Toca Las Vegas
Claro que es hortera. Pero es descarada, decadente, fascinantemente hortera. Las Vegas es un mundo irreal en mitad del sobrecogedor desierto del Mojave, un sue?o loco, un parque tem¨¢tico del derroche. Todo es excesivo: las limusinas, las tragaperras, los leones enjaulados en la recepci¨®n de un hotel, la r¨¦plica de los canales venecianos, las capillas abiertas 24 horas, los trajes y tup¨¦s a lo Elvis. Un despilfarro sin complejos de luces de ne¨®n y aires congelados sostiene este oasis desde que, en los a?os treinta, se levant¨® la presa de Hoover. En esa d¨¦cada se legaliz¨® el juego, el divorcio expr¨¦s y, raro en EE UU, los burdeles. La ciudad fundada por mormones se volvi¨® licenciosa. Un im¨¢n para viciosos, pero tambi¨¦n para turistas en bermudas, familias que van a ver al Circo del Sol o aventureros que hacen puenting desde una torre de 400 metros.
En Espa?oles por el mundo salen algunos j¨®venes triunfadores que se est¨¢n llenando los bolsillos de d¨®lares all¨ª, rodeados de lujo. Sin embargo, el cine y la televisi¨®n nos han retratado el lado s¨®rdido de la urbe, con rev¨®lveres bajo los tapetes, palizas en la puerta de atr¨¢s, camellos, strippers. Nicolas Cage se precipita en un proceso de autodestrucci¨®n en Leaving Las Vegas; los investigadores de CSI: Las Vegas llevan una d¨¦cada examinando cad¨¢veres calientes. Sin embargo, la intrascendente Resac¨®n en Las Vegas nos devuelve a esta Disneylandia canalla ideal para despedidas de soltero. Se anuncia otro filme con el mismo gusto por la farra pero con protagonistas maduros (Robert de Niro y Michael Dou-glas), llamado Last Vegas.
Como uno tiende a libertino, no tiene demasiados prejuicios contra Eurovegas. Si alguien quiere arriesgar en eso su dinero, y nada el contribuyente, hay poco que objetar. Otra cosa es que exijan un para¨ªso legal y fiscal, libre acceso a menores, permitir fumar para que no se deje de apostar un euro por un pitillo (sin embargo, el botell¨®n o el porro en las dem¨¢s calles espa?olas se multar¨¢n entre 3.000 y 30.000 euros, seg¨²n una reforma que nos caer¨¢ un viernes).
Al presidente de Kutxabank, Mario Fern¨¢ndez, Eurovegas le parece ¡°una especie de casa de putas cerca de Madrid¡±. De eso ya ten¨ªamos, que Alcorc¨®n no es el desierto. Si Espa?a apostara por el conocimiento intentar¨ªa ser Silicon Valley, pero entonces no estar¨ªan las aulas incendiadas, ni los investigadores har¨ªan las maletas, ni los rectores plantar¨ªan al ministro. Las Vegas es lo que nos toca. ?Lo que nos merecemos?
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