Horizonte Ecce homo
Seis d¨ªas en la mesa de un restaurante chino en la ciudad alemana de Kassel. Es la invitaci¨®n a una serie de escritores que ha hecho la Documenta. Posiblemente una estancia solitaria. Una oportunidad para preguntarse por qu¨¦ olvidamos tan a menudo que pueden hallarse momentos en los que salga a nuestro encuentro algo sagrado
Cuando ustedes lean estas l¨ªneas, seguramente ya habr¨¦ vuelto de la decimotercera Documenta de Kassel, donde a priori mi participaci¨®n consistir¨¢ a en pasarme seis d¨ªas en un restaurante chino en las afueras de la ciudad, junto a un bosque. All¨ª debo escribir frente al p¨²blico y aceptar las conversaciones que me den los desconocidos que se acerquen a ver qu¨¦ estoy haciendo. Tambi¨¦n a priori est¨¢ previsto que lea una ponencia, La conferencia sin nadie, en un lugar muy alejado del centro de Kassel y tambi¨¦n del restaurante chino, e incluso muy alejado del bosque que ver¨¦ todos los d¨ªas desde la ventana de mi cuarto. Esa ponencia ser¨¢ una de las cien que Critical Art Ensemble ha organizado para los cien d¨ªas de la exposici¨®n, ¡°conferencias a las que probablemente no acudir¨¢ nadie y no ser¨¢n o¨ªdas, dada la lejan¨ªa del lugar¡±, dice una nota de la propia organizaci¨®n.
Creo que por lo general me excitan m¨¢s los preparativos de viaje que el viaje mismo, quiz¨¢s porque en estos la imaginaci¨®n es muy poderosa y todo es posible antes de ponerse en movimiento. Los preparativos se parecen, adem¨¢s, a ese momento extraordinario de libertad que todos hemos vivido alguna vez al disponernos a comenzar una carta, un texto cualquiera: no ignoramos que en cuanto escribamos algo, seremos prisioneros del territorio verbal y moral que acota la primera l¨ªnea.
He pasado los ¨²ltimos d¨ªas buscando informaci¨®n sobre lo que ha sido la decimotercera edici¨®n de la Documenta, y digo ¡°ha sido¡± porque llegar¨¦ a Kassel cuando ya casi todo est¨¦ cerrando; estar¨¦ all¨ª los seis ¨²ltimos d¨ªas de la gran muestra y no s¨¦ si ver¨¦ mucho, ni creo, por otra parte, que me vean demasiado a m¨ª, porque en el comedor chino me dedicar¨¦ sistem¨¢ticamente a ocultar a los curiosos lo que escribo.
De entre lo que he averiguado en la Red me ha interesado saber, por ejemplo, que, aunque la mayor¨ªa de los visitantes suelen pasar a lo sumo un par de d¨ªas visitando Kassel, la Documenta se ha desarrollado tambi¨¦n en Kabul, Alejandr¨ªa, El Cairo y Banff (Canad¨¢). Nadie, por tanto, ha podido estar en todos esos lugares, salvo las comisarias Carolyn Christov-Bakargiev y Chus Mart¨ªnez, y tal vez alg¨²n invitado. ¡°Nada m¨¢s lejos de una actitud postcolonial, sino pura voluntad polil¨®gica¡±, ha aclarado la organizaci¨®n.
Por lo general me excitan m¨¢s los preparativos del viaje que el viaje mismo, quiz¨¢s porque en estos la imaginaci¨®n es muy poderosa y todo es posible
La exposici¨®n ha reunido a doscientos artistas, fil¨®sofos, cient¨ªficos, te¨®ricos culturales, cr¨ªticos y escritores que han presentado un enorme n¨²mero de obras y eventos, muchos de ellos simult¨¢neos, y otros que duraron meses, as¨ª que nadie ha podido siquiera so?ar en verlo todo. S¨®lo en Kassel mismo, la exposici¨®n se ha esparcido por toda la ciudad en todos los espacios tradicionales y en otros anteriormente nunca utilizados.
La?decimotercera Documenta, he le¨ªdo que dec¨ªa alguien, reproduce esa condici¨®n posmoderna de lo sublime: el sentido de la propia infinitud ante una experiencia de lo desmesurado que apunta hacia lo que jam¨¢s aprehenderemos ni entenderemos.
