?Negrito, y ahora qu¨¦?
Sancho Gracia luch¨® contra el c¨¢ncer creando y trabajando, aferrado a la vida
¡®IN MEMORIAM¡¯
Mi madre se reclin¨® sobre ¨¦l llorando mientras exclamaba ¡°?y ahora qu¨¦, negrito, ahora qu¨¦!¡±. F¨¦lix ?ngel Sancho Gracia, mi buen padre, nos hab¨ªa dejado para siempre.
No pude retener las l¨¢grimas, aunque realmente llevaba llorando m¨¢s de diez a?os, desde que le diagnosticaron c¨¢ncer de pulm¨®n. El d¨ªa que iban a operarle, en la habitaci¨®n del hospital, maletita en mano, me mir¨® y me dijo: ¡°pero si yo me siento bien¡±. Horas despu¨¦s se abri¨® el ascensor y consciente en una camilla apareci¨® dando cuenta de que le hab¨ªan extirpado uno de sus pulmones. Entonces me gir¨¦ para enfilar un pasillo llorando como jam¨¢s hab¨ªa llorado antes, como nunca imagin¨¦ que se pod¨ªa llorar. Mi padre era un toro y nos hab¨ªa acostumbrado mal. Jam¨¢s se quej¨®, sigui¨® trabajando, creando, luchando d¨ªa a d¨ªa aferrado a la vida y animando a otros en su misma situaci¨®n.
?lex de la Iglesia contribuy¨® con su ofrecimiento a que mi padre superara ese momento, y por ello le estar¨¦ eternamente agradecido. En su pel¨ªcula 800 balas se interpret¨® a s¨ª mismo en una de sus mejores actuaciones. Aunque no totalmente reconocido por otros, nadie como ¨¦l hubiese podido encarnar ese papel. Cuando ?lex lo llam¨® para la pel¨ªcula, mi padre le contest¨®: ¡°?Y si me muero?¡±. ?lex le respondi¨® que si as¨ª fuera le ir¨ªa a buscar all¨ª donde estuviera y pedir¨ªa que se lo dejasen un rato, porque ¨¦l y solo ¨¦l pod¨ªa interpretar ese papel. Y as¨ª fue.
Mi padre jam¨¢s temi¨® la muerte pero la esquiv¨® todo lo que pudo, con fuerza y ganas de vivir, que era su pasi¨®n dominante. Un tumor en la cabeza pudo con ¨¦l. No resisti¨® la radio, que le hizo envejecer de s¨²bito durante el ¨²ltimo a?o y medio, y el toro se amans¨®.
Ahora pienso en todas las conversaciones pendientes, en todos los ¡°te quiero¡± que en ocasiones, por verg¨¹enza, no me atrev¨ª a decirle. Pero, afortunadamente, la ¨²ltima vez que hablamos s¨ª se lo dije.
Ahora repito que su mayor legado quedar¨¢ intacto, que sus hijos forman una pi?a indestructible, que nunca se pelear¨¢n por nada y que transmitir¨¢n el amor que se profesan a sus propios hijos para que sean ejemplo de uni¨®n, amistad y ganas de vivir.
Mientras, en nombre de mi madre y de mis hermanos, quede constancia a todos los amigos de Sancho del agradecimiento por el apoyo y el cari?o que una vez m¨¢s le han demostrado.
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