¡°La literatura latinoamericana ya ha alcanzado la mayor¨ªa de edad¡±
El colombiano Santiago Gamboa retrata en 'Plegarias nocturnas' la violencia invisible de su pa¨ªs El autor se detiene en los ocho a?os del mandato de ?lvaro Uribe Asegura que tras el boom, la creaci¨®n literaria de su continente ha llegado a una nueva edad
Santiago Gamboa (Bogot¨¢, 1965) no quiere que lo lean por ser colombiano ¨C¡°como yo no leo a Malraux por franc¨¦s ni a Tabucchi por italiano¡±--, ni cree que para escribir una buena novela haya que salirse de los senderos ya marcados de la literatura: "Dice el maestro Fernando Botero que nunca ha dado una pincelada que no est¨¦ autorizada por la historia del arte. Y lo que ¨¦l dice refiri¨¦ndose a la pintura lo intento aplicar yo a mis novelas: me gusta que los temas que elijo est¨¦n autorizados de alguna manera por la historia de la literatura". De ah¨ª que su ¨²ltima novela, Plegarias nocturnas (Mondadori), trate de dos personas que desean estar juntas a toda costa ¨Cen este caso dos hermanos¡ª y de la multitud de problemas que se lo impiden. La tercera voz de la novela es la de otro cl¨¢sico, un c¨®nsul. "Un tipo solitario, aficionado a la escritura y a la bebida. Un c¨®nsul literario¡±, dice Gamboa con iron¨ªa, ¡°tiene que ser una persona con gran propensi¨®n al alcohol, aunque solo sea por homenaje a Malcolm Lowry".
Ya puestos, la charla transcurre en el Harry's Bar de V¨ªa Veneto, en Roma, donde Gamboa vive desde hace a?os, y delante de un Bloody Mari. ¡°Quer¨ªa aprovechar la historia de los dos hermanos¡±, explica Gamboa, ¡°para contar un tema que es muy cercano a m¨ª: la gente que sale de su pa¨ªs. En este caso, la mayor parte de la vida de los protagonistas transcurre en Colombia, pero el meollo final est¨¢ fuera. A m¨ª me gusta mucho el tema del viaje. Yo me he pasado la vida viajando, he vivido en cinco pa¨ªses y me gusta que eso est¨¦ en las novelas que escribo. La historia recordada sucede en Bogot¨¢, pero la historia real transcurre en cuatro ciudades de Asia¡±.
La Bogot¨¢ de Plegarias nocturnas es la Bogot¨¢ de los ocho a?os que transcurrieron entre 2002 y 2010, que es el tiempo en que ?lvaro Uribe presidi¨® Colombia. Santiago Gamboa ya hac¨ªa tiempo que viv¨ªa fuera ¨Cestudi¨® en Madrid y Par¨ªs, se afinc¨® en Roma y viaj¨® a India como diplom¨¢tico--, pero cada vez que volv¨ªa le llamaba la atenci¨®n la electricidad del ambiente. "Yo quise que la adolescencia de los protagonistas de la novela pasara en esa ¨¦poca, porque fue en la que yo m¨¢s sent¨ª la violencia, no la de los tiros y los secuestros, sino la violencia invisible de la tensi¨®n entre la gente, de las familias que se divid¨ªan en dos, de los amigos que se marchaban para siempre dando un portazo. Nunca como en esa ¨¦poca la vida pol¨ªtica entr¨® en la vida privada de la gente de una manera tan violenta¡±.
Santiago Gamboa explica que, tras la salida de Uribe del poder y la llegada de Juan Manuel Santos, ha vuelto a Colombia en dos ocasiones y la sensaci¨®n ya es otra. ¡°He notado que la gente misma que antes viv¨ªa en esa exacerbaci¨®n, de repente dice: es incre¨ªble que vivi¨¦ramos as¨ª. Tienen la sensaci¨®n de que la olla a presi¨®n se liber¨®. Sigue habiendo muchos problemas, pero ya esa tensi¨®n tan violenta no la hay. En cualquier caso, la ra¨ªz del problema es que la sociedad colombiana cree que los buenos est¨¢n adentro y los malos, los otros, los paramilitares, la guerrilla, est¨¢n afuera. Y no es as¨ª. La sociedad colombiana tal vez no se ha dado cuenta a¨²n de que esos de ah¨ª afuera son el s¨ªntoma de la maldad que hay en ellos. Y esa es la violencia invisible que retrata la novela en la familia: esas miradas, esa frialdad, esa manera de acusar a los hijos de una manera rid¨ªcula. Esa separaci¨®n tan violenta entre dos generaciones que se dio much¨ªsimo en Colombia en esos a?os. La violencia de los disparos y de las bombas es la consecuencia de esa violencia¡¡±.
A medida que se agota el Bloody Mari vamos dejando atr¨¢s Colombia y adentr¨¢ndonos en la literatura. Dice el escritor ¨Cautor de Perder es cuesti¨®n de m¨¦todo, El s¨ªndrome de Ulises, Hotel Pek¨ªn o Necr¨®polis¡ª que ser latinoamericano ya no es tan atractivo como lo era hace 30 a?os. ¡°En los a?os setenta, si eras latinoamericano y ten¨ªas una novela ya casi ten¨ªas el 50% hecho. Eso ya no es as¨ª. Y es bueno. Yo no quiero que nadie lea un libro m¨ªo por ser latinoamericano, sino porque le gusta lo que escribo. Yo no leo a Malraux por ser franc¨¦s ni a Tabucchi por ser italiano, sino porque me gusta lo que escriben. Es casi una mayor¨ªa de edad que la literatura latinoamericana se merec¨ªa despu¨¦s del boom, cuando la literatura latinoamericana tom¨® una dimensi¨®n que la llev¨® a ser la m¨¢s grande de la segunda mitad del siglo XX. Pero ya eso cambi¨®. Hoy los escritores latinoamericanos leen con la misma devoci¨®n a los autores espa?oles ¨CJavier Mar¨ªas, Vila-Matas, Javier Cercas o Mu?oz Molina¡ª con la que esos escritores le¨ªan entonces a los escritores latinoamericanos¡±.
Ahora, a?ade Gamboa, el ¨²nico que se sale del cuadro es Roberto Bola?o (Santiago de Chile, 1953-2003): ¡°Con excepci¨®n de ¨¦l, no hay ning¨²n otro que sobresalga. Fue un escritor underground mucho tiempo y luego, de 1993 a 2003, ya fue reconocido con todos los honores. Y de ah¨ª pas¨® a la historia de la literatura. Recuerdo que fue Jes¨²s Ferrero quien me lo dio a conocer. Me dijo, deja todo eso que est¨¦s leyendo y lee esto¡ Le¨ª Llamadas telef¨®nicas y qued¨¦ deslumbrado. Luego conoc¨ª a Bola?o en Roma y nos ve¨ªamos todos los d¨ªas. Pero no olvidar¨¦ el d¨ªa que iba a mi primera cita con ¨¦l en el Campo de¡¯ Fiori. Sent¨ªa que iba a conocer a uno de los grandes, como si me hubiera citado con Vargas Llosa o con Thomas Mann¡¡±.
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