Dependencia
La desaparici¨®n de ayudas a la dependencia nos echa en cara un pasado donde los logros de los gobiernos los cont¨¢bamos por los avances en la protecci¨®n. Pod¨ªamos permitirnos el lujo de criticar como populismo los gui?os a una sociedad cada vez m¨¢s mimada. En el camino seguro hacia el bienestar, aceptamos la carga ir¨®nica contra el ministerio de Igualdad, acusado de in¨²til pese a las persistentes desventajas en el mundo laboral de las mujeres y sometido a los bromazos m¨¢s malintencionados pese a que la violencia de g¨¦nero no desaparece de los telediarios. Qu¨¦ tiempos aquellos donde el talento pod¨ªa utilizarse para zaherir lo que se dio en llamar el buenismo. A¨²n no se atisbaba el d¨ªa de hoy cuando pr¨¢cticamente toda la p¨®lvora medi¨¢tica se emplea en tratar de contarle a la gente por qu¨¦ le van a dejar a la intemperie y adem¨¢s hacerle sentir que se lo merece.
Han cambiado las prioridades y ya no hablamos de pon¨¦rselo f¨¢cil a quienes menos oportunidades tienen, sino de ajustar las cuentas, recortar donde menos se note y que cada cual se las arregle como pueda. Hace poco pude ver el documental de Michael Radford sobre el pianista Michel Petrucciani. No es f¨¢cil olvidarse de sus condiciones de vida y su ruptura de l¨ªmites f¨ªsicos. Afectado desde ni?o por la osteog¨¦nesis imperfecta degenerativa, condenado a la complexi¨®n casi de un gui?ol, con las piernas debilitadas y su metro de estatura, se convirti¨® en pianista y personaje indomesticable del jazz mundial, un Toulouse Lautrec de los teclados.
La suerte del documental es que no evita, como en otros casos clamorosos, los lados oscuros, drogas, desorden y pasiones sentimentales junto al relato de superaci¨®n. Volc¨® el dolor encima de un teclado, con sus dedos polirr¨ªtmicos golpeando a una velocidad inalcanzable para otros, saludando en brazos de sus m¨²sicos, como si fuera un ni?o hasta el d¨ªa en que con su coraz¨®n de 36 a?os no dio m¨¢s de s¨ª. Petrucciani fue un dependiente que alcanz¨® la independencia gracias al ¨¦xito y un talento desmesurado. Otros no tendr¨¢n quiz¨¢ su suerte, pero s¨ª su potencial, l¨¢stima que estemos escribiendo un tiempo tan cruel sin que la verg¨¹enza a¨²n nos golpee tan fuerte como deber¨ªa.
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