Argentina, una ficci¨®n inagotable
Este pa¨ªs ca¨®tico del Cono Sur se le reescribe, se repiensa en unos libros que llegan a Espa?a.
Si la Argentina no existiera habr¨ªa que inventarla¡±, postul¨® un extranjero de visita en una sobremesa reciente, sorprendido por la efervescencia creativa de Buenos Aires. El resto de los comensales agradeci¨® el piropo, pero vale, lejos de los brindis de esa noche, hacer pie en la raz¨®n y el instinto opuestos: justamente porque la Argentina existe y es como es ¡ªca¨®tica¡ª se la reescribe, se la repiensa, se la ¡°remixa¡±, se la testimonia, debate y enumera (verbo borgiano si los hay) copiosa y talentosamente en las ¨²ltimas hornadas de su literatura que est¨¢n llegando a Espa?a.
La historia reciente y sus marcas en la cultura; la autoficci¨®n que convierte al escritor en tema del relato; la metaliteratura como laboratorio de ideas; la oralidad que transforma la representaci¨®n del lenguaje hablado en protagonista, y la sensaci¨®n de que la gesta de peque?as editoriales independientes ha matizado el cat¨¢logo de voces son algunas de las se?as de identidad que revisa este reportaje.
¡°La discusi¨®n de las propuestas de la novela alrededor de los usos de la memoria se vuelve excluyente¡±, dice Brizuela.
¡°Creo que trabajo sobre el dolor de un individuo en un medio social y las claves que ese mismo dolor entra?a para liberarse por el arte o la pol¨ªtica¡±, sintetiza Leopoldo Brizuela (La Plata, 1963), reciente ganador del Premio Alfaguara de Novela con Una misma noche, historia ubicada en tiempos de la dictadura militar, que le depar¨® sorpresas al ser le¨ªda en la Pen¨ªnsula. Cuenta: ¡°Un lector espa?ol, que en general empieza evocando ciertas similitudes con las experiencias de la Guerra Civil y la posguerra, termina hablando de Una misma noche como la historia de una iniciaci¨®n ¡ªo no iniciaci¨®n¡ª en la masculinidad, por parte de un chico que tiene la edad en que, en todas las culturas, el ni?o debe pasar a integrar la cofrad¨ªa de los varones. En la Argentina, en cambio, el tema de la dictadura se vuelve casi excluyente as¨ª como la discusi¨®n de las propuestas de la novela alrededor de los usos de la memoria¡±. Traductor, ensayista y escritor premiado, cuya prosa ha sido elogiada incluso por Le Monde, con ocasi¨®n de la publicaci¨®n en franc¨¦s de Inglaterra, una f¨¢bula (Premio Clar¨ªn de Novela 1999), Brizuela piensa su escritura, que en ocasiones ha narrado historias del siglo XIX, en t¨¦rminos de ¡°recorrido¡±. Cuatro novelas, varias colecciones de relatos y ensayos despu¨¦s del comienzo se?ala: ¡°Me noto m¨¢s inclinado a percibir las identidades entre cada libro y los dem¨¢s que los propios lectores, interesados por marcar las diferencias. Inglaterra, Lisboa, un melodrama, toman personajes y conflictos que Una misma noche recrea con la gran novedad de que ya no necesito alejarme ni en el tiempo ni en el espacio para analizar un conflicto con las herramientas de la ficci¨®n¡±.
Ratto traza una trilog¨ªa del sur, ¡°ese territorio descentrado y en espera, que no es Buenos Aires ni las grandes ciudades¡±
Tampoco Patricia Ratto se ha alejado demasiado. A lo largo de tres novelas ¡ªtodas publicadas por Adriana Hidalgo¡ª esta autora y docente que vive en Tandil, a 260 kil¨®metros de la ciudad de Buenos Aires, ha masticado el pasado reciente. Peque?os hombres blancos (2006) aborda la dictadura militar que gobern¨® entre 1976 y 1983 desde la mirada de una profesora que dicta sus primeras clases en un pueblito de la Patagonia. Nudos (2008) transcurre en la crisis econ¨®mico-pol¨ªtica iniciada en 2001. En este libro se alude, a partir del personaje de un excombatiente, a la guerra de las Malvinas de 1982, tema de su ficci¨®n m¨¢s reciente: Trasfondo (2012), que narra la peripecia de los 35 tripulantes de un submarino de combate, logrando transmitir al lector la opresi¨®n de esas almas que viven una guerra invisible con todo el peso del Atl¨¢ntico sobre sus cabezas. ¡°La diferencia reside en que, en Nudos, Malvinas aparece narrada desde el presente¡±, explica Ratto, ¡°desde las secuelas y cicatrices (f¨ªsicas y de las otras) que ha dejado en el excombatiente y en la sociedad. En Trasfondo se cuenta el momento mismo de la guerra. Necesit¨¦ ir hacia el pasado en busca de respuestas, para tratar de entender qu¨¦ fue esa guerra, la guerra de los ciegos, la guerra de los que no pod¨ªan ver¡±. El lenguaje elegido por Ratto ¡ªla coloquialidad provinciana, bonaerense o patag¨®nica, seg¨²n el libro¡ª ampl¨ªa la geograf¨ªa literaria de las ficciones argentinas recientes componiendo ¡°una suerte de trilog¨ªa del sur, ese territorio descentrado y en espera, que no es Buenos Aires ni las grandes ciudades argentinas¡±.
