H¨¦ctor Garc¨ªa, fot¨®grafo notario de la ciudad
Fue un cronista ¨²nico del M¨¦xico del siglo XX
Su madre le apod¨® ¡°Pata de perro¡± porque no paraba de deambular por las calles del barrio de Candelaria de los Patos, la colonia de Ciudad de M¨¦xico donde naci¨® en 1923. Fueron esos or¨ªgenes humildes los que le llevaron a fotografiar su lugar de procedencia con un fuerte compromiso social y sobre todo un gran respeto a los retratados. Con su muerte el s¨¢bado pasado a los 88 a?os, M¨¦xico pierde a un cronista ¨²nico del siglo XX.
H¨¦ctor Garc¨ªa fue primero un viajante en busca de su destino. Para salir de la miseria, tal y como recuerda su amiga la escritora y periodista Elena Poniatowska en un art¨ªculo publicado en La Jornada el pasado domingo, Garc¨ªa emigr¨® siendo joven a los ¡°Esteists¡±, hasta terminar en Washington. Para llegar tuvo que vender hasta sus zapatos. A su vuelta a M¨¦xico comienza a trabajar de mozo de carga en un peri¨®dico dedicado al cine, cuyo director le manda a que se forme en el Instituto de Artes y Ciencias Cinematogr¨¢ficas. All¨ª conoci¨® a sus dos maestros, los cineastas y fot¨®grafos Gabriel Figueroa y Manuel ?lvarez Bravo.
Desde 1945 trabaj¨® como reportero gr¨¢fico para varias publicaciones mexicanas e internacionales. Las fotograf¨ªas de Ciudad de M¨¦xico, en muchos casos llenas de pobreza, de ni?os de la calle, marcan su aspecto de compromiso social, junto a los retratos de campesinos e ind¨ªgenas. En todas sus im¨¢genes mantiene encuadres perfectos, pero sin artificios, retratando esa miseria con gran dignidad de sus protagonistas. Como reportero tambi¨¦n document¨® los conflictos laborales de finales de los a?os cincuenta y sesenta, especialmente los del ferrocarril. La imagen que tom¨® del l¨ªder sindical Demetrio Vallejo tras las rejas de la c¨¢rcel es una de sus fotograf¨ªas m¨¢s reconocidas.
Garc¨ªa no se limit¨® al reportaje social, del que fue un maestro a la altura de grandes como Cartier Bresson. Form¨® parte de la ¨¦lite cultural mexicana y ello le permiti¨® retratar a todo un elenco de intelectuales, como Octavio Paz, Carlos Fuentes, Frida Kahlo, Carlos Monsivais (al que le debe el apodo de ¡°fot¨®grafo de la ciudad¡±). ¡°Es un excelente artista que expresa con emoci¨®n, belleza, plenitud de forma y profunda sensibilidad y comprensi¨®n humanas la vida que lo rodea, desde el accidente de calle hasta la pl¨¢stica sublimada de la danza, pasando por todos los matices de las acciones del ser humano sobre la Tierra, sus reacciones ante los hechos, mediante sus propias emociones¡±, escribi¨® sobre ¨¦l el artista Diego Rivera en 1955, como recuerda Poniatowska. Tambi¨¦n retrat¨® a las estrellas de la industria cinematogr¨¢fica mexicana, alejados de adornos lum¨ªnicos pero buscando elementos de fuerza, como la serie realizada en las azoteas de la capital mexicana a la bailarina Gloria Mestre o el desnudo en una ducha del actor Pedro Infante.
Este fot¨®grafo vivi¨® siempre pegado a lo que ¨¦l llamaba su ¡°camarita¡±, como aquel que ya no puede mirar solo con sus ojos. ¡°Primero disparo, luego virig¨¹o¡± era su lema. En la mayor parte de su trayectoria profesional le acompa?¨® su esposa, la tambi¨¦n fot¨®grafa Mar¨ªa Garc¨ªa. Junto a ella le han despedido sus tres hijos en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de M¨¦xico, reservado a los grandes de la cultura, como lo es Pata de Perro. Obtuvo el Premio Nacional de Periodismo de M¨¦xico en 1958, 1969 y 1979 y su trayectoria fue reconocido con el Premio Nacional de Bellas Artes en 2002. El Gobierno mexicano ha anunciado que digitalizar¨¢, con la ayuda de la fundaci¨®n que lleva su nombre, el cerca de mill¨®n de fotos que cosech¨® durante su carrera y que forma parte de la memoria colectiva de M¨¦xico.
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