Las series web desaf¨ªan la crisis
Decenas de productos ¡®online¡¯ seducen millones de usuarios y hasta alguna cadena de televisi¨®n
Piense en qu¨¦ podr¨ªa hacer con 45 euros. Ir a cenar a un buen restaurante, asistir al concierto de alguna estrella del rock o tal vez, siempre que se mueva con antelaci¨®n y aproveche alg¨²n descuento, comprar un billete del AVE. Felipe Jim¨¦nez Luna, en cambio, los emple¨® para ¡°comida, bebida, decoraciones y alquilar alguna cosita¡±. Con la impagable colaboraci¨®n de su hogar (¡°mi casa est¨¢ grabada en todos los ¨¢ngulos posibles¡±), la olla para rodar Con pelos en la lengua ya estaba llena. Tanto le cuesta, en media, cada cap¨ªtulo de esta serie online que ya lleva dos temporadas y m¨¢s de cinco millones de visitas.
¡°Son las vivencias afectivos sexuales de tres personas que viven por y para el sexo¡±, resume su creaci¨®n Jim¨¦nez Luna. Mientras su mente conceb¨ªa esa historia, hace cuatro a?os, otras decenas de cabezas, en toda Espa?a, se dejaban seducir por una idea tan innovadora como arriesgada: rodar una serie web. El resultado es que, de Princesa Rota a Freaklances, de Crisis BCN K36 a Asqueadas, pasando por ejemplos m¨¢s conocidos como Malviviendo, el que quiera hacer zapping en Internet tiene para aburrirse.
Desde que ¡°la que est¨¢ cayendo¡± es una de las expresiones m¨¢s o¨ªdas de Espa?a, palabras como cierre y quiebra est¨¢n viviendo su gran auge. En el mismo periodo sin embargo las series web no paran de nacer. Y no por casualidad, al menos seg¨²n Fernando Corta, director de Princesa Rota, un drama por entregas sobre la prostituci¨®n infantil: ¡°Las televisiones dejaron de invertir y empezaron a cerrar los canales de distribuci¨®n. La Red te permite colgar tu producto r¨¢pidamente y acceder a mucha gente¡±.
Para hablar de los espa?oles en el paro, mucha gente ser¨ªa un eufemismo. Entre los millones de desempleados, hay tambi¨¦n directores y guionistas, lo que explica otro pilar del fen¨®meno. Antes de lanzar Malviviendo, su creador David Sainz se desvivi¨® a entregar curr¨ªculos por los que nadie se interes¨® jam¨¢s. ¡°Hay muchos profesionales con m¨¢s tiempo libre, lo que te anima a lanzar un proyecto que te guste y que tambi¨¦n te sirva de curr¨ªculo¡±, explica Julio Garma, director de la serie de animaci¨®n Freaklances.
M¨¢s all¨¢ de enriquecer el CV, Internet ofrece otra ventaja, con un sonido mejor aun: libertad. ¡°Con las televisiones siempre tienes que estar pactando. En la Red puedes inventarte lo que quieras, con el lenguaje que quieras¡±, defiende la cineasta Chus Guti¨¦rrez, que en septiembre inaugurar¨¢ un curso para aprendices directores de series web. Precisamente la posibilidad de explorar los rincones m¨¢s oscuros del diccionario es una de las patas con las que Con pelos en la lengua ha caminado hasta millones de usuarios. ¡°La serie tiene un lenguaje muy soez¡±, afirma su director, Jim¨¦nez Luna.
M¨¢s bien ¡°deslenguado¡± lo definieron en Telecinco, lo que impidi¨® un acuerdo para la emisi¨®n de la serie en las pantallas. Pero el salto a la televisi¨®n es el que muchos sue?an cuando se suben al trampol¨ªn de Internet. La mayor¨ªa cuenta que ha recibido propuestas. Pocos sin embargo han llegado hasta la firma de un contrato. S¨ª lo hizo Malviviendo, que desde el 27 de abril se emite en TNT. Aunque la cifra recibida ¡°no da para comprar un coche nuevo¡±, tal y como relata su director, David Sainz. El equipo de Princesa Rota obtuvo menos aun: nada. Fue, en palabras de Corta, "un trueque" con una cadena alicantina que emiti¨® la serie.
Sea como sea, la tele es una de las v¨ªas de una dura carrera hacia la visibilidad y, sobre todo, el dinero. ¡°Nada¡± es el estribillo que contesta a la pregunta ?cu¨¢nto cobr¨¢is? Aunque empieza a haber excepciones. ¡°Poner el logotipo de una marca o su producto dentro del cap¨ªtulo; publicitar alg¨²n patrocinador al comienzo o al final del episodio; alquilar los personajes a otras producciones¡±, enumera f¨®rmulas para el optimismo Garma. Y a?ade: ¡°Estamos camino de ser rentables¡±. En Internet. Y pese a la que est¨¢ cayendo.
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