Alta gastronom¨ªa con Rossini en el festival de Pesaro

Los canelones se han quedado en esta ocasi¨®n en el congelador. Los dos primeros platos que ha servido el Festival Rossini de Pesaro, en su trig¨¦simo tercera edici¨®n, se sit¨²an en el territorio de la alta cocina. Toda la filosof¨ªa de una manera de hacer las cosas se integra en los resultados art¨ªsticos: magn¨ªficos repartos vocales, sugerentes lecturas musicales, ingeniosas puestas en escena. Lo que rara vez se alcanza: el espect¨¢culo total. Es el fruto de la f¨®rmula musicolog¨ªa m¨¢s teatro, es la consecuencia natural de un trabajo de formaci¨®n llevado a cabo en la Academia Rossiniana. Con brotes de genialidad en la direcci¨®n esc¨¦nica de Davide Livermore, o en la musical de Michele Mariotti, o en la vocal de Juan Diego Fl¨®rez. Pero lo fundamental es el trabajo en equipo, la alta cocina.

El primer plato, con el que se ha inaugurado el festival, ha sido la recuperaci¨®n, con la correspondiente edici¨®n cr¨ªtica, de la ¨®pera Ciro en Babilonia, 200 a?os despu¨¦s de su estreno en Ferrara. Circulaba una grabaci¨®n discogr¨¢fica de 1991 dirigida por Carlo Rizzi con la orquesta de San Remo pero bastante incompleta. La presentada ahora en Pesaro se ha beneficiado de un reparto colosal encabezado por la carism¨¢tica Ewa Podles y la estupenda Jessica Prat, en el que tambi¨¦n tiene un lugar al sol la espa?ola Carmen Romeu, una cantante-actriz en alza permanente. El estadounidense Will Crutchfield dirige con acierto desde el clave y transmite claridad y buenas vibraciones a la orquesta y coro del Teatro Comunal de Bolonia.

Podr¨ªa, a pesar de todo, ser una representaci¨®n fatigosa por extensi¨®n y por ser una obra de juventud. No lo es en absoluto gracias a una prodigiosa lectura esc¨¦nica de Davide Livermore, que se atreve a establecer una correspondencia entre la gestualidad del cine mudo y la ¨®pera, que deja boquiabierto al espectador con sus referencias a Meli¨¨s, pongamos por caso, o a pel¨ªculas recientes como The artist. El sentido del humor se corresponde con los juegos de sugerencias. La direcci¨®n de actores es soberbia y el espect¨¢culo funciona perfectamente. Est¨¢ bien ligado, que dir¨ªamos en t¨¦rminos gastron¨®micos.

El segundo plato es antol¨®gico. A la combinaci¨®n de factores que defin¨ªan el primero se une la presencia, en estado de gracia, del mejor tenor rossiniano de la historia, el peruano Juan Diego Fl¨®rez, ausente de Pesaro desde 2009. Para el reencuentro ha elegido uno de sus papeles preferidos, el de Corradino de Matilde de Shabran, con el que debut¨® en este festival en 1996 y que m¨¢s adelante cantar¨ªa aqu¨ª en 2004. Fl¨®rez sali¨® a comerse el mundo y de rebote contagi¨® a todo el reparto. En el quinteto Questa e la dea? se arm¨® la marimorena en la sala con aclamaciones a todo pulm¨®n, pateos de entusiasmo, m¨¢s aclamaciones, m¨¢s pateos. La representaci¨®n no pod¨ªa seguir y solamente la habilidad y buen oficio de Michele Mariotti consigui¨® que aquello prosiguiese. En el quinteto estaban, adem¨¢s de Fl¨®rez, Olga Peretvatko, Chiara Chialli, Nicola Alaimo y el espa?ol Simon Orfila, cuyo debut en Pesaro no ha podido ser m¨¢s oportuno. Todo el reparto estuvo de ensue?o, en su condici¨®n de cantantes y de actores. Mariotti dirigi¨® con precisi¨®n y refinamiento a la orquesta bolo?esa y Ottavio Martone hizo un gran trabajo de direcci¨®n teatral, con sentido del humor e infinidad de matices. En cuanto a Fl¨®rez, lo dicho: la perfecci¨®n rossiniana. En este repertorio es imbatible.

El festival se prolonga hasta el d¨ªa 23 con Tancredi, en versi¨®n de concierto dirigido por el gran rossiniano Alberto Zedda, que acaba de publicar un libro apasionante con el evocador titulo Divagaciones rossinianas. Tres detalles adicionales: Il signor Bruschino lo dirige el grupo experimental Teatro Sotterraneo; al frente de la orquesta de Il viaggio a Reims se sit¨²a el joven director de 22 a?os Piero Lombardi; se acaba de publicar un ilustrativo informe econ¨®mico-soci¨®logico de la Universidad de Urbino sobre la influencia del festival en la econom¨ªa de Pesaro. Entre el p¨²blico asistente cabe destacar la cada vez mayor presencia de asi¨¢ticos y, en particular, chinos. A las primeras sesiones no falt¨® el director art¨ªstico de La Scala de Mil¨¢n, Stephane Lissner.