Alarma roja en los templos del ¡®techno¡¯
El anuncio de una subida masiva en las tarifas de la ¡®SGAE alemana¡¯ pone en peligro la viabilidad de las macrodiscotecas de Berl¨ªn
Los tabloides berlineses suelen interesarse m¨¢s por asesinatos sangrientos o h¨¦roes de la telebasura que por asuntos culturales, pero incluso el B. Z. y el Berliner Kurier dan la voz de alarma a toda p¨¢gina: Berl¨ªn, la meca del techno en sus diversas especialidades, podr¨ªa perder buena parte de sus afamados clubes. Seg¨²n sostienen los empresarios del sector, la GEMA (el equivalente alem¨¢n de la SGAE) podr¨ªa asfixiar sus finanzas el a?o que viene. Ser¨¢ entonces cuando entre en vigor la reforma de sus tarifas.
Gente tan discreta como los due?os del celeb¨¦rrimo Berghain (una suerte de bas¨ªlica de San Pedro del techno universal) llaman a la resistencia de sus parroquianos y les piden que firmen una petici¨®n contra las nuevas tarifas. Se trata de evitar lo que ellos pronostican como ¡°un aumento masivo de los precios de entrada a las discotecas¡±. Aseguran que la reforma encarecer¨¢ en ¡°hasta un 1.400%¡± las comisiones que se lleva GEMA por el uso de m¨²sica grabada en los clubes. ?Ser¨¢n los discos demasiado caros para las discotecas?
Algunos locales pasar¨ªan de pagar 12.000 euros al a?o a pagar 130.000
Hace mucho tiempo que las manifestaciones pol¨ªticas en Alemania van siempre acompa?adas de un despliegue festivo. Las algaradas que cada Primero de Mayo arrasaban algunas calles de Kreuzberg han dejado paso a verdaderas celebraciones saltarinas al aire libre. En lo tocante a las manifestaciones, en Berl¨ªn se hace a menudo dif¨ªcil saber si uno est¨¢ ante la manifestaci¨®n del D¨ªa del Trabajo, la del Orgullo Gay o simplemente presenciando una fiesta espont¨¢nea en plena calle, cosa que tambi¨¦n sucede con cierta regularidad.
La m¨²sica casi siempre es la misma y siempre hay grupos de j¨®venes arracimados en torno a los altavoces o a los p¨²lpitos del dj. Las recientes concentraciones contra la GEMA y sus futuras tarifas presentan, as¨ª, una rara congruencia entre objetivos y m¨¦todos de protesta: los chavales quieren techno y lo exigen bailando techno.
Los gerentes de la gran discoteca Tresor, que es la prima menesterosa de Berghain, dicen que hoy pagan unos 12.000 euros anuales a GEMA. La reforma, seg¨²n lamentan, les llevar¨¢ a pagar unos 130.000 euros en el mismo plazo. Hace unos meses se estableci¨® el neologismo clubsterben para describir la amenaza que se cierne sobre la noche fiestera berlinesa. Viene de waldsterben, el fen¨®meno de la deforestaci¨®n masiva debida a la lluvia ¨¢cida que tanto preocupaba a los j¨®venes alemanes hace 30 a?os. Berl¨ªn, donde las discotecas clandestinas surg¨ªan hace una o dos d¨¦cadas como setas alucin¨®genas en frondosos sotobosques, padece ahora de desclubizaci¨®n: por culpa de los cambios sociales, del encarecimiento de los alquileres y, seg¨²n sus cr¨ªticos, de las futuras tarifas de la GEMA.
Cada fin de semana llegan a Berl¨ªn 10.000 turistas en busca de m¨²sica
¡°Son acusaciones que no tienen ni pies ni cabeza¡±, asegura el portavoz de GEMA, Franco Walther. Es verdad que los clubes ¡°van a pagar m¨¢s, como muchas otras instituciones¡±, admite. Pero la GEMA quiere que sus nuevas tarifas aumenten ¡°la transparencia y la equidad¡± de las contribuciones. No solo los clubes, sino m¨¢s de un mill¨®n y medio de eventos tendr¨¢n que pagar de otra manera.
