Ver¨¢s el cielo abierto
Jos¨¦ Mar¨ªa Pou y Roser Cam¨ª vuelan alto en 'Celobert (Skylight)', la soberbia funci¨®n de David Hare que ha vuelto a Barcelona a los diez a?os de su estreno y con la que la actriz Kate Winslet quiere debutar en Broadway
Tom y Kyra vuelven a encontrarse. Tom es millonario y Kyra se ha ido al otro lado de la luna. A?os atr¨¢s fueron amantes y ella rompi¨® cuando Alice, la mujer de Tom, descubri¨® su historia. Luego Alice muri¨® y Tom ha perdido el norte, y se ha hecho mayor, y el mundo ha cambiado, y sobre todo no logra comprender que aquella chica tan brillante y prometedora viva ahora en un piso helado en el norte de Londres y malgaste su talento dando clases en un barrio de emigrantes todav¨ªa m¨¢s lejano. Durante dos horas, mientras fuera cae la nieve, van a hablar de todo. De su amor de entonces, de lo que pudo haber sido y no fue, de lo mucho que ambos quisieron a Alice, del nuevo amor que parece rebrotar y, sobre todo, de sus diferentes formas de ver el mundo y entender la vida. Es decir, de lo que les separa irremediablemente. ?Obra pol¨ªtica, ideol¨®gica? Sin duda. Obra de pasi¨®n; de pasiones.
Se llama Skylight, y para mi gusto es una de las grandes funciones de David Hare. La estrenaron Michael Gambon y Lia Williams en 1995, en el National de Londres. Me entusiasm¨® entonces y me volvi¨® a entusiasmar en 2003, cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Pou y Marta Calv¨® estrenaron la versi¨®n catalana, Celobert, traducida por Joan Sellent y dirigida por Ferran Madico, en el Romea. Tuvo tanto ¨¦xito que la repusieron la temporada siguiente, con Roser Cam¨ª, que ahora vuelve a formar pareja con Pou en el Goya y a sus ¨®rdenes. Tampoco me parece casual que la enorme Kate Winslet la haya elegido para su debut en Broadway, con el no menos grande Bill Nighy, y montada por el propio Hare. Escucho de nuevo a Kyra: ¡°Estoy harta de toda esa gente de derechas que pontifican en el Parlamento y en sus peri¨®dicos, siempre cuestionando nuestros motivos y burl¨¢ndose de nuestro trabajo. ?El futuro? Seguir haciendo un trabajo en el que creo. ?Que por qu¨¦ estoy ayudando a esos cr¨ªos? Les ayudo porque creo que necesitan ayuda¡±.
No es que parezca escrita anteayer: es una obra sobre lo que nos est¨¢ pasando
No es que parezca escrita anteayer: es una obra sobre lo que nos est¨¢ pasando. Sin sermones, sin ret¨®rica: Tom y Kyra no son dos arquetipos de manual, ni capitalista perverso ni santa Juana de los suburbios, en la mejor l¨ªnea de Bernard Shaw. Los argumentos de ambos son poderosos, y tambi¨¦n sus respectivas flaquezas. Tom es muy perspicaz cuando acusa a Kyra de sustituir un gran amor ¡°concreto¡± por amores ¡°abstractos y parciales¡±, y Kyra muy convincente cuando intenta hacerle comprender, como en el p¨¢rrafo citado, las razones de su actitud, de su nueva vida. Ella tiene los mejores argumentos y ¨¦l las frases m¨¢s salvajes. ¡°Has luchado desesperadamente¡±, le dice, ¡°para entrar en un mundo del que todos luchan desesperadamente por salir¡±. O esta brutalidad sobre su piso: ¡°S¨ª, est¨¢ muy bien. Puedes poner un cubo para cagar en ese rinc¨®n y decirle a tus rehenes que est¨¢n en Beirut¡±.
