Asuntos primordiales: Jean Eustache
Hubo una ¨¦poca en la que pod¨ªa recitar de memoria los nombres de las amantes de Jean Eustache como si fueran personajes de una novela cl¨¢sica: Jeanne Delos, Catherine Garnier, Marinka Matuszewski, Fran?oise Lebrun. Ahora he tenido que rastrearlas. Y sab¨ªa tambi¨¦n que en la rue Nollet, donde se suicid¨® de un balazo en el coraz¨®n, como Guy Debord, hab¨ªan vivido Paul Verlaine, Henry Miller y Barbara. Dec¨ªan que apenas sal¨ªa de casa pero cuando muri¨® ten¨ªa cuatro proyectos. Sus t¨ªtulos recordaban canciones o pel¨ªculas de los a?os cincuenta: Peine perdue, La rue s'allume, Un moment d'absence. El cuarto proyecto era la segunda parte de La maman et la putain, su cumbre. Dec¨ªan que solo le interesaban cuatro o cinco cosas, pero esas cuatro o cinco eran oce¨¢nicas: las mujeres, el dandismo, Par¨ªs, el campo, el idioma franc¨¦s. Dec¨ªan que antes de matarse clav¨® un r¨®tulo en la puerta donde se le¨ªa: "Llame fuerte, como para despertar a un muerto".
?C¨®mo hab¨ªa empezado todo aquello? La chica pelirroja del cine club hab¨ªa ido a Francia y volvi¨® enloquecida por la pel¨ªcula de aquel amigo suyo que se hab¨ªa llevado el premio especial del jurado en Cannes. Dijo: Ten¨¦is que verla, es lo m¨¢s importante que os va a pasar este a?o. Dijimos que s¨ª, pero no ten¨ªamos dinero ni pasaporte, nada. Pasaron dos o tres a?os y de repente alguien lleg¨® con el notici¨®n: iban a proyectar La maman et la putain en un lugar llamado Fundaci¨®n Mir¨®. Corri¨® la voz como una contrase?a. Fuimos all¨ª, vimos la pel¨ªcula. Tres eternidades m¨¢s tarde salimos a la oscuridad del parque como si nos hubiera ca¨ªdo un rayo. Mudos, reconocidos, hermanados: aquella pel¨ªcula hablaba de nosotros. ?Cu¨¢nto tiempo hac¨ªa que no nos suced¨ªa algo as¨ª? Nosotros ¨¦ramos como Alexandre, pero sin follar tanto. Vaya, ni de lejos. El color de la pel¨ªcula era el color de nuestro mundo, un mundo de tres caf¨¦s (nos gustaba decir "caf¨¦s") y doscientas personas, dec¨ªa Eustache. Tirando largo. Los mundos adolescentes siempre son mundos de doscientas personas. Ahora creo que hay m¨¢s gente virtual.
Dec¨ªan que apenas sal¨ªa de casa pero cuando muri¨® ten¨ªa cuatro proyectos
Ser¨ªa interesante, por cierto, rastrear si fuimos los mismos que, veinte a?os despu¨¦s, nos hicimos del Plus porque Fernando Trueba hab¨ªa elegido La maman et la putain para el ciclo La pel¨ªcula de mi vida. Fue la ¨²ltima vez que pasaron una pel¨ªcula en blanco y negro (y de m¨¢s de tres horas) en prime time, aunque fuera en un canal de pago. Gracias, Trueba.
Ahora estoy en la Facultad. Mi segundo a?o de periodismo. Nos dicen: Ten¨¦is que hacer un peri¨®dico. ?Entre todos? No, cada uno. Me dan un pu?ado de p¨¢ginas blancas. Tienes que escribirlo, secci¨®n por secci¨®n. Y buscar las fotos y compaginarlo. Cuando me vi con todo aquel papel en las manos supe en el acto lo que ten¨ªa que hacer con ¨¦l. Un mes m¨¢s tarde present¨¦ mi gran obra. A la profesora le extra?¨® un poco que s¨®lo hubiera una noticia en la portada, pero pas¨® la p¨¢gina. Aquello segu¨ªa. Y segu¨ªa. Y segu¨ªa. Eustache y La maman et la putain cubr¨ªan pol¨ªtica, econom¨ªa, sucesos, deportes, como el avance man¨ªaco de un regimiento de h¨²sares. S¨ª, se?or: aquel fue mi primer peri¨®dico. Me gustar¨ªa tenerlo ahora ante mis ojos, pero en aquella ¨¦poca no guardaba nada, o las cosas ten¨ªan una curiosa tendencia a perderse. ?C¨®mo pude llenar todas aquellas p¨¢ginas? Bueno, es una pregunta ret¨®rica. Lo verdaderamente sorprendente fue que la profesora me aprob¨®. Y con nota. Santa mujer.
Cuando lleg¨® a la ¨²ltima p¨¢gina me pregunt¨®: ?As¨ª que, seg¨²n t¨², esto es lo m¨¢s importante que ha pasado? Pens¨¦ en la chica pelirroja, que a saber d¨®nde andar¨ªa. Probablemente se habr¨ªa convertido en un personaje de pel¨ªcula de Eustache. Pens¨¦: L¨¢stima, se me ha olvidado hablar de ella, pero no me pareci¨® prudente pedir una p¨¢gina m¨¢s.
Respond¨ª: S¨ª, exacto. Esto es lo m¨¢s importante que ha pasado.
Babelia
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