Una original vuelta de tuerca al modo en que la literatura reflexion¨® sobre la crisis es la trilog¨ªa de Rafael Pinedo (1954-2006), distop¨ªas donde la ¨²nica regla es la supervivencia. Iniciado en Plop! ¡ªuna mirada ¡°desde el fondo del pozo¡± que le vali¨® el Premio de Novela Casa de las Am¨¦ricas 2002¡ª y profundizado en Fr¨ªo (finalista del Premio Planeta Argentina), el universo apocal¨ªptico de Pinedo trama historias con restos de civilizaci¨®n. El autor, que trabaj¨® como inform¨¢tico y actor, se propuso tematizar la ¡°destrucci¨®n de la cultura¡±, proyecto que cierra con la publicaci¨®n de la hasta ahora in¨¦dita Subte (Salto de P¨¢gina): una f¨¢bula sobre la maternidad que se inicia con Proc, la protagonista, corriendo a oscuras, con las dificultades propias de su barriga de ocho meses, para huir de una jaur¨ªa de lobos. Desamparo, precariedad y silencio en una lucha desesperada por sobrevivir, narrada con una prosa minimalista, puro m¨²sculo.
La interpretaci¨®n de un libro (Candaya), primera novela que llega a Espa?a de Juan Jos¨¦ Becerra (Jun¨ªn, 1965), le hace honor al bien ganado prestigio de escritor de escritores que su autor tiene en el R¨ªo de la Plata, cinco novelas despu¨¦s del comienzo (Santo, en 1994). La historia es descrita por Becerra ¡ªautor tambi¨¦n de tres libros de ensayo¡ª como ¡°un desv¨ªo¡± en su proyecto literario, que elige como tema central ¡°el tiempo y algunos de sus derivados, como el amor y el arte¡±. La interpretaci¨®n¡, sintetiza ahora, cuenta la historia de un escritor que considera que el verdadero ¨¦xito de la literatura consiste en enloquecer a una sola persona: una lectora. ¡°Pero tambi¨¦n es un ejercicio de intertextualidad a cielo abierto¡±, explica, ¡°porque el libro que enloquece a esa lectora, llamado Una eternidad, es en realidad una novela que publiqu¨¦ en 2004, Miles de a?os. Me gust¨® la idea de que un libro propio pudiera leer a otro libro propio¡±.
En la misma l¨ªnea experimental se enrola Dami¨¢n Tabarovsky (Buenos Aires, 1967). ¡°Cuando ten¨ªa 14 o 15 a?os e iba por el mal camino (Cort¨¢zar, Fontanarrosa¡) se me cruz¨® The Buenos Aires Affair de Manuel Puig, y cambi¨¦ para siempre mi forma de leer¡¡±, provoca el autor de Literatura de izquierda (Perif¨¦rica, 2010), beligerante ensayo, aparecido en 2004 en la Argentina, que divide aguas tajantemente entre la escritura que el mercado promueve y la que este autor, traductor y editor admira e intenta cultivar: pura ruptura y vanguardia. Tres son las novelas de Tabarovsky que conoce Espa?a, todas publicadas por Caballo de Troya: Una belleza vulgar, Autobiograf¨ªa m¨¦dica y La expectativa. ?l las define: ¡°Formulan, de alg¨²n modo, un comentario sobre el cruce entre lo urbano, el ¨¦xito, el presente y el fracaso, la ca¨ªda, el traspi¨¦. Implican una discrepancia con la idea convencional de ¨¦xito y la melancol¨ªa de ciertas ilusiones que se perdieron, incluso antes de nacer¡±. La paradoja, la digresi¨®n, la ruptura con la narraci¨®n ¡°arquitect¨®nica¡± y con la causalidad lineal son elementos que Tabarovsky destaca y cultiva.
