El amor es una remezcla

Par¨ªs a finales de los sesenta. En un apartamento tocado por los signos de la precariedad econ¨®mica, una madre y su hijo con s¨ªndrome de Down bailan al son del hipn¨®tico tema musical que suena en el plato de su modesto tocadiscos. Montreal, en el presente. Una remezcla de esa misma pieza musical es uno de los temas estrella en el repertorio de un cotizado disc-jockey que parece ¨Cpero s¨®lo lo parece- llevar una vida de ensue?o. El canadiense Jean-Marc Vall¨¦, que ya hab¨ªa desvelado su intensa meloman¨ªa pop en el que fue su trabajo revelaci¨®n C.R.A.Z.Y. (2005) ¨Cque era, de hecho, su cuarto largometraje-, utiliza esa rima musical para pasar de una historia a otra hasta que el cl¨ªmax las ensamble por la v¨ªa del delirio. El tema musical da t¨ªtulo a la pel¨ªcula: Caf¨¦ de Flore, compuesto por Matthew Herbert, ya utilizado en una pel¨ªcula dirigida por Blanca Li ¨CLe d¨¦fi (2002)-, y, por tanto, toda una licencia po¨¦tica en las partes de la pel¨ªcula ambientadas en los sesenta.

Hay algo que recuerda a Los amantes del c¨ªrculo polar (1998), uno de los trabajos m¨¢s poderosos de Julio Medem, en el juego de simetr¨ªas imposibles sobre la idea de un amor m¨¢s all¨¢ del tiempo y el espacio que propone Caf¨¦ de Flore. El regusto final se acerca m¨¢s al eco agridulce de una pel¨ªcula como Ca¨®tica Ana (2007) que, como la presente, es obra de un autor en plenas facultades al que, no obstante, se le acaba yendo la mano en esa exaltaci¨®n de su estilo y su lujuria por el salto sin red: el desenlace de la pel¨ªcula enfrenta al espectador a la violencia de ese territorio expresivo donde lo sublime y lo rid¨ªculo se funden en un todo. Es delicado, por tanto, condenar esta pel¨ªcula: el viaje est¨¢ lleno de gratificaciones, la meta s¨®lo puede entenderse si uno decide establecer una distancia ir¨®nica con lo que le han contado.

Caf¨¦ de Flore indaga en los claroscuros de dos historias de amor puro, luminoso e irreprochable: el que siente esa madre por su hijo discapacitado, al que quiere educar fuera de las zonas de exclusi¨®n; y el del disc-jockey triunfador por su nueva amante, relaci¨®n que deja atr¨¢s a quien, hasta el momento, hab¨ªa sido el amor de su vida, su media naranja y la madre de sus hijas. Para Vall¨¦ el amor es una energ¨ªa benigna que deja dolor en la cuneta y que, en ocasiones, se recicla como fuerza paralizante y destructiva dirigida al ser amado o al inmediato c¨ªrculo de afectos. El cineasta acaba haciendo uso del misticismo New Age para que sus dos relatos sean uno solo, tan insensato que el conjunto se queda lejos de Los amantes del c¨ªrculo polar, pero tambi¨¦n de Sue?o de amor eterno (1935) y La ciencia del sue?o (2006), para parecerse a la parodia de una hipot¨¦tica pel¨ªcula definitiva de Julio Medem.