Love of Lesbian se pone a prueba
El grupo catal¨¢n protagoniza la segunda jornada de Sonorama, donde brill¨® en ne¨®n ¡®La Polinesia Meridional¡¯ de La Casa Azul
De qui¨¦n iba a ser la noche era m¨¢s que un secreto a voces. El cartel de la segunda jornada del festival Sonorama desvelaba sin reparo su elegido, pero por si alguien ten¨ªa alguna duda entre el batiburrillo de grupos que se presenta cada d¨ªa en Aranda de Duero, casi la mitad de la masa que anoche s¨ª llen¨® el recinto esperaba a Love of Lesbian en la oscuridad de un escenario que calienta motores, mientras la otra parte gozaba con la propuesta refrescante de los vizca¨ªnos We are Standard.
Tras dos a?os de gira, el quinteto ha editado su s¨¦ptimo ¨¢lbum, La noche eterna. Los d¨ªas no vividos con el que ya es n¨²mero 1, a la espera de comprobar si esta posici¨®n es un espejismo o sigue la estela de 1999, ¡°el hermano guapo, el punto de inflexi¨®n¡±, defin¨ªa Santi Balmes, el cantante de Love of Lesbian nada m¨¢s pisar el Sonorama. Son conscientes de que han entregado un doble ¨¢lbum de letras que en principio se antojan m¨¢s complicadas, aunque anoche cualquier atisbo de jerogl¨ªfico se convert¨ªa en himno gracias a la entrega del p¨²blico.
Balmes, entre vestidores, reconoc¨ªa que el repertorio que hab¨ªan preparado pod¨ªa resultar demasiado lento para la efervescencia de un festival. Y por momentos son¨® lineal, recordando a sus inicios m¨¢s serios. La habilidad de los catalanes, duchos en manejar los tiempos como buen fen¨®meno generacional, fue dejar la traca de ¨¦xitos para el final. Parece que su manera de epatar reside en la capacidad de su l¨ªrica para conectar con la masa sin una verdadera vuelta de tuerca en cuanto a las historias de amor y desamor se refiere. Suficiente para que muchos canten ¡°como si no hubiera un ma?ana¡± haciendo de una hora y media de pop de cuatro acordes, algo ¡°¨¦pico¡±, como se comentaba en alg¨²n que otro corrillo de chicas.
La Casa Azul andaba algo preocupada con esto de salir de madrugada, tras una haza?a como la de Love of Lesbian, al escenario. En un ejercicio de teatralidad kitsch y espacial, con sus televisores de 47 pulgadas expulsando visuales que transportan a otros universos que parecen mejores aunque solo sea por v¨ªrgenes y menos manoseados, Guille Milkiway dio rienda suelta a La polinesia meridional, el horizonte perdido. Su discurso musical entre naif y cuidado es capaz de convencer para que los chicos salten a la pista, dejar el myolastan con convencimiento ¨Cpese a sus efectos en ocasiones tan necesarios¨C y esconderse tras uno de sus cascos c¨®smicos y comprobar si es verdad que con un chicle color cosmos el mundo puede ser un lugar de corazones rosas donde suene Peter Allen, sin miedo a que los tabiques se tambaleen.
Algo antes, reci¨¦n ca¨ªda la noche, Corizonas rindi¨® homenaje a la ribera que les vio nacer. La uni¨®n de los Coronas de Fernando Pardo y los Arizona Baby de Javier Vielba se present¨® hace un a?o con el proyecto Dos bandas y un destino y el experimento funcion¨® tan bien que desde entonces han apostado por la fusi¨®n. ¡°Adem¨¢s de cabezotas, este y yo", dice Pardo se?alando a su compa?ero en el micr¨®fono, "somos s¨²per fans, sabemos que Corizonas es algo complicado, pero nos puede ese deseo juvenil de ir contra lo imposible". A muchos ya les suenan a The Jayhawks, pero como las comparaciones a veces son odiosas, mejor dejarlo en una apuesta singular entre tanto pop de ¨®rgano, bajo y guitarra.
The Monomes llevaron al escenario de la carpa de Sonorama, territorio reservado para los emergentes, una propuesta de guitarras y letras de principiantes con ganas de llegar a ser rock and roll stars. Entre los deseos de futuro se col¨® un momento para la reflexi¨®n y dedicaron uno de sus temas a la matanza de Aurora, algunos de ellos estudian en Estados Unidos, de donde salen sus composiciones.
Antes de que Love of Lesbian ocuparan la hora punta del Sonorama, Dinero se hizo due?o del segundo escenario con A?o perro, su nuevo disco. Muchos de los que pasaron y pasar¨¢n por la carpa de los emergentes que alberga Sonorama, sue?an con la suerte de este grupo que el a?o pasado se present¨® en la plaza del pueblo, a pleno sol, con su premio de campeones a la mejor formaci¨®n de la Batalla de bandas que organiz¨® Hard Rock Caf¨¦. En esta edici¨®n, siguiendo la natural evoluci¨®n sonor¨¢mica, han llegado al recinto de los mayores. ¡°Tenemos disco nuevo, pero hay canciones del anterior trabajo que han estado esperando un escenario como este. Me cago en dios, que bien se est¨¢ aqu¨ª arriba¡±, gritaba el cantante.
Kakkmaddafakka, la incursi¨®n guiri de la jornada, sali¨® con estandarte identificativo, casi una declaraci¨®n de intenciones para hacer notar al p¨²blico que pese a su pinta de querubines n¨®rdicos iban a ser capaces de levantar el Sonorama tras la cicatriz de Love of Lesbian. Su sonido jazz, reggea, ska, con algo de g¨¢ngster; sus ataques enfervorizados al violonchelo, las guitarras y los teclados, adem¨¢s de sus gimn¨¢sticas y medidas coreograf¨ªas, les situaban algo m¨¢s al sur musical de su geograf¨ªa noruega natal. El ¨²nico chivato al final fue su pinta aria.
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