Nombres ilustres en una Mostra presuntamente compensada
En el programa de esta edici¨®n del festival hay varios directores cuyas ¨²ltimas pel¨ªculas el cin¨¦filo est¨¢ deseando ver
No llevo la cuenta exacta de los a?os que dirigi¨® la Mostra un individuo llamado Marco M¨¹ller, pero tengo la sensaci¨®n de que esa pesadilla ha durado siglos. Era sorprendente su capacidad para seleccionar lo peor entre ese cine que se autodefine pomposamente de autor, la temible seguridad para el espectador que no haya perdido la cabeza o juegue permanentemente a la impostura de que cualquier pel¨ªcula transparentemente inestrenable, pero que contuviera pretensiones de vanguardia, tendr¨ªa un hueco asegurado en la siniestra programaci¨®n de la Mostra. Escudado en esos criterios lamentables y en la convicci¨®n de que pod¨ªa hacer lo que le diera la gana en su reino, M¨¹ller exhib¨ªa impunemente y sin desmayo esa inacabable colecci¨®n de tediosos disparates. Hasta el pasado a?o, en el que se rumoreaba con fundamento que no le iban a renovar el contrato. M¨¹ller nos sorprendi¨® con un festival en el que abundaba el cine de calidad. Imagino que lo hizo por miedo o para cubrirse, demostrando que s¨ª sab¨ªa lo que era una buena programaci¨®n, pero que durante su mandato hab¨ªa obedecido exclusivamente a lo que le dictaban sus caprichosos genitales, al esnobismo m¨¢s vacuo, a la monarqu¨ªa absoluta de esa cosa tan irritante como vac¨ªa de las propuestas radicales, del cine incomprensible, impotente y fatuo sustituyendo al arte de saber contar historias.
A M¨¹ller le ha sucedido Alberto Barbera, alguien que ya hab¨ªa dirigido el festival a finales de los a?os noventa. Y no sabemos lo que nos va a deparar en esta ocasi¨®n, pero de entrada hay varios directores en el cat¨¢logo cuyas ¨²ltimas pel¨ªculas el cin¨¦filo est¨¢ deseando ver. Figura la nueva criatura de Terrence Malick, ese ins¨®lito creador de inolvidables poemas cinematogr¨¢ficos. Tambi¨¦n acude Paul Thomas Anderson, responsable entre otras pel¨ªculas tan personales como discutibles de la impresionante?Magnolia. En ella, Tom Cruise daba vida al inquietante l¨ªder de una secta volcada en el poder del macho. En The master, Anderson se centra al parecer en la fundaci¨®n de la Iglesia de la Cienciolog¨ªa. Por tanto, imagino que a Tom Cruise, que es uno de los jefes de esa secta, le consume el terror ante la visi¨®n de su iglesia que haya creado alguien tan corrosivo, feroz e imprevisible como Paul Thomas Anderson. Tambi¨¦n concursa Brian de Palma con un thriller er¨®tico, universo que este se?or ha frecuentado con vocaci¨®n y talento en bastantes ocasiones.
Y hay m¨¢s ofertas que me despiertan l¨®gicas expectativas. Y por supuesto, la Mostra no se ha olvidado de sus cl¨¢sicos, de los artistas experimentales y ex¨®ticos que tanto ¨¦xito tienen en los festivales de cine. Est¨¢n, c¨®mo no, el filipino Brillante Mendoza, el austriaco Ulrich Seidl, el coreano Kim Ki-duk, el japon¨¦s Takeshi Kitano o el portugu¨¦s Manoel de Oliveira. O sea, que cada uno se divierta como quiera en medio de tanta heterodoxia. Por mi parte, agradezco infinitamente que no se me haya erizado el cabello, sensaci¨®n habitual durante el reinado de Marco M¨¹ller, al consultar el primer d¨ªa la secci¨®n oficial de la Mostra.
Ha inaugurado el festival The reluctant fundamentalist, dirigida por Mira Nair. La autora de la muy celebrada y popular La boda del monz¨®n describe en esta ocasi¨®n la catarsis de un paquistan¨ª -despu¨¦s de haber alcanzado el sue?o americano de convertirse en un triunfador y que trabaja como analista financiero en Wall Street- al descubrir a ra¨ªz del 11-S que su piel despierta continuamente hostilidad, prejuicios, sospecha y acoso en la calle, en los aeropuertos, en su propio entorno. Este hombre atormentado retornar¨¢ a su pa¨ªs, se plantear¨¢ muchas cosas de las que nunca dud¨®, abandonar¨¢ la forma de vida de los privilegiados, se ver¨¢ metido en una intriga terrible al comprobar en su evoluci¨®n ideol¨®gica y la vuelta a sus ra¨ªces, que la CIA est¨¢ convencida de su responsabilidad en el secuestro de un profesor estadounidense a cargo de Al Qaeda. Mira Nair narra con complejidad y sentimiento la cre¨ªble y dura historia de alguien que constata que siempre ser¨¢ un forastero en el para¨ªso que cre¨ªa haber conquistado.
Babelia
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