As¨ª nos ven
Dos 'realities' sobre desmadres alcoh¨®licos en la costa espa?ola levantan protestas de los municipios. Asusta la visi¨®n de nuestro propio monstruo
Espa?a es un pa¨ªs chocante que solicita a la vez el rescate y organizar unos juegos ol¨ªmpicos, que vive del turismo extranjero pero desaconseja a los suyos viajar fuera, que recurre a los m¨¢s manidos t¨®picos sobre el exterior, ahora descrito como un lugar lleno de mosquitos por el ministro Soria, pero que se enfada mucho por la imagen que se da del pa¨ªs fuera de ¨¦l. As¨ª que puede ofender tanto el gui?ol franc¨¦s por bromear con el dopaje como inquieta que la prensa internacional d¨¦ detalles de nuestros agujeros o se haga eco del castizo alcalde que asalta supermercados. Lo ¨²ltimo es protestar porque nada intelectuales programas de televisi¨®n inviten al abuso et¨ªlico en nuestro suelo.
MTV est¨¢ rodando Gandia Shore, la adaptaci¨®n espa?ola de un reality show exprimido durante seis temporadas en Estados Unidos con el nombre Jersey Shore. Es una de tantas derivaciones del gastad¨ªsimo modelo Gran Hermano, ahora centrado en ocho j¨®venes ¡ª¡°explosivos, guapos y con cuerpazo, con ganas de fiesta, espont¨¢neos, ligones y divertidos¡±¡ª de juerga en las playas de la ciudad valenciana de origen de los Borgia. Dando la raz¨®n a quienes se tem¨ªan lo peor, sus c¨¢maras ya han filmado (?provocado?) una pelea a la puerta de un pub. El Ayuntamiento de Gandia ha pedido, sin ¨¦xito, que se retire su nombre del programa. Tampoco quiere verse Lloret de Mar como la muestra la televisi¨®n alemana ProSieben en We love Lloret, otro supuesto experimento sociol¨®gico regado en cubatas. El municipio gerundense hizo igual petici¨®n con igual (falta de) respuesta.
El verano pasado ya arrasaba en clubes brit¨¢nicos como espa?oles el videoclip Loca people (La gente est¨¢ muy loca), pegadiza y a ratos pat¨¦tica recreaci¨®n de una noche de borrachera en Barcelona. Una parodia, dijo su autor, el dj catal¨¢n Sak Noel, que al parecer gusta a los pariodados.
Lo solidario, entonces, es veranear en Espa?a mientras millones de europeos se dejan su patriotismo en casa y siguen ba?¨¢ndose, en el mar o en copas, aqu¨ª. Pero luego sacan en televisi¨®n c¨®mo nos ven y c¨®mo se ven a s¨ª mismos durante esas vacaciones que sostienen el PIB, y nos asusta la visi¨®n de nuestro propio monstruo. El dilema es que no queremos que nos retraten como el para¨ªso de la juerga que (tambi¨¦n) somos. Pero mucho menos que dejen de venir.
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