Libros con vistas a la monta?a

Leer puede transportar a otros mundos, con otros protagonistas, otras historias, otros paisajes. El universo entero puede volverse del rev¨¦s. Y entonces, a lo mejor, pueden ser los otros mundos, los otros protagonistas, los otros paisajes, los que se transporten al libro. En fin, no sabemos si lo de los mundos y los protagonistas es factible, pero lo de los paisajes es un hecho, demostrado por Guy Laram¨¦e.

Este artista canadiense talla el campo, la monta?a o el r¨ªo sobre la literatura. A ser posible, en vol¨²menes antiguos. ¡°Porque me atraen m¨¢s¡±, escribe en un email en castellano. ¡°Tienen m¨¢s vida y son m¨¢s lindos que los nuevos. Antiguamente, se hac¨ªan las cosas para que duraran. ?Hoy las hacemos para que mueran r¨¢pido!¡±.

Con sus tallas b¨ªblicas, en su acepci¨®n profana, Laram¨¦e intenta, en sus palabras, ¡°reactivar la visi¨®n del mundo de los paisajistas rom¨¢nticos del siglo XIX¡±. Asegura que su meta ¨²ltima es ¡°la contemplaci¨®n, que consiste en borrar la distinci¨®n entre observador y observado¡±.

Como materiales, adem¨¢s de los propios libros, Laram¨¦e utiliza tintas, brea e incluso oro. En un plazo que var¨ªa entre dos d¨ªas y dos meses, dependiendo de la envergadura del proyecto, tiene listas sus buc¨®licas campi?as. ¡°Mi mayor obra, La Gran Biblioteca, me llev¨® cuatro meses¡±, matiza.

Sobre el origen del proyecto, la bombilla que alumbr¨® la idea, cuenta que fue obra de los vaivenes del azar. ¡°Estaba trabajando en un taller donde hab¨ªa una lijadora de metal. No s¨¦ de d¨®nde me vino la idea tonta de poner un libro dentro, pero en un par de segundos¡­ ?Eureka!, el proyecto estaba ah¨ª, frente a mis ojos¡±, explica. ¡°Vi el paisaje, mi ambivalente relaci¨®n con el conocimiento anal¨ªtico¡­ todo estaba all¨ª, en forma de or¨¢culo¡±.