Agravio
Por fin parece que Rajoy se apunta una victoria en las tensas negociaciones europeas. Amparados en la victoria de Hollande, pa¨ªses como Italia y Espa?a han logrado recompensas a los deberes cumplidos. Ya no queda espacio para demasiada alegr¨ªa, sobre todo despu¨¦s de dilapidar con errores de comunicaci¨®n los episodios anteriores que deber¨ªan haber supuesto una moderaci¨®n en la especulaci¨®n financiera a costa de nuestra deuda. La respiraci¨®n asistida podr¨ªa empezar a dar impulso a la recuperaci¨®n, pero la prudencia se impone despu¨¦s de tantos an¨¢lisis fallidos. Europa es la soluci¨®n y las reformas en su funcionamiento el ¨²nico camino certero.
Toda resistencia obtiene sus frutos. Mario Monti, con la amenaza de dimitir en las horas m¨¢s tensas del debate, ha demostrado que la dureza negociadora reporta beneficios para el entorno de pa¨ªses m¨¢s afectados por la crisis. En las mismas horas, en Espa?a, asist¨ªamos a episodios de matices contrapuestos. Algunos afectados por los desahucios eran desalojados de la Almudena en Madrid, la misma ciudad donde su gobierno eliminaba las becas para la compra de libros escolares a las familias con menos poder adquisitivo. En Valencia, la junta de accionistas de Bankia regalaba intervenciones demoledoras, que denuncian el enga?o masivo, la falta m¨¢s absoluta de consecuencias, al tiempo que en Catalunya y Andaluc¨ªa se aprobaban reformas para permitir la daci¨®n en pago para deudores asfixiados.
La llovizna de im¨¢genes nos deja una contradictoria sensaci¨®n. Por un lado la resistencia es necesaria para obtener condiciones de pago mejores, pero por otro hay una esmerada demolici¨®n de cualquier mensaje ciudadano para que la crisis deje de incidir contra los m¨¢s desfavorecidos. Lograr que en este proceso dejen de ser los trabajadores los que paguen de manera cruel las consecuencias de los recortes forma parte de la prioridad colectiva. Hay enormes agujeros de irresponsabilidad, dispendio y abandono como para permitir que sean becas, transporte, salud, educaci¨®n y desarrollo las que se lleven el varapalo m¨¢s tremendo. Igual que Monti y Rajoy desde posiciones de debilidad han obtenido el apoyo de la eurozona gracias a su terca insistencia, parece evidente que ellos tendr¨ªan tambi¨¦n que escuchar el clamor para que los recortes se orienten de manera m¨¢s decente. De lo contrario, el agravio se vuelve ofensivo.
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