Trato de entender algo de c¨®mo se vive al escribir¡±, define Romina Paula.?
Lo nuevo tambi¨¦n cuenta regresos. ¡°Algo como que quieren esparcir tus cenizas; algo como que quieren esparcirte¡±. As¨ª comienza el viaje de Emilia hacia Esquel, su ciudad natal, y hacia su propio pasado, susurrado a una interlocutora improbable ¡ªuna amiga muerta¡ª en Agosto (Marbot Ediciones), segunda novela de la dramaturga y directora Romina Paula (Buenos Aires, 1979). ¡°El amor, las relaciones, la imposibilidad de estar, tanto solo como acompa?ado¡ Trato de entender algo de c¨®mo se vive al escribir¡±, define la autora que en ?Vos me quer¨¦s a m¨ª?, su primera novela, destacaba ya por la frescura de un registro oral que desmenuza vertiginosamente esa suerte de habla Windows de los j¨®venes de clase media: discursos de muchas ventanas abiertas, que saltan de un tema a otro sin terminar frases y que tejen en una aparente liviandad paisajes de sentido. ?Ese tratamiento del habla es una huella de su relaci¨®n con el teatro? ¡°En todo caso lo llamar¨ªa m¨¢s un registro mental que uno oral: la ambici¨®n ser¨ªa la de poder relevar la gram¨¢tica del pensamiento, suponiendo que fuera lineal¡±, apunta Paula. Agosto, reafirma, ¡°es justamente eso: una voz, una primera persona que se dirige a un falso interlocutor y que intenta entender algo, nombrarse, nombrar el pensamiento en ese ir diciendo, escribiendo¡±.
Este combo de tablao-ficci¨®n-desparpajo se da tambi¨¦n, aunque con rasgos de ins¨®lito y parodia, en los libros de la directora, dramaturga y actriz Fernanda Garc¨ªa Lao (Mendoza, 1966), editados por El Cuenco de Plata. Aguda observadora de faunas urbanas, en su tercera novela, La piel dura, desovilla las desventuras de una artista del teatro under que pierde una mano y suma a su batallado sobrevivir las peripecias de su condici¨®n de ¡°injertada¡±. ¡°Mi madre ten¨ªa raz¨®n. Si yo hubiera sido un poco m¨¢s imb¨¦cil me habr¨ªa salvado¡±, sentencia la protagonista, con un sarcasmo muy revelador del estilo Garc¨ªa Lao.
¡°Me gusta escribir buscando la voz extra?a, no la voz personal.", afirma Fabi¨¢n Casas.?
Hay otros tonos. Poeta, ensayista y narrador, Fabi¨¢n Casas (Buenos Aires, 1965) es una de las voces m¨¢s contundentes de los a?os noventa. Hace de su barrio, Boedo, filosof¨ªa y escenario donde se conjugan las voces de amigos de infancia, el rock, las discotecas y una prosa precisa para poetizar lo cotidiano. ¡°No tengo imaginaci¨®n, as¨ª que escribo sobre lo que he vivido, sobre los relatos que escucho en diferentes lugares¡±, sintetiza el escritor, uno de los fundadores en 1990 de la revista 18 Whiskys, que public¨® s¨®lo dos n¨²meros de gran impacto en el ambiente literario local. Editado en Espa?a por Alpha Decay, el autor de Los Lemmings y otros (historias de infancia y adolescencia donde campean Astroboy y el f¨²tbol, las drogas y la cultura de masas) y Ocio (una novela, recientemente llevada al cine, que narra la vida de Andr¨¦s en una familia ¡ªpadre y hermano¡ª que se reencauza tras la muerte de la madre) define su estilo: ¡°Me gusta escribir buscando la voz extra?a, no la voz personal. Escribir sintiendo la piedra en el zapato, verg¨¹enza ajena por el texto, incertidumbre y, claro, alegr¨ªa¡±.
