Dificultad extrema
Uno de los toros se par¨® ante el burladero de cuadrillas, vio que all¨ª se refugiaban dos se?ores, levant¨® la cara y meti¨® los astifinos pitones por encima de las tablas a la busca y captura de alg¨²n corbat¨ªn. As¨ª se las gastaban los toros imponentes de Jos¨¦ Escolar, guapos de estampa, descarados de astifinos pitones, mansos ante los caballos, blandos, violentos, correosos y listos, de esos que aprenden lat¨ªn antes de que su matador haya podido orientarse. Miran, remiran y hacen una radiograf¨ªa de quien tienen delante y el ¨¢rbol geneal¨®gico de toda la cuadrilla.
Escolar/Chaves, Roble?o, L¨¢zaro
Toros de Jos¨¦ Escolar, muy bien presentados, serios, descarados de pitones y astifinos, pero mansos, broncos y violentos.
L¨®pez Chaves: media estocada y dos descabellos (silencio); bajonazo (silencio).
Fernando Roble?o: -aviso- estocada desprendida (ovaci¨®n); casi entera y dos descabellos (palmas).
Jos¨¦ Mar¨ªa L¨¢zaro: tres pinchazos y estocada (silencio); media y dos descabellos (silencio).
Plaza de las Ventas. 31 de mayo. Vig¨¦simo segunda corrida de feria. M¨¢s de tres cuartos de entrada.
No fue, claro est¨¢, una corrida aburrida; los que pisaron el ruedo pasaron las de Ca¨ªn y tuvieron la fortuna de no acabar en la enfermer¨ªa, que tiene su m¨¦rito en situaciones como ¨¦sta. No fue aburrida, pero tampoco emocionante; m¨¢s bien, fue un festejo que se vivi¨® en tensi¨®n permanente por la dificultad extrema de los toros que, en ning¨²n momento, embistieron con franqu¨ªa ni permitieron la m¨¢s m¨ªnima confianza.
Frente a la imposible faena de la mayor¨ªa de ellos, el cuarto y el sexto hicieron creer a parte del respetable que se dejaban torear, pero era mentira. En cuanto notaban que el torero intentaba estirarse, surg¨ªa el tornillazo que, afortunadamente, qued¨® siempre en preocupante aviso.
Ante este estado de cosas, la terna no alcanz¨® el lucimiento; l¨®gico, por otra parte, porque quien est¨¢ pendiente de cuidarse los muslos de una pu?alada trapera, no tiene tiempo ni cuerpo para ponerse bonito.
Adem¨¢s, esta es la pescadilla que se muerde cada a?o la cola. Este tipo de complicadas corridas las matan diestros que tienen acreditada valent¨ªa, pero torean poco; y torean poco porque no pueden triunfar con corridas tan complicadas como esta. Pero, eso s¨ª, muchos de los que pasan por taquilla, entienden que ese es un salvoconducto para mandar a m¨¢s de uno a los leones: ¡®t¨®calo, p¨®nsela, qu¨¦date quieto¡¡¯ Y mientras el fulano se fuma un puro as¨ª de gordo y va ya por el tercer gin tonic, el torero en cuesti¨®n se acuerda de toda su familia; y con raz¨®n.
Nadie va a descubrir a estas alturas que L¨®pez Chaves no es un exquisito, ni siquiera en la lidia de estos hierros; pero el hombre estuvo todo lo digno que se puede estar ante los continuos ga?afones. Su primero se hizo el amo del ruedo y hablaba griego como si hubiera nacido en la propias islas; el segundo acudi¨® por aqu¨ª y por all¨ª, y Chaves no se confi¨®, lo citaba despegado, y¡ por eso este torero est¨¢ donde est¨¢. Fue, a la postre, el m¨¢s potable de la corrida, y, de hecho, el torero consigui¨® que metiera la cara en una tanda de derechazos, pero le parti¨® el palillo de la muleta en el remate, y el toro ya no fue el mismo.
OVACI?N: Jes¨²s Talav¨¢n banderille¨® al cuarto con mucha torer¨ªa, y Juan Alfonso Doblado pic¨® con acierto al quinto de la tarde.
PITOS: La bonita estampa y los astifinos pitones no son suficientes; los 'albaserradas' carecieron de casta y bravura.
Muchas corridas de este tenor tiene a sus espaldas el valeroso Roble?o, y a fe que se le nota la experiencia. Conoce el terreno que pisa y sortea con eficacia los ga?afones de estos marrajos. Se pele¨® bravamente con el dur¨ªsimo segundo, y se volc¨® en el morrillo a la hora de matar. Y se dobl¨® con soltura ante la extrema violencia del quinto.
El menos placeado, L¨¢zaro, salv¨® el compromiso con dignidad y gallard¨ªa, que no es poco. No perdi¨® los papeles ante el imposible tercero, y se justific¨® a su manera ante el sexto. No le sobran recursos, lo que es normal, porque tampoco necesita agenda para las oportunidades que se le ofrecen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.