Dado que desplazarse a Kassel significa viajar a un lugar donde previsiblemente estar¨¦ muy solo durante seis d¨ªas, he buscado alicientes que me ayudaran a salir de casa y me ha animado hoy bastante saber que esta 13? Documenta ha sido la m¨¢s te¨®rica de todas. Enterarme de esto me ha hecho entender ¨Ccon cierto pavor, no exento de ciertas dosis de buen humor- que no s¨®lo tendr¨¦ que acudir a ella bien pertrechado de conocimientos de historia y teor¨ªa, sino que necesitar¨¦ estudiar mucho durante y despu¨¦s. No ser¨¢ problema. Tengo pensado acercarme, por ejemplo, a la filosof¨ªa de uno de los pensadores de referencia de la gran muestra, Christoph Menke, cuyo discurso me interesa desde hace tiempo. Para ¨¦l, la filosof¨ªa est¨¢ entre nosotros para desordenar el ¨¢rea del sentido com¨²n y contribuir al nacimiento de un nuevo mundo, cuyo sentido todav¨ªa no captamos; entiende por investigaci¨®n art¨ªstica meditar filos¨®ficamente el pensar art¨ªstico contempor¨¢neo, es decir, explorar a trav¨¦s del arte lo totalmente otro, aquello que est¨¢ en las afueras del pensamiento y los discursos ya establecidos: la investigaci¨®n art¨ªstica as¨ª entendida no arroja tesis enunciables en el lenguaje que ya compartimos, sino ¡°vacilaciones del conocimiento¡±, ¡°viajes al escepticismo¡±, des¨®rdenes del lenguaje y del sistema de disciplinas, giros en las reglas de juego, perplejidad.
Al final, el balance de todo lo le¨ªdo acerca de la Documenta me ha parecido que por suerte encajaba con experiencias que he tenido en los ¨²ltimos a?os, cuando he estado trabajando a tope en direcci¨®n a las incertidumbres, dudas, vacilaciones del conocimiento, lo que ha provocado que en mi ¨²ltima novela, por ejemplo, haya terminado por descubrir la extra?a coherencia de estar de acuerdo con el punto de vista de al menos siete personajes del libro, personajes que sosten¨ªan ideas totalmente opuestas las unas a las otras y, a pesar de eso, se presentaban todas ante m¨ª cargadas de raz¨®n. No es extra?o pues que a veces me considere el hombre de los siete puntos de vista.
Para no asustarme ante la fr¨ªa perspectiva de estar seis d¨ªas en total soledad en una ciudad que me han dicho que no es atractiva, me he dicho que nada me conven¨ªa m¨¢s que construir mentalmente una caba?a, un refugio humano dentro del sistema filos¨®fico de Menke. Eso, sin duda, me va a dar mucho trabajo. Pero ya se sabe que el trabajo creativo hace que pase el tiempo volando. He decidido viajar a Kassel sabiendo que, como la ventana de mi cuarto de hotel estar¨¢ cerca del restaurante chino y seguramente dar¨¢ al bosque cercano, podr¨¦ contar con la suntuosidad luminosa del paisaje exterior, el lento crecer de los ¨¢rboles, aunque s¨®lo me ocupar¨¦ de la naturaleza cuando mi propia existencia se encuentre en pleno trabajo.
Ha sido como si me hubiera propuesto de alg¨²n modo hundir mi trabajo en el bosque de Kassel y que ¨¦ste, el trabajo, me ayude a combatir sin pausa la soledad que me espera. El trabajo y tambi¨¦n desde luego la idea de estar en una caba?a. En una caba?a para pensar. Para hacer un alto en el camino y reflexionar en torno a la creaci¨®n, m¨¢s concretamente a la alegr¨ªa que puede estar en el n¨²cleo central de toda creaci¨®n. Uno de los libros que me llevar¨¦ tiene unas p¨¢ginas en las que habla de esto, Romanticismo. Una odisea del esp¨ªritu alem¨¢n, de R¨¹diger Safranski. Suelo volver a los fragmentos en los que el autor explica el mundo de Nietzsche y c¨®mo ¨¦ste pensaba que es preciso vivir sin ilusiones y a la vez, a pesar de haber descubierto su gran futilidad, estar apasionadamente enamorado de la vida. ?Por qu¨¦ olvidamos tan a menudo que en nuestro horizonte pueden hallarse todav¨ªa momentos en los que salga a nuestro encuentro algo sagrado? Es lo que podr¨ªamos llamar horizonte Nietzsche o, quiz¨¢s mejor, horizonte Ecce homo, en honor de uno de sus libros m¨¢s famosos, aquel que nos confirma que para poder valorar verdaderamente la alegr¨ªa est¨¦tica, antes hay que abrirse en primer lugar a la consternaci¨®n y a los horrores, y luego poder olvidar la angustia al confiar en la posibilidad de que en un momento determinado pueda salirnos al encuentro la vida plena, la vida en su n¨²cleo duro m¨¢s intenso, m¨¢s v¨ªvido. Eso puede ocurrirnos en cualquier peque?o instante, en el m¨¢s breve ¨¢tomo del curso de nuestra existencia. No creo enga?arme al pensar que el instante est¨¦tico es un ¨¢tomo de felicidad de este tipo, una part¨ªcula que equilibra toda lucha y toda penuria.
Qui¨¦n sabe, quiz¨¢s vaya a Kassel s¨®lo a buscar el ¨¢tomo.
Romanticismo.Una odisea del esp¨ªritu alem¨¢n. R¨¹diger Safranski.Traducci¨®n de Ra¨²l Gab¨¢s. Tusquets. Barcelona, 2009. 384 p¨¢ginas. 24 / 9,95 euros.
Ecce homo.Friedrich Nietzsche. Traducci¨®n de Andr¨¦s S¨¢nchez Pascual. Alianza Editorial. Madrid, 2011. 208 p¨¢ginas. 9 euros.
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