Viendo de nuevo Celobert he pensado en lo necesaria que es esta obra para este momento de cinismos y desmoralizaciones, y he pensado en Bernard Shaw y tambi¨¦n en Terence Rattigan, el Rattigan de The Deep Blue Sea. En lo buen¨ªsimo (la sabidur¨ªa compositiva, la pasi¨®n dial¨¦ctica, el reparto de razones) y en lo no tan bueno, que ahora, en mi serena madurez, me salta a la vista: las coincidencias ¡°de guion¡± (no acaba de colar que tanto Tom como su hijo Edward, que llevan a?os sin ver a Kyra, se dejen caer por su piso el mismo d¨ªa, pero bueno) o los momentos en que se nos ¡°pasa informaci¨®n¡±, como al principio del encuentro, cuando Tom y Kyra se cuentan cosas que saben de sobra. Si mucho me apuran (enseguida acabo con el apartado de las pegas), sobra un poco el personaje de Edward, muy bien defendido por Jaume Madaula, que da el tipo y el tono, pero parece que su funci¨®n primordial sea ponernos en antecedentes acerca de su padre y ¡°servir¡± (literalmente) un ep¨ªlogo en nota alta, que tampoco est¨¢ de m¨¢s pero bordea la moner¨ªa. En otras palabras: que Celobert es, sustancialmente, la obra de Tom y Kyra. ?ltima pega: creo que hay excesivos cortes. Vale, el original se pon¨ªa en tres horas y la versi¨®n actual dura dos horas veinte con intermedio. Ya s¨¦ que eso es mucho para los patrones actuales, pero a m¨ª se me sigue cayendo la baba con los di¨¢logos de esta pareja y lo hubiera dejado todo o casi.
'Celobert', de David Hare
Traducci¨®n de Joan Sellent.
Direcci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Pou.
Teatro Goya de Barcelona. Hasta el 1 de julio.
www.teatregoya.cat.
De Jos¨¦ Mar¨ªa Pou como director siempre digo lo mismo, pero es que siempre pienso lo mismo: que dirige tan finamente que no se nota todo el trabajazo que hay detr¨¢s. Y lo hay por partida doble: trabajo de puesta y trabajo de interpretaci¨®n. Diferencias que he advertido en el nuevo montaje: en mi recuerdo, Pou llegaba como J¨²piter tonante y ten¨ªa un primer acto m¨¢s crispado. Ahora todo se mueve a un ritmo m¨¢s pausado, y hay en el personaje una voluntad de seducci¨®n que se echaba en falta, y que se une a esa amplia paleta de sentimientos: emoci¨®n contenida o desbordada, desamparo, furia, malevolencia. El primer acto tiene una cadencia ascendente y el segundo va como una moto, como una partida de ping-pong en la que los contendientes se juegan la vida, el amor, el futuro, todo. Creo que Roser Cam¨ª ¡°poetiza¡± un poco, en la primera parte, pasajes que no requieren esa sentimentalizaci¨®n (como cuando evoca, mirando al horizonte, sus desayunos lujosos), pero cuando pone la directa en ese extraordinario segundo acto vuela muy alto y borda el papel de su vida: por eso dec¨ªa que, vi¨¦ndoles y escuch¨¢ndoles a los dos, viendo ese di¨¢logo en el que saltan chispas de pasi¨®n, uno desear¨ªa que la confrontaci¨®n entre esos dos amantes condenados a desentenderse no se acabara nunca.
'Mequinensa'
Mequinensa, a partir de la obra de Jes¨²s Moncada.
Dramaturgia de Marc Rosich.
Direcci¨®n de Xicu Mas¨®.
Teatre Nacional de Catalunya, Barcelona. Hasta el 17 de junio
Celobert girar¨¢ a partir de octubre por Catalu?a y a principios de 2013 llegar¨¢ a La Latina, en Madrid, con el t¨ªtulo de A cielo abierto: o sea que, ahora o luego, no se la pierdan.
Tambi¨¦n he visto Mequinensa, en el Nacional catal¨¢n, una preciosa evocaci¨®n del mundo de Jes¨²s Moncada (pedazo de escritor) a cargo de Xicu Mas¨®: la cr¨®nica de un pueblo perdido, cubierto por las aguas, en el que coexisten piratas fantasmas, coristas lejanas y eternos resistentes. Estupendos actores: Joan Anguera, Carles Mart¨ªnez, Eduard Muntada, M¨ªriam Alamany y el propio Mas¨®, entre otros. En el TNC, hasta el 17 de junio.
Babelia
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