En busca de cierta autenticidad o porque la novela del yo es la que urge contar, la autoficci¨®n de los ¨²ltimos a?os depara historias que impactan por su potencia. En la pausa de Diego Meret (La U?a Rota) narra la llegada a la literatura, primero como lector y luego como escritor, de un joven que crece en una casa de un solo libro: el Mart¨ªn Fierro. La violencia surca y marca las relaciones familiares que reelabora Luis Mey en Los abandonados y En las garras del ni?o in¨²til (publicados por Factotum). Un suculento etc¨¦tera incluye la memorable Derrumbe, de Daniel Guebel (relato de una separaci¨®n en primera persona), las novelas de Pablo Ramos y los libros de F¨¦lix Bruzzone, autor de los relatos de 76 (Tamarisco) y la novela Los topos (Mondadori), textos en los que la dictadura se aborda, haciendo pie en la propia experiencia del autor, hijo de desaparecidos, desde sus ecos: el drama de la perpetua recomposici¨®n de una identidad birlada salvajemente. Familia, identidad y dictadura se entreveran tambi¨¦n en El esp¨ªritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia (Mondadori), el ¨²ltimo libro de Patricio Pron (Rosario, 1975).
Cada quien distingue de este caleidoscopio literario lo que m¨¢s le sorprende. ¡°Que la literatura todav¨ªa sobreviva¡±, se?ala sin dudar Becerra y explica: ¡°La cultura que triunfa se ofrece por partes. Las series de televisi¨®n, las sagas cinematogr¨¢ficas, el paquete tur¨ªstico, el tapeo, los movimientos de ubicuidad que permite la banda ancha, etc¨¦tera. La relaci¨®n de un lector con la literatura lleva un tiempo del que ya no se dispone. ?C¨®mo se le puede pedir a alguien que tenga paciencia para leer literatura si ese alguien no es capaz de aguantar, sin enfermarse, que el sem¨¢foro cambie de rojo a verde?¡±.
¡°Aira est¨¢ siendo le¨ªdo de manera muy trivial o convencional, lo que produce una literatura neo-pop llana¡±, sostiene Tabarovsky
Con bien ganado prestigio de editor de sellos independientes, Tabarovsky marca ciertos ¡°efectos nocivos¡± que tuvo la lectura de C¨¦sar Aira. ¡°Aira que es un escritor maravilloso y de una erudici¨®n absoluta, sin embargo, est¨¢ siendo le¨ªdo de manera muy trivial o convencional, lo que produce una literatura neo-pop, llana, carente de inter¨¦s. Hay demasiadas novelas a ¡®lo Aira¡±, define. Como contrapartida, de una buena recepci¨®n de esa ¡°excentricidad¡± surgen, dice, ¡°novelas muy radicales como las de Leonardo Sabbatella, Ramiro Quintana o Pablo Katchadjian, que son grandes escritores j¨®venes. Aparte de ellos, muchas veces encuentro m¨¢s interesantes autores que provienen de otras tradiciones ¡ªm¨¢s realistas, m¨¢s crudos, m¨¢s s¨®lidos¡ª, como Diego Sasturain, Hern¨¢n Ronsino, Selva Almada o Iosi Havilio¡±.
Ratto destaca una variedad que dificulta toda clasificaci¨®n y la convivencia ¡°de registros altamente personalizados, de juventud y madurez, de rupturas y de continuidades¡±. Casas apuesta por la riqueza que surge del cruce de g¨¦neros: ¡°Me sorprende que los editores me pidan temas ¡®globales¡¯, sobre todo en los ensayos. Si escrib¨ªs sobre Borges, est¨¢ ok, pero sobre Zelaray¨¢n, no. Y para m¨ª los dos son fundamentales¡±. Y a?ade: ¡°Hay autores que logran llegar a la superficie para respirar y que est¨¢n construidos por otros que quedan sumergidos, tan o m¨¢s poderosos. A m¨ª me gusta la literatura que escriben los poetas. Para los que escrib¨ªamos en 18 Whiskys, Ricardo Zelaray¨¢n fue un autor central, porque pasaba de la poes¨ªa a la prosa a la velocidad del sonido¡±. Romina Paula celebra ¡ªy vale como bandera¡ª la ¡°desolemnizaci¨®n¡±: ¡°Si la teor¨ªa literaria sigue siendo el campo de la academia, el escribir ha ganado la calle y las casas, y eso me parece una gran cosa. Como si la literatura fuera algo en s¨ª mismo, m¨¢s all¨¢ de qui¨¦n la est¨¦ escribiendo¡±.
La bonanza de la literatura argentina regala, adem¨¢s de los mencionados, una talentosa lista de autores maduros y voces j¨®venes, entre ellos, Hebe Uhart, Carlos Gamerro, Sergio Bizzio, Silvia Molloy, Federico Jeanmaire, Luc¨ªa Puenzo, Sergio Chejfec, Aurora Venturini, Oliverio Coelho y Gabriela Cabez¨®n C¨¢mara.
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