de un libro, en comparaci¨®n, menos radical, pero s¨®lo en apariencia. El absurdo, en tanto que cualidad esparcida en nuestra condici¨®n, impregna cada p¨¢gina de Basara hasta lograr un texto que es una objeci¨®n de los fundamentos de toda creencia, incluido el cr¨¦dito que concedemos a la literatura.
Nada resulta para Basara digno de respeto si no es a trav¨¦s de su reducci¨®n a parodia, que a veces roza la caricatura. Se dir¨ªa una forma de amor que se manifiesta mediante el atropello. Esto hace que sus cuentos sean radiantemente burlescos, pero igualmente amargos. El t¨ªtulo de este libro, como Gu¨ªa de Mongolia, es desconcertante. Algo de Pek¨ªn, no obstante, albergan las p¨¢ginas de Peking by Night, pero se trata de un sonido evocador para declararse extranjero, y al extranjero Basara dedica el libro. De modo que no hay ning¨²n cuento que no sea una discordia del narrador, constituido con una mezcla de confusi¨®n y lucidez, contra alguna convenci¨®n literaria. En alg¨²n caso, como en ¡®Crimen perfecto¡¯, no s¨®lo se parodia la novela criminal, sino la fe en la cronolog¨ªa como ¡°una relaci¨®n l¨®gica en la enumeraci¨®n de los hechos¡±. En el cuento ¡®Historia de una ca¨ªda¡¯ se ridiculiza la angustia y la desesperaci¨®n, pero tambi¨¦n se hace hincapi¨¦ en la oportunidad de los signos de correcci¨®n para cambiar el sentido de una frase. El delirante argumento de ¡®El maravilloso mundo de Agatha Christie¡¯ concluye con la risa serena de la madre del narrador, que presumiblemente hab¨ªa sido secuestrada. No todos son deliberadamente program¨¢ticos, aunque no falta un cuento que es una ¡°rese?a cr¨ªtico-paranoica¡± sobre un texto anterior, ¡®Confusi¨®n de menta¡¯, que apenas era un esbozo. Sin embargo, a medida que se va avanzando en el libro se advierte que los cuentos operan m¨¢s all¨¢ de su propia estrategia de demolici¨®n y sarcasmo, hasta poner en duda la certidumbre de cualquier enunciado, especialmente aquellos en que el narrador, al reconocerse como sujeto gramatical, nos previene contra la conveniencia de que ese sujeto sea el mismo que sufre los hechos que narra. Esto se revela, con una entrometida bufonada, en ¡®Aprendizaje¡¯, donde el narrador declara que, ¡°si se puede confiar en el tiempo verbal del futuro, pisar¨¦ la calle¡±, y a trav¨¦s de un proceso de reconocimiento personal aprender¨¢ lo m¨¢s b¨¢sico, a ¡°diferenciar entre yo y ellos, entre yo y cualquier cosa¡±, hasta concluir en el aprendizaje de la duda. De modo que lo que expone la escritura de Basara es una realidad alucinada, ll¨¢mese Mongolia o Pek¨ªn, donde nunca se est¨¢, o se est¨¢ s¨®lo gramaticalmente, mero sujeto de la frase, y no obstante excluido de su significado, como un extranjero.
Peking by Night, para decirlo exaltadamente, es el libro que ning¨²n lector inteligente ¡ªese que anunciaba Vila-Matas que estaba emergiendo¡ª deber¨ªa perderse. Aqu¨ª hallar¨¢ una impugnaci¨®n y una rechifla a las condolencias de que todo acaba en una transacci¨®n comercial: ¡°No me puedo creer que sea el fin, que la recopilaci¨®n de narraciones termine en un supermercado¡±. El descre¨ªdo Basara no se deja dominar por el des¨¢nimo, al que sofoca con una amenidad pr¨®xima a la carcajada, manteniendo as¨ª viva aquella infelicidad liberadora que abrieron los t¨²neles excavados por Kafka, Proust y Beckett.
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