El Prado da a luz a un nuevo ¡®tiziano¡¯
Una versi¨®n del ¡®San Juan Bautista¡¯ del italiano se restaura en la pinacoteca La obra, propiedad del museo y que se ten¨ªa por una copia, estaba en una iglesia
La competencia es dura estos d¨ªas en el taller de restauraci¨®n del Museo del Prado, pero incluso entre deslumbrantes rafaeles, goyas y van der weydens, que reciben atenciones en distintos grados en esta suerte de Uvi del arte antiguo, brilla con discreci¨®n, apagado por siglos de olvidos, guerras y devastadores repintes, una pintura religiosa de Tiziano (1489-1576). Se trata del ¨²ltimo descubrimiento, que se sepa, efectuado por la secci¨®n cient¨ªfica del Prado, un equipo de unos 15 conservadores y una veintena de restauradores del m¨¢s alto nivel que no paran de generar expectaci¨®n con sus investigaciones: ahora un bruegel in¨¦dito y fundamental, ahora una copia de La Gioconda realizada al mismo tiempo que el original.
La imagen del tiziano, que se conserva en el secreto del taller hasta que no se termine de trabajar en ¨¦l, resulta familiar; es una versi¨®n del c¨¦lebre San Juan Bautista, que el pintor termin¨® all¨¢ por 1542 y que se conserva en la Gallerie dell'Accademia de Venecia. Pero no la ¨²nica, porque tambi¨¦n est¨¢, claro, la que se atesora en las salas capitulares del Monasterio de San Lorenzo del Escorial desde su llegada a la colecci¨®n en 1577 gracias a una donaci¨®n de Felipe II, fan declarado del pintor. La joya fue puesta a punto por Patrimonio Nacional en 1999, junto a La ¨²ltima cena.
El santo que ahora recibe las atenciones de los restauradores de la pinacoteca madrile?a proviene de lo que se conoce como Prado disperso, un conjunto de 3.100 obras que fueron saliendo con rumbo a los m¨¢s diversos puntos de Espa?a cuando la colecci¨®n creci¨® m¨¢s de la cuenta tras la anexi¨®n en 1872 de los fondos del Museo de la Trinidad. El cuadro acab¨® en una iglesia de Almer¨ªa (como consta en un inventario del Bolet¨ªn del Prado). All¨ª sobrevivi¨® a la clase de calamidades que le ten¨ªa reservado el ingrato siglo XX: del olvido a los cambios del gusto o la Guerra Civil.
En ese insospechado hogar repar¨® en ¨¦l Miguel Falomir, jefe del departamento de pintura italiana y francesa, que se halla en el proceso de la redacci¨®n de un cat¨¢logo razonado sobre Tiziano que promete para final de a?o. Es una de sus especialidades, a la que dedic¨® una exposici¨®n en 2003 que, todos coinciden en el museo, marc¨® un hito en la ambici¨®n acad¨¦mica del Prado. El conservador pens¨® que un estudio detenido podr¨ªa aportar datos interesantes. Y acert¨®.
Sobre este descubrimiento se pueden entrever pistas en un bolet¨ªn del Centro de Estudios Avanzados de las Artes Visuales de la National Gallery de Washington, donde Falomir escribi¨® en 2010: ¡°La restauraci¨®n y el an¨¢lisis t¨¦cnico de casi toda la colecci¨®n del Prado ha coincidido con la elaboraci¨®n del cat¨¢logo razonado y ha contribuido poderosamente a, por ejemplo, cambiar algunas atribuciones y fechas. Adem¨¢s, las radiograf¨ªas y las reflectograf¨ªas infrarrojas, as¨ª como el an¨¢lisis de pigmentos han proporcionado nueva informaci¨®n que arroja luz sobre el modo de trabajo de Tiziano y las variadas etapas de su trabajo creativo; la presencia de los dibujos bajo la pintura, m¨¢s abundante de lo que se cre¨ªa; los cambios constantes introducidos mientras hac¨ªa evolucionar sus composiciones y la reutilizaci¨®n de lienzos en sus ¨²ltimas d¨¦cadas. Este material t¨¦cnico es particularmente ¨²til para entender c¨®mo funciona el taller de Tiziano, especialmente en la producci¨®n de r¨¦plicas, un tema del que el Prado est¨¢ bien provisto de ejemplos¡±.
¡°Nadie sab¨ªa de la existencia¡±, reconoc¨ªa ayer desde Venecia Matteo Ceriana, director de la Gallerie dell¡¯Accademia, que ha visto la versi¨®n y no duda de que sali¨® del genial pincel, informa Tommaso Koch. ¡°Acab¨® en una iglesia en el ochocientos, en virtud de una pr¨¢ctica que tambi¨¦n era com¨²n en Italia. No es exactamente como la nuestra, ni tampoco como la del Escorial, y aun as¨ª las tres versiones est¨¢n interconectadas. San Juan Bautista no es un tema muy complejo. Y un artista como Tiziano, tan grande y que vivi¨® durante tanto tiempo, tuvo que afrontar varias veces los mismos temas. Intentaba no repetirse nunca, por lo menos trataba de reinventarse¡±.
En efecto, afirman los expertos, era pr¨¢ctica com¨²n en los grandes artistas de la ¨¦poca (y si se piensa en Damien Hirst, por ejemplo, tambi¨¦n de esta) volver sobre ciertos temas, a menudo, por los deseos de los propios compradores, que deseaban la misma experiencia que hab¨ªan tenido otros antes que ellos.
Lo que un creador de la talla del pintor veneciano, fuerte indiscutible del Prado, no pod¨ªa permitirse era una burda repetici¨®n de los logros pret¨¦ritos. Por eso, este San Juan Bautista ¡ªque comparte con las otras dos versiones las im¨¢genes del carnero y el paisaje (en este caso destaca poderoso en un conjunto que se halla en un delicado estado de conservaci¨®n)¡ª es mucho m¨¢s que una mera copia efectuada por un taller, como tambi¨¦n atestiguan los estudios que se han realizado. Esto, lejos de poner en duda la autor¨ªa de Tiziano, la refuerza.
Los detalles de esta importante restauraci¨®n se guardar¨¢n, con todo, hasta oto?o, cuando se presente el proceso en una exposici¨®n y con el aparato cient¨ªfico que hay detr¨¢s de ¨¦l al completo. Luego llegar¨¢ la publicaci¨®n del cat¨¢logo razonado, que por definici¨®n se trata de un recuento pormenorizado sobre la colecci¨®n de un artista y el trabajo de su taller, que se presenta, y este es un ejemplo de ello, como una ocasi¨®n ¨²nica para ajustar cuentas sobre el cat¨¢logo, nuevas atribuciones y otros difusos asuntos relativos a la autor¨ªa. Un concepto que, seg¨²n los ¨²ltimos avances en las investigaciones, busca trascender al mero hecho de encontrar una firma para orientarse a terrenos m¨¢s resbaladizos, pero mucho m¨¢s estimulantes, sin duda, como la calidad o el estilo.
Babelia
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