La arquitectura espa?ola, a la guerra
El estudio AV62 gana el concurso para construir el Museo Nacional de Afganist¨¢n en Kabul Las medidas de seguridad ser¨¢n una de las claves del proyecto
El despacho de arquitectos AV62, de Barcelona, formado por Victoria Garriga y To?o Foraster, que ya gan¨® el concurso de ideas para el barrio de Adhamiya, en Bagdad, se ha hecho ahora con el del proyecto para el Museo Nacional de Afganist¨¢n, en Kabul, un edificio destinado a albergar el relato esencialmente hist¨®rico y art¨ªstico de este pa¨ªs poli¨¦drido, cruce de civilizaciones y en guerra desde hace d¨¦cadas. Los arquitectos catalanes se impusieron a otro equipo espa?ol, el de Tu?¨®n y Mansilla, que qued¨® en segundo lugar de los 70 ¡ªde 43 nacionalidades diferentes¡ª que se presentaron al concurso organizado por el ministerio de Cultura afgano y la Embajada de Estados Unidos en Kabul.
Los pliegos exig¨ªan experiencia museogr¨¢fica, haber trabajado en pa¨ªses musulmanes y en lugares en conflicto, condiciones que re¨²ne la gente de AV62. Nadie del estudio, sin embargo, ha pisado todav¨ªa la capital afgana, aunque piensan hacerlo en breve. De hecho, Garriga y Foraster se hallan ahora enfrascados en los preparativos para viajar a Bagdad para recoger el premio del barrio de Adhamiya, un proyecto que ahora, tras la dimisi¨®n del alcalde de la capital iraqu¨ª, parece atascado en los meandros de la burocracia, algo muy habitual en todos los grandes proyectos p¨²blicos en Irak. No parece que vaya a suceder lo mismo en Kabul, apunta Foraster, porque tanto el Kabul como Washington, est¨¢n muy interesados en sacarlo adelante lo antes posible.
El proyecto tiene m¨¢s de una peculiaridad. Con el museo se pretende establecer una determinada historia de Afganist¨¢n, un hilo conductor en el que los afganos puedan identificarse o, al menos, seguir las trazas de sus m¨²ltiples historias. Debido a las d¨¦cadas de guerra, las obras de arte ¡ªcuando no han sido destruidas o dinamitadas como los budas gigantes de Bamiyan¡ª se han perdido, se encuentras desperdigadas o no est¨¢n catalogadas, raz¨®n por la que los dise?adores del museo ignoran cu¨¢les deben ser sus dimensiones, o cu¨¢l ser¨¢ finalmente la colecci¨®n y la distribuci¨®n de las obras. Con estos condicionantes el proyecto se ha concebido en torno a un modelo de ¡°espacios deformables y flexibles capaces de adaptarse al devenir de los tiempos", cuyo referente, reconoce Garriga, es en ¨²ltimo t¨¦rmino el tipo de espacios modulares que se crean en la Mezquita de C¨®rdoba, uno de los iconos del mundo isl¨¢mico. Este tipo de construcci¨®n se extiende o reduce en funci¨®n de las necesidades y cuadra con el proceso de creaci¨®n de un proyecto muse¨ªstico que est¨¢ todav¨ªa por definir.
Definir este relato supondr¨¢ un fuerte debate, no precisamente acad¨¦mico, sino esencialmente pol¨ªtico y social, dada la variedad de culturas que en uno u otro momento han pasado por Afganist¨¢n y su relaci¨®n con los c¨¢nones de una sociedad isl¨¢mica. ¡°Es evidente que se plantear¨¢ el problema de la representaci¨®n de la figura humana¡±, se?ala Foraster. ¡°?Qu¨¦ har¨¢n con las esculturas de Bagram, de extracci¨®n hind¨², en las que hay mujeres con grandes pechos desnudos? ?Qu¨¦ pasar¨¢ con la inevitable referencia a los budas de Bamiyan? A lo mejor quieren dar m¨¢s importancia al periodo mogol, cuando se produce la islamizaci¨®n, y pasar por encima de otros...¡±, a?ade.
El modelo dise?ado por Foraster y Garriga se basa en un espacio no org¨¢nico. ¡°No imponemos un recorrido, sino que permitimos que los espacios puedan modificarse con facilidad en funci¨®n de la lectura que se quiera hacer¡±, se?alan. La parte m¨¢s determinante del proyecto, sin embargo, es la que hace referencia a la seguridad. La violencia todav¨ªa muy presente y la actividad terrorista obliga a que todo el conjunto del museo est¨¦ rodeado por un muro de seguridad perimetral. Este ¡°universo cerrado dentro de un muro¡± les permite a los arquitectos entroncar con la tradici¨®n de la casa patio o de la mezquita: ¡°un per¨ªmetro que permite confinar la naturaleza y la vida para preservarla y protegerla de un entorno hostil, en la tradici¨®n de la gente del desierto ¡°amante de las matem¨¢ticas y la geometr¨ªa¡±. Sobre el muro-per¨ªmetro se apoyan unas cubiertas abovedadas. longitudinal del edificio. Dentro de este espacio se diferencian ciertos ¨¢mbitos mediante c¨²pulas y patios. ¡°Las c¨²pulas¡±, explican los arquitectos, ¡°frenan y concentran el recorrido, introduciendo la verticalidad y el cielo en el edificio, mientras que los patios ampl¨ªan las visuales e introducen la luz natural¡±.
Como en el proyecto de Bagdad, la gente de AV62, ha optado por ¡°una arquitectura capaz de acoger las actividades humanas, desde las m¨¢s corporales ¡ªsombra, frescor, bienestar corporal, descanso, encuentro...¡ª hasta las que nos permiten interpretar el mundo y exorcizar nuestros temores a trav¨¦s de arte, la poes¨ªa o la magia¡±. Otra de las condiciones que inclu¨ªa el concurso de ideas era que la construcci¨®n deb¨ªa poder ser realizada, al menos en parte, por trabajadores locales, lo que supon¨ªa la incorporaci¨®n de t¨¦cnicas de edificaci¨®n tradicionales.
Sobre la posibilidad de que finalmente se construya el museo o se lleve a cabo la revitalizaci¨®n de Adhamiya, Garriga y Foraster mezclan dosis de realismo y determinaci¨®n: ¡°No es un problema de dinero, sino de c¨®mo pasar de un proyecto de ideas a otro de construcci¨®n. Son las autoridades las que ahora deben realizar el proyecto definitivo, que podr¨ªa tomar elementos de otros de los presentados, pero el principal problema que detectan los arquitectos espa?oles es que las autoridades no entienden que es necesaria una fase intermedia entre el proyecto y la construcci¨®n, en la que se establece el proceso de producci¨®n¡±, explican. A convencerles de esto esto se dedicar¨¢n en sus pr¨®ximos viajes a Bagdad y Kabul.
Babelia
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