Por ahora, las discotecas disfrutan de un r¨¦gimen de tarifas especiales que les sal¨ªan, seg¨²n la GEMA, bastante baratas. Con la reforma, los clubes perder¨¢n la tarifa discotequera y tendr¨¢n que pagar como cualquier otro acto p¨²blico que use m¨²sica pregrabada: el 10% de sus ingresos de taquilla. Solo los conciertos se regir¨¢n por otra tabla de precios. Y la actuaci¨®n de un dj, dicen los responsables de GEMA, ¡°no es un concierto¡±. Para los clubes ser¨¢ un gasto insostenible, seg¨²n escribe el portavoz de la organizaci¨®n berlinesa Club Commission Lutz Leichsenring. ¡°Un club mediano¡±, sostiene, ¡°pasar¨¢ de pagar 28.000 euros anuales a desembolsar 174.000¡±. Su Comisi¨®n de Clubes llama a la movilizaci¨®n de los j¨®venes berlineses contra GEMA y advierte del rev¨¦s para el turismo que supondr¨ªa el cierre masivo de clubes o su dr¨¢stico encarecimiento: cada fin de semana vienen a Berl¨ªn 10.000 turistas atra¨ªdos por la oferta musical. Dice Leichsenring que la nueva norma de GEMA repercutir¨¢ directamente en el n¨²mero de artistas que podr¨¢n contratar los clubes y tambi¨¦n en la cuant¨ªa de sus retribuciones. En resumen: los clubes no podr¨¢n contratar dj'sde fama mundial y perder¨¢n as¨ª parte de su atractivo. Ganar¨¢n menos dinero. Consecuencia, muchos cerrar¨¢n.
Los clientes temen el fin de las fiestas de 24 o 48 horas t¨ªpicas de estos espacios
La ciudad de Berl¨ªn, enfangada en deudas y carente de tejido industrial relevante, se toma muy en serio el turismo y la oferta cultural con la que lo atrae. Mantiene tres ¨®peras y varios teatros de primera fila, como el Schaub¨¹hne, as¨ª como una estupenda colecci¨®n de museos. En 2008, el Senado (Gobierno regional) encarg¨® un informe sobre el potencial econ¨®mico de los clubes en Berl¨ªn. Conclu¨ªa que es un sector ¡°relevante y digno de apoyo¡±. Tambi¨¦n recomendaba a los mandatarios de la ciudad que apoyen iniciativas como la Club Comission. Pero un gr¨¢fico de las p¨¢ginas interiores se?ala un dato que disgustar¨¢ a los clubes: recoge que estos ¡°recaudan el 17% de sus ingresos a trav¨¦s de la taquilla¡±. La parte del le¨®n es la gastronom¨ªa, que supone el 65% de la caja. La GEMA argumenta con estos datos que renunciar al 10% (lo que ellos quieren cobrar a los clubes) del 17% (el porcentaje que representa la taquilla sobre los ingresos totales de los clubes) ¡°no manda a nadie a la quiebra¡±.
Se ha repetido mucho este mes que los due?os del Berghain planean cerrar su club el 1 de enero si no se detiene la reforma. Nadie sabe si es verdad, porque la pareja propietaria no da entrevistas ni habla con la prensa. Son los Amancio Ortega del techno. Los clientes regulares temen quedarse sin m¨¢s noches de 48 o hasta 62 horas de baile ininterrumpido, aun m¨¢s estupefactos que de costumbre. Dicen que Berl¨ªn sin Berghain ser¨ªa una Roma sin Vaticano. El aumento de las tarifas depende ahora del arbitrio de la Oficina de Patentes berlinesa, que se pronunciar¨¢ antes de un a?o.
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