Todo cabe en el gran bazar de Cannes

El domingo, el cineasta dan¨¦s Thomas Vinterberg, que concursa con The hunt, defin¨ªa como ¡°¨²nico¡± el festival de Cannes: ¡°Es el ¨²nico que a¨²n defiende en su coraz¨®n el cine, aunque est¨¦ envuelto en todo el glamour que vemos¡±. Efectivamente, durante d¨¦cadas Cannes ha sido tambi¨¦n el centro del cine de autor, y secciones como la Quincena de Realizadores o la Semana de la Cr¨ªtica nacieron cuando el certamen parec¨ªa derivar hacia l¨ªneas m¨¢s comerciales. Pero la semilla siempre ha estado ah¨ª, aunque los s¨®tanos del Palacio de los Festivales alberguen el mercado de cine m¨¢s grande del mundo, y La Croisette reviente a anuncios de miles de proyectos, pel¨ªculas en rodaje o filmes acabados.

Hasta ahora pareci¨® que exist¨ªan ciertos l¨ªmites que no se traspasaban: en las proyecciones no hay anuncios, los ciclos no est¨¢n patrocinados, y m¨¢s all¨¢ del caf¨¦ gratis en la sala de prensa o de wi-fi ¨¤ volont¨¦ gracias a multinacionales de esos productos, las marcas buscaban otros vericuetos para tener visibilidad relacionadas con el festival de cine m¨¢s importante del planeta. Hasta ahora.

Anoche, en una proyecci¨®n que se mantuvo en secreto hasta el ¨²ltimo segundo, por primera vez se vio un anuncio en una gran pantalla en Cannes. M¨¢s que un anuncio, un cortometraje patrocinado. La firma italiana Prada ¡ªropa y complementos de alta gama¡ª le pregunt¨® hace medio a?o a Roman Polanski si estaba con alg¨²n proyecto, si aceptaba rodar para ellos un cortometraje con total libertad creativa. El resultado son los tres minutos y 29 segundos de Una terapia, protagonizados por Ben Kingsley y Helena Bonham Carter, filmados en Par¨ªs en dos d¨ªas en enero, y con cinco ganadores del Oscar en su equipo, adem¨¢s de la m¨²sica del gran compositor Alexandre Desplat.

El propio director estuvo ayer en la sala para presenciar la proyecci¨®n

El ¡°cortometraje¡±, como oficialmente ha sido vendido en Cannes este anuncio publicitario, es 100% Polanski, pero Prada est¨¢ claramente presente en pantalla. Cuando Bonham Carter, una paciente rica del psiquiatra Kingsley, llega a la consulta, se descalza para tumbarse en el div¨¢n y su zapato rueda hasta acabar su suela ¡ªy el logo de la marca impreso en ¨¦l¡ª pegada el objetivo. Por supuesto, el vestuario procede de la marca italiana, incluido un abrigo lila fundamental en la historia, y la pel¨ªcula acaba con este lema impreso en blanco sobre fondo negro: Prada suits everyone (Prada siente bien a todo el mundo). El corto acompa?aba la proyecci¨®n de una copia restaurada de Tess, el drama de Polanski que forma parte del ciclo Cannes Classics, y que present¨® el equipo art¨ªstico al completo. Y se vio en Cannes porque Thierry Fr¨¦maux, delegado general del certamen, le pidi¨® a Polanski si ten¨ªa nuevo ¡°material creativo¡± para estrenar. Y s¨ª, lo ten¨ªa. Un anuncio. Pero a Fr¨¦maux le gust¨® y lo proyect¨®. Gol del departamento de m¨¢rketing de la mencionada marca de ropa.

Puede que la crisis o los nuevos tiempos en la mercadotecnia hayan cambiando las mentes de los organizadores. Porque en el certamen ha habido m¨¢s gui?os a la publicidad¡­ encubierta. Gucci est¨¢ presente sibilinamente en varios rincones, incluidos los intern¨¢uticos de Twitter a trav¨¦s de cuentas asociadas al certamen. El viernes, tambi¨¦n por primera vez en la historia, la sala de las ruedas de prensa oficiales alberg¨® un acto que nada ten¨ªa que ver con el cine: la presentaci¨®n de la cena-concierto que ten¨ªa como anfitriones a Sean Penn, Giorgio Armani, el cineasta Paul Haggis, la supermodelo Petra Nemcova y los dos cabezas visibles del certamen, Gilles Jacob y Thierry Fr¨¦maux. Esa noche recaudaron un mill¨®n de euros para la reconstrucci¨®n de Hait¨ª, y en esa rueda de prensa, Penn admiti¨® muy de mala gana preguntas sobre cine. La cuesti¨®n ya es carne de debate en La Croisette. Hasta ahora, el certamen no se relacionaba con este tipo de eventos. Otro ejemplo lleg¨® ese mismo viernes, con un concierto de Cindy Lauper patrocinado por un vodka para recaudar dinero para la Fundaci¨®n Red que lucha contra el sida infantil en ?frica.

Helena Bonham Carter y Ben Kingsley son los protagonistas

Otra cosa son las proyecciones de parte del metraje de pel¨ªculas a¨²n sin finalizar. Eso se hace en el mercado, para los vendedores, y eso se hace a bombo y platillo para la prensa internacional, con promoci¨®n incluida de actores. En anteriores ediciones en Cannes ocurri¨® con World Trade Center o La amenaza fantasma. Ayer por la tarde, ante 50 periodistas de todo el mundo, Harvey Weinstein present¨® los avances de The master, de Paul Thomas Anderson; The silver linings playbook, de David O. Russell, y, sobre todo, 10 vibrantes minutos de Django unchained, de Quentin Tarantino, al que a¨²n le faltan tres semanas de rodaje, y que estar¨¢ lista para estrenar en Navidades. El nuevo trabajo de Tarantino pertenece al g¨¦nero de ultraviolento western socarr¨®n, en parecida l¨ªnea a la revisi¨®n del cine b¨¦lico que factur¨® con Malditos bastardos. Christoph Waltz, como dentista cazarrecompensas, y Jamie Foxx, como el Django del t¨ªtulo, un esclavo liberado con ansias de venganza, se zambullen, para rescatar a la esposa de Django, en el Misisip¨ª m¨¢s racista, en el que reina Leonardo DiCaprio. Al menos la proyecci¨®n era en un sal¨®n del hotel Majestic... y la ¨²nica publicidad, la de The Weinstein Company.