Espect¨¢culo ¡®cuadri¡¯
Los seis toros presentaron una estampa impresionante, serios, muy serios
Los toros de Cuadri ofrecieron espect¨¢culo, que es uno de los mejores regalos que le pueden hacer a un aficionado. Los seis toros presentaron una estampa impresionante, serios, muy serios, toracos de los que te mantienen pegado a la piedra. Todos ellos codiciosos en mayor o menor medida, cumplieron de manera irregular en los caballos y vendieron caras sus vidas con aspereza y dificultades. Destac¨® con los montados el primero, que acudi¨® tres veces desde lejos y apret¨® de lo lindo en la segunda vara, pero tuvo una vida corta en la muleta. Tercero y quinto portaban casta en sus adentros, y aunque mansearon en los caballos, con la cara siempre por las nubes, embistieron largo en el tercio final y colaboraron a un hipot¨¦tico triunfo, y el resto derroch¨® bronquedad y dureza, ga?afones y recorridos muy cortos.
Cuadri/Rafaelillo, Casta?o, Bol¨ªvar
Toros de Hdros. de Celestino Cuadri, muy bien presentados, serios y con cuajo. Bravo el primero y mansos los dem¨¢s; encastados tercero y quinto, y desclasados segundo, cuarto y sexto. Duros y ¨¢speros en general. Corrida muy interesante.
Rafaelillo: dos pinchazos, casi entera ladeada ¨Caviso- y un descabello (algunos pitos); tres pinchazos, media y dos descabellos (pitos); estocada ca¨ªda (silencio).
Javier Casta?o: tres pinchazos, estocada tendida y tres descabellos (palmas). Sufri¨® una voltereta que le produjo traumatismo craneal y cervical y conmoci¨®n cerebral que le impidi¨® continuar la lidia.
Luis Bol¨ªvar: pinchazo y estocada ca¨ªda (silencio); media estocada (pitos):
Plaza de las Ventas. 1 de junio. Vig¨¦simo tercera corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Al final, sali¨® a saludar el mayoral de la ganader¨ªa, un premio excesivo, sin duda, pero hab¨ªa quedado en el ambiente un rictus de satisfacci¨®n porque en la plaza hubo toros en el pleno sentido de la palabra, y eso no se ve todos los d¨ªas. Vamos, en San Isidro es que no se ha visto una corrida-corrida como la de ayer, lo que explicar¨ªa que a la gente se le calentaran las manos.
El problema es que con estos toros no es f¨¢cil mandar, ni templar, ni hacer el toreo actual ni el de siempre. Con estos toros no se pueden torear cien corridas en una temporada. Porque estos toros te ponen en torero para toda la vida o te retiran de la circulaci¨®n. As¨ª de duro. Por eso, todo el que puede huye de ellos como gato escaldado. Es mejor no probar, por si acaso¡
Quiz¨¢, por eso, el p¨²blico lo pas¨® bien, pero los toreros¡ Bueno, los toreros, al principio, tambi¨¦n, pero en cuanto sali¨® el primer toro¡
El primero era un t¨ªo, que embisti¨® muy corto al capote de Rafaelillo. Se luci¨® -el toro- en el caballo, persigui¨® en banderillas, y el torero brind¨® al p¨²blico. Aqu¨ª hay tomate, pens¨® el respetable. Pero no hubo. El toro ten¨ªa, quiz¨¢, quince pases, y Rafaelillo le dio treinta o cuarenta, muy despegados, sin confianza alguna, y la ilusi¨®n se diluy¨® con rapidez. No fue el torero arrojado de otras tardes. Mat¨® Rafaelillo dos m¨¢s y no despeg¨®. No est¨¢ uno todos los d¨ªas para ser un h¨¦roe; lo que ocurre es que ayer hab¨ªa que serlo. Pero Rafaelillo no lo fue. Abrevi¨® con el manso cuarto y la gente se enfad¨® sin motivo, y supo a poco -no se le vio suelto ni con las ideas claras- su pelea con el toraco que mat¨® en sustituci¨®n de Casta?o.
OVACI?N: David Adalid volvi¨® a triunfar con las banderillas, y su compa?ero Marco Gal¨¢n, con el capote.
PITOS: M¨¢s que pitos, dolor por que los toreros no alcanzaran ese triunfo tan necesario en tarde de tanta responsabilidad.
Por cierto, Javier Casta?o, el m¨¢s esperado de la terna, cometi¨® un error de libro y lo pag¨® caro. Estaba cerca de su primer toro, volvi¨® la cara para pedir el cambio del tercio de picar y el animal lo arroll¨® y le propin¨® una fea voltereta que lo dej¨® muy conmocionado. Sali¨® a matar al toro con evidentes muestras de dolor en el rostro, estuvo valiente, pero no se confi¨®. Pas¨® a la enfermer¨ªa y ya no sali¨®.
El lote -el mejor, quiere decirse- se lo llev¨® Bol¨ªvar. El tercero embisti¨® largo y codicioso por el lado derecho, y el quinto, noble por el izquierdo. Lo intent¨® de veras, pero nunca dio la sensaci¨®n de mando, ni de poder¨ªo, ni de templanza. Muchos pases hubo, y, tambi¨¦n, la sensaci¨®n de que los toros le ganaron la pelea.
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