Ox¨ªgeno sin complicaciones
¡°Es raro, siempre tenemos algo que decirnos¡±. Cuando un guionista decide introducir en su libreto de corte rom¨¢ntico una frase de este tipo en la fase de conocimiento mutuo de la pareja es porque algo huele a podrido en Dinamarca: o se est¨¢ redundando en lo que el espectador ya est¨¢ viendo, es decir, que en la relaci¨®n hay una gran complicidad, hay continuidad en sus conversaciones, afecto, cari?o y, en definitiva, futuro dentro de su historia de amor; o, a¨²n peor, el guionista no est¨¢ seguro de que la platea entienda qu¨¦ demonios hacen juntos este par de seres humanos tan distintos y aspirantes a pareja, as¨ª que necesita activar la sirena de aviso de algo que en realidad no se est¨¢ produciendo. Nadie que se lleva a las mil maravillas afectivamente hablando necesita remarcarlo (al menos, en una pel¨ªcula). Verbalizar lo bien que se lleva una pareja est¨¢ chupado, se dice y punto; lo complicado es demostrarlo con acciones o di¨¢logos.Viene todo esto a cuento de La delicadeza, adaptaci¨®n de la vendid¨ªsima novela de David Foenkinos que el propio escritor, con la ayuda de su hermano St¨¦phane, ha trasladado al cine en su pel¨ªcula de debut. En ella, y tras un hecho tr¨¢gico inicial, una guapa mujer encuentra el consuelo en el hombre inicialmente m¨¢s distante en el que hallar abrigo. Pero, a pesar de la sirena de alarma (¡°Siempre tenemos algo que decirnos¡±), nunca acabamos de ver tal complicidad reflejada en la pantalla, como si los personajes actuasen al dictado de lo que marca una ficci¨®n y no de lo que marcan sus sentimientos.
'La delicadeza'
Direcci¨®n: David y St¨¦phane Foenkinos.
Int¨¦rpretes: Audrey Tautou, Fran?ois Damiens, Pio Marma?.
G¨¦nero: tragicomedia. Francia, 2011.
Duraci¨®n: 108 minutos.
En la l¨ªnea de ¨¦xitos literarios recientes como La elegancia del erizo, Foenkinos nutre su historia de alivio ligero, de ox¨ªgeno sin complicaciones, y envuelve bien su relato con un fuerte apoyo musical, con una sensibilidad especial para narrar determinados estados de ¨¢nimo y, lo mejor, con un excelente manejo de las elipsis. Un campo este ¨²ltimo en el que, sin embargo, una vez m¨¢s se acude a la r¨¦mora de los subrayados. As¨ª, tras una preciosa elipsis en la que se pasa con un solo corte de montaje y en menos de un segundo de la frase ¡°estoy embarazada¡± a que una cr¨ªa corra hacia la mujer para abrazarse, Foenkinos cae en la tentaci¨®n de la aclaraci¨®n para espectadores despistados: segundos despu¨¦s se oye en un di¨¢logo la frase ¡°Hace tres a?os¡¡±. Sentimientos que se explican, elipsis que se aclaran, alivio ligero, ox¨ªgenos sin complicaciones, en fin, la delicadeza.
Babelia
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