El regreso de do?a Variedad
Joe Lovano y Dave Douglas abren el Festival de Jazz de Vitoria
Si el jazz es la representaci¨®n de la diversidad, el buen rollo y la hermandad entre los pueblos, ayer tuvimos en Vitoria la mejor muestra de ello. Tres conciertos y cada uno de su padre y su madre. En una tarde viajamos de una punta del espectro creativo a la contraria; de la m¨²sica con denominaci¨®n de origen del armenio Tigran Hamasyan al jazz pata negra de Joe Lovano-Dave Douglas.
Comenzando por el principio. La m¨²sica del joven Tigran (25 a?os) es abrumadora y grandilocuente y un pel¨ªn efectista. Hay muchos a quienes les gustan estas cosas, la mayor¨ªa, de hecho; ser¨¢ porque de jazz, lo que se dice jazz, en ella hay poco. Para que el lector se haga una idea: si Tigran toca Someday my prince will come, de la pel¨ªcula Blancanieves, lo que le sale se parece menos a Bill Evans que a Nirvana. Adem¨¢s el chico tiene un puntito ¨¦tnico, lo que le pone mucho al personal. Lo mejor: que nos ahorr¨® el solo de bater¨ªa, cosa infrecuente en un concierto de jazz. Nunca se lo agradeceremos lo bastante.
De ah¨ª, se pas¨® al jazz ¡°100% jazz¨ªstico¡± de Lovano (saxos) y Douglas (trompeta) cerrando las sesiones del polideportivo de Mendizorrotza. El suyo es un jazz de otros tiempos: los de Wayne Shorter, a quienes ambos rinden tributo con Sound prints y, mutatis mutandis, Miles Davis; de cuando el jazz era una m¨²sica espont¨¢nea y democr¨¢tica. En realidad, el quinteto que se han sacado de la manga estos dos gigantes, junto con los estupendos Lawrence Fields (piano), Linda Oh (contrabajo) y Joey Baron (bater¨ªa), no deja de ser un h¨ªbrido con cuerpo de blowin¡¯ session y cabeza de un cierto jazz de autor, teniendo en cuenta que todas las composiciones son obra de los padres del invento. Tremendo concierto, de lo mejor que ha podido escucharse por estos pagos en mucho tiempo.
Entre uno y otros, otro grande: Stefano Bollani, quien estuvo acompa?ado por una simp¨¢tica pareja de cl¨®nicos daneses, los eficaces Jesper Bodilsen (contrabajo) y Morten Lund (bater¨ªa). Al italiano se le descalifica muy f¨¢cilmente por su tendencia a hacer cosas como cantar Billie Jean, de Michael Jackson, rodilla en suelo, con la mano izquierda apoyada sobre el teclado y el brazo derecho descansando sobre el sill¨ªn del piano que ha colocado de trav¨¦s sobre el escenario por razones que nadie entiende, salvo ¨¦l. Junto a todo eso, y adem¨¢s de ello, es un pianista excepcional, con una imaginaci¨®n portentosa y un conocimiento de la tradici¨®n que le lleva a recuperar la vieja poes¨ªa que alguna vez distingui¨® al jazz frente a otros g¨¦neros. Alg¨²n pianista armenio de la nueva generaci¨®n podr¨ªa tomar nota de ello.
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