¡°Barbie, soy gay¡±

Lo que ocurre en una casa de puertas adentro es casi siempre un misterio para los ajenos. De cara a la galer¨ªa, uno puede ser el m¨¢s exquisitamente educado, el que va vestido m¨¢s impoluto, el que suelta los chascarrillos m¨¢s graciosos. Pero una vez en el hogar, la situaci¨®n puede convertirse en algo diametralmente opuesto. O al menos diferente. Una evidente raz¨®n para explicar esta transformaci¨®n de Dr. Jekyll a Mr. Hyde es la presi¨®n social. La preocupaci¨®n por el qu¨¦ dir¨¢n. De eso precisamente trata la ¨²ltima serie de fotograf¨ªas de Dina Goldstein: In the dollhouse (En la casa de mu?ecas). B. y K. (sosias de carne y hueso de Barbie y Ken) forman el t¨¢ndem perfecto a los ojos de la gente. Pero en realidad, K. guarda un secreto irreconciliable con su intachable vida marital: es gay.

¡°B. es la mujer idealizada. M¨¢s que ning¨²n otro constructo infantil, ella encapsula el concepto de que la belleza es poder y por lo tanto la clave para llevar una vida feliz. Sin embargo, cuando K., el novio guapo pero emasculado de B., persigue la felicidad expresando su propia individualidad, el valor de la belleza como rasgo personal se revela como la imitaci¨®n barata y pl¨¢stica que es¡±, explica la artista canadiense a trav¨¦s de email.

En diez fotograf¨ªas que tom¨® directamente en un estudio, y que posteriormente retoc¨® parcialmente, Goldstein, que comenz¨® su carrera como fotoperiodista y posteriormente fot¨®grafa de publicidad, narra el proceso de desmoronamiento de la relaci¨®n. Empezando por los peque?os detalles, como las revistas que lee Ken, pasan a las cenas en soledad y los sue?os er¨®ticos compartidos hasta que, finalmente, B. caza a K. con otro hombre. ¡°K. revela su verdadero yo. Ha sido esclavizado por las expectativas de la sociedad, y no encuentra el valor para salir del armario y mostrar qui¨¦n es de verdad al resto del mundo¡±.

Inspirada por sus hijas, Goldstein no es la primera en utilizar a Barbie, nacida en 1959, como icono de la sociedad contempor¨¢nea. Desde aquel noventero Barbie Girl de los noruego-daneses Aqua, una edulcorada canci¨®n-broma, hasta Los Simpson y la Stacy Malib¨² con la que juega Lisa, pasando por la Barbie nigeriana o el Ken afeminado de Toy Story 3, la m¨ªtica mu?eca de Mattel ha visto ir y venir en su m¨¢s de medio siglo de vida infinidad de parodias, versiones, y burlas. La mayor¨ªa llevan un mensaje impl¨ªcito, y las fotos de Goldstein no son excepci¨®n: ¡°El mundo es extremadamente complejo, y cada cual tiene sus propios retos con los que lidiar. Pero lo que puede parecer perfecto por fuera, probablemente no lo sea por dentro¡±.