Tecnolog¨ªas de relaci¨®n y convergencia
Con la elecci¨®n de Jos¨¦ B. Terceiro la RAE apuesta por la reconciliaci¨®n entre la lengua, la econom¨ªa y la tecnolog¨ªa
Lengua espa?ola, econom¨ªa y tecnolog¨ªas de la informaci¨®n empiezan a reconciliarse, tras una ininteligible senda de desencuentros. La Real Academia Espa?ola acaba de apostar por ello, al elegir a Jos¨¦ B. Terceiro para la silla "f" que ocupaba Luis ?ngel Rojo, maestro de economistas y de quien el nuevo acad¨¦mico fue destacado alumno. Las tres nacieron como tecnolog¨ªas potenciadoras de la relaci¨®n y, por tanto, de la convergencia y el conocimiento. El profesor Terceiro ha cultivado esa trilog¨ªa al tiempo y destacadamente. Le he seguido como periodista, profesor de econom¨ªa y analista de la revoluci¨®n digital.
No era por mera casualidad que el primer estructuralismo de principios del pasado siglo arraigara tanto en ling¨¹istas como en economistas. Ambos oficios son en esencia relacionales; la estructura bien entendida se define por la relaci¨®n entre las partes y el todo a explicar del sistema analizado. El car¨¢cter de la lengua como medio relacional (sistema de comunicaci¨®n, dice la RAE) ha sido siempre tan evidente que recibi¨® su nombre por analog¨ªa con el ¨®rgano corporal que la produc¨ªa f¨ªsicamente; lo seguir¨¢ siendo mientras el mundo digital no reemplace al anal¨®gico. Estaba m¨¢s oculto en qu¨¦ mediaba la econom¨ªa-actividad. Pero su emergente ciencia no tard¨® en justificarla como ejercicio racional, de relaci¨®n entre recursos y preferencias, modo cursi de decir entre medios y fines. Al final lleg¨® el estructuralismo econ¨®mico, algo m¨¢s tarde que el ling¨¹¨ªstico, para explicar la realidad a partir de las m¨²ltiples interrelaciones y sus efectos m¨¢s permanentes.
El profesor, y hoy acad¨¦mico, no s¨®lo ofici¨® en los tres frentes: los sintoniz¨® como te¨®rico estructural. Ya en la d¨¦cada de los sesenta, escribi¨® el primer diccionario espa?ol de Econom¨ªa (Diccionario de Econom¨ªa. Teor¨ªa y aplicaci¨®n a Espa?a, publicado hace 42 a?os y que tuvo cinco ediciones). Tambi¨¦n public¨® un libro de estructuralismo econ¨®mico (Estructura Econ¨®mica. Teor¨ªa General y T¨¦cnicas b¨¢sicas).
Por entonces, lengua, econom¨ªa y tecnolog¨ªa (lenguaje propio de una ciencia o arte) hab¨ªan multiplicado las interrelaciones, hasta niveles nunca vistos antes. Ese universo humano de relaciones materiales donde ya la identidad estaba m¨¢s en el contexto que en el texto pronto empezar¨ªa a percibir que hab¨ªa cambiado de nuevo, ahora gracias a la informaci¨®n et¨¦rea, cuyo medio b¨¢sico es la lengua. La crisis de los setenta, como suceder¨¢ con la actual, encontr¨® as¨ª acicate para sustituir a mayor velocidad una econom¨ªa de la materia movida por la energ¨ªa con otra econom¨ªa inmaterial (muchos, y hasta algunos sabios, a¨²n la llaman de servicios), donde el factor clave es la informaci¨®n y su motor el conocimiento. Desde entonces hablamos de tecnolog¨ªa a toda hora. Varias d¨¦cadas antes, el economista norteamericano Robert Solow, a quien hace 30 a?os entrevist¨¦ para EL PA?S, hab¨ªa incluido en su funci¨®n de producci¨®n la tecnolog¨ªa como un residuo procedente de la relaci¨®n entre capital y trabajo. Y algunos por fin advertimos que decenios atr¨¢s el fil¨®sofo y matem¨¢tico ingl¨¦s Ludwig Wittgenstein realiz¨® mayor proeza si cabe: definir el conocimiento en funci¨®n de la informaci¨®n y de las reglas, cuya materia prima son precisamente las relaciones. (C=I+R).
Esa revoluci¨®n informativa, al principio generada por la precipitaci¨®n de las interacciones sociales y por medios an¨¢logos a la naturaleza, devendr¨ªa en revoluci¨®n digital al empezar los a?os noventa. ?l profesor Terceiro, puntual exquisito, estaba ya all¨ª otra vez. Desde una preocupaci¨®n econ¨®mica, se distingui¨® por estudiar, antes que otros, los impactos sociales y culturales del fen¨®meno digital. As¨ª completar¨ªa las reflexiones volcadas en sus libros con una labor divulgativa de los efectos de secuencias inmateriales de ceros y unos que convulsionar¨ªan el mundo.
Tras el libro en que acu?a el concepto de sociedad digital (obra finalista del Premio Nacional de Literatura, en 1997), el ahora acad¨¦mico prosigui¨® sus investigaciones, centradas en el impacto en los medios impresos y las peculiaridades del digitalismo como una nueva forma de cultura. En esos sus libros, de hace dos y una d¨¦cada, el lector sagaz encontrar¨¢, por ejemplo, explicaciones ex-ante de las din¨¢micas y secuencias de los procesos de convergencia, as¨ª como las causas micro y macro de las recientes revoluciones ¨¢rabes o del vigente proceso de sustituci¨®n del dinero efectivo por el digital, que convulsionar¨¢ a un se?oreaje tambi¨¦n necesitado de redefinici¨®n en el diccionario de la RAE.
Como sabr¨¢n los acad¨¦micos que le han votado, en la agenda intelectual de Terceiro destacan la naturaleza del homo digitalis, la brecha digital y el futuro del texto impreso en el universo multimedia, jalonados por decenas de art¨ªculos y conferencias que la acreditan. Es relevante que esos frentes ocupen a un cient¨ªfico que, tras desempe?ar con ¨¦xito una decena de cargos p¨²blicos y empresariales, fue condecorado entre los "h¨¦roes de la Transici¨®n" el 30 aniversario del 23-F, por convocar la Comisi¨®n de Subsecretarios que mantuvo encendida la vela de legitimidad durante el secuestro del Parlamento y del Gobierno.
En suma, a las puertas del tercer centenario de la RAE, el 2013, Jos¨¦ B. Terceiro tendr¨¢ mucho que decir para proyectar mejor el espa?ol en el escenario global, donde ya lo usa m¨¢s del 7% de una poblaci¨®n que posee el 10% de la renta mundial, antes de que una generaci¨®n demogr¨¢fica convierta a los EE UU en la primera potencia mayoritariamente hispanohablante de la globalizaci¨®n digital.
Gustavo Mat¨ªas es profesor titular de Estructura Econ¨®mica en la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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