Lobo
Los padres espa?oles cantan a sus hijos una nana en voz bajita por miedo a que entre en el dormitorio un cobrador de la SGAE y les exija derechos de autor. Ser¨ªa bueno reflexionar sobre c¨®mo esta psicosis colectiva se instal¨® en nuestro pa¨ªs. Puede que los gestores hayan recurrido a premiar con porcentajes e incentivos a los recaudadores y que alguien est¨¦ empe?ado en que la persecuci¨®n sea indiscriminada, igual que ha ocurrido con ayuntamientos e instituciones del estado, que fr¨ªen a sus ciudadanos con tasas, multas y estrategias recaudatorias.
Pero la mala imagen de la Sociedad General de Autores no puede deberse solo a errores propios. Nadie cuenta c¨®mo en muchas ocasiones se ha hecho cargo del entierro, las deudas, el coste de la residencia o la operaci¨®n de cataratas de tantos autores que terminaron en la indigencia. Tampoco participar en la promoci¨®n cultural, festivales y conciertos la redime. Muchas empresas de medios quer¨ªan liberarse de pagar a la entidad y a la hora de informar sobre el derecho de autor actuaban como si la cr¨ªtica de toros se la dejaran escribir a la Asociaci¨®n Antitaurina.
Vuelve a ocurrir con la multa de Competencia por el cobro en bodas. La prensa ha tratado el asunto con gozosos titulares que transmit¨ªan la idea de que cobrar derechos por la m¨²sica utilizada en las fiestas nupciales era algo ilegal. Era complicado que le llegara al espectador la verdad. La tarifa de poco m¨¢s de un euro por invitado en compensaci¨®n por las siete horas de canciones y baile no queda en entredicho, sino que se exige un mecanismo riguroso y transparente para el cobro. Y as¨ª entre los miles de euros que pagan los anfitriones por el banquete de bodas, incluida la propina al sacerdote y la tarifa del dj, se refrendaba que el autor de La chica Ye-Ye o sus herederos se merece el c¨¦ntimo de euro que les corresponde. Como ocurre siempre que se habla de este asunto, la idea transmitida en los medios resulta mucho m¨¢s perversa, da?ina y dolorosa. Alimenta la psicosis del padre que esta noche cantar¨¢ a su hijo en voz bien bajita porque si no viene el lobo y les cobrar¨¢.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.