Nuevas melod¨ªas para los trucos del pionero del cine Segundo de Chom¨®n
Un grupo de compositores de New York University crea nuevas partituras para sus cortos La Galer¨ªa Nacional de Washington los seleccion¨® para acompa?ar una retrospectiva de Mir¨®
Hubo una ¨¦poca en la que el cine aun no era arte, sino un puro ejercicio de ilusionismo. Entonces, cuando todas las pel¨ªculas eran mudas y en blanco y negro, y no duraban m¨¢s que un pu?ado de minutos, la meca del cine estaba en Par¨ªs, donde la principal productora era Path¨¦. All¨ª trabaj¨® un espa?ol, Segundo de Chom¨®n, a quien ahora se reverencia en los museos como todo un visionario y un maestro del enga?o visual.
La semana pasada, la Galer¨ªa Nacional de Washington proyect¨® algunos de sus cortos, junto a nuevas bandas sonoras compuestas por miembros del programa Steindhart de la New York University, entre los que se hallan los catalanes Sergi Casanelles y Tomas Peire. El programa forma parte de la mayor retrospectiva de Joan Mir¨® en Estados Unidos, que albergar¨¢ ese museo p¨²blico federal hasta el 12 de agosto.
Entre los cortos m¨¢s impactantes de Chom¨®n se halla El hotel el¨¦ctrico, una f¨¢bula de 1908, proyectada por la Galer¨ªa Nacional con m¨²sica de Casanelles, en la que un establecimiento de hosteler¨ªa cobra vida propia. Las maletas se deshacen solas. Los cepillos trabajan por su propia cuenta. Las barbas se afeitan sin intervenci¨®n de una mano humana. La creaci¨®n est¨¢ al nivel de las del principal competidor de Chom¨®n, el afamado George M¨¦li¨¨s.
Como M¨¦li¨¨s, Chom¨®n era un maestro del paso de manivela, una t¨¦cnica muy empleada por los pioneros del cine que consist¨ªa en impresionar un fotograma, parar la c¨¢mara, y cambiar la posici¨®n de los personajes y objetos. El resultado es m¨¢gico, un verdadero enga?o al ojo, un gran ardid de la continuidad en el cine, una de las pocas formas de crear fantas¨ªas de celuloide antes de que los ordenadores entraran en juego.
Para su partitura, Casanelles asegura haber indagado en su contexto hist¨®rico, los primeros a?os del siglo XX. ¡°Intentamos darle un enfoque historicista, con m¨²sica propia de lo que estaba pasando en la ¨¦poca, integrando melod¨ªas populares catalanas y m¨²sica propia de la ¨¦poca¡±, explica. ¡°La idea era mantener una narrativa coherente con el contexto hist¨®rico, no recurrir a composiciones contempor¨¢neas, sino inspirarse en los gustos de la ¨¦poca, como el impresionismo musical franc¨¦s, o el Igor Stravinsky de principios de aquel siglo¡±. Casanelles, de 32 a?os, lleg¨® a Nueva York con una beca de La Caixa para estudiar m¨²sica de cine en New York University y ahora estudia all¨ª su doctorado mientras da clases como profesor adjunto.
Chom¨®n naci¨® en Teruel en 1871. De joven se mud¨® a Par¨ªs, donde estudi¨® la t¨¦cnica del cinemat¨®grafo, de los pioneros hermanos Lumi¨¨re. Desarroll¨® sus conocimientos en Barcelona, hasta que la Path¨¦ le contrat¨® para volver a Francia. A una de las obras principales de M¨¦li¨¨s, Viaje a la Luna (1902), Chom¨®n respondi¨® con Viaje a J¨²piter (1909). En 1910 volvi¨® a Barcelona, donde sigui¨® produciendo. Tal fue su reputaci¨®n, que le contrataron para hacer los efectos especiales de Cabiria (1914) de Giovani Pastrone y Napoleon (1927) de Abel Gance.
La idea de acompa?ar los cortos de Chom¨®n con nuevas partituras, inspiradas en la ¨¦poca que los vio nacer, es de Gillian Anderson, music¨®loga y directora de orquesta, que ha consagrado su carrera a la relaci¨®n entre la imagen cinematogr¨¢fica y las melod¨ªas. Uno de los puntos ¨¢lgidos de su carrera fue la reconstrucci¨®n, junto a James Kessler, de la m¨²sica de Hans Erdmann para el Nosferatu de F. W. Murnau (1922).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.