La historia se encierra en una iglesia rom¨¢nica
Los historiadores brit¨¢nicos Philippa Gregory y Antony Beevor, y los escritores ¨¢rabes Khaled Khalifa y Habib Selmi, protagonistas de la cuarta jornada del Hay Festival
Durante unas horas el lapso espacio temporal que separa las obras de los historiadores brit¨¢nicos Philippa Gregory y Antony Beevor y la de los escritores ¨¢rabes Khaled Khalifa y Habib Selmi se ha detenido entre los muros de la iglesia rom¨¢nica de San Juan de los Caballeros en Segovia. La cuarta jornada del Hay Festival se consagra a las distintas versionas de la historia que salen de las plumas de estos autores.
La manera super¨¦xitosa de Philippa Gregory de ficcionar la historia, en concreto el per¨ªodo Tudor, tiene ya una nueva entrega en La reina roja (Planeta). Este retrato de la ambiciosa Margarita Beaufort, heredera de la rosa roja de Lancaster, que urdir¨¢ su camino con astucia y arriesgar¨¢ todo por sentar a su hijo Enrique en el trono de Inglaterra despu¨¦s de quedar viuda con solo 14 a?os, es la manera que tiene la escritora de pagar su particular deuda con las mujeres protagonistas de la historia reciente. ¡°Hay mucha documentaci¨®n sobre los hombres, protagonistas de la vida social, no as¨ª de las mujeres¡±, ha argumentado Gregory. ¡°A partir de los datos que encuentro construyo una l¨ªnea temporal que me permite completar los vac¨ªos hist¨®ricos con ficci¨®n¡±.
La novela es la herramienta de Gregory para ¡°vivir la vida de los personajes hist¨®ricos¡±. Recurre a la primera persona para acercar pasajes del pasado al lector contempor¨¢neo, consciente de que esta forma literaria cuenta con el consentimiento de un p¨²blico en busca de la evasi¨®n del inc¨®modo presente que, a la vez, est¨¢ completamente imbuido de una familia disparada al cerebro gracias al cine y la televisi¨®n. ¡°Unos 500 a?os despu¨¦s de que los Tudor desaparecieran el inter¨¦s entorno a ellos sigue tan vivo porque son los representantes de una ¨¦poca bisagra de la modernidad. Fue el momento en que se produjo una contrarrevoluci¨®n cultural, mercantil y pol¨ªtica que configur¨® parte de los cimientos del mundo actual¡±, ha justificado Gregory.
La pluma del prestigioso historiador Antony Beevor se aleja de la primera persona para seguir descubriendo los secretos y terrores de la II Guerra Mundial. El libro hom¨®nimo ¨Ceditado por Pasado y Presente en Espa?a- de m¨¢s de 1.200 p¨¢ginas, traza un relato global del conflicto, que no empieza con la invasi¨®n de Polonia, sino un mes antes y en el otro lado del mundo, en agosto de 1939, en el r¨ªo Khalkin-Gol.
¡°Beevor ha escrito con ¨¦xito la tarea herc¨²lea de la historia moral de un gran desastre¡±, ha dicho el cineasta Agust¨ªn D¨ªaz Yanes frente a su interlocutor. ¡°Ha vivido en conversaci¨®n con los muertos y ha escuchado con sus ojos a los difuntos como dir¨ªa Quevedo¡±. En un repaso por los hitos de la guerra ¨Cla derrota francesa ante Alemania que supuso la entrada triunfal de Hitler en Berl¨ªn en 1940; la declaraci¨®n de guerra a Estados Unidos un a?o despu¨¦s; y el desembarco de Normand¨ªa-, el historiador desvela una vez m¨¢s aquellos aspectos que determinaron el devenir de la que considera ¡°una guerra civil internacional¡±, pese a las cr¨ªticas que esta afirmaci¨®n le ha granjeado desde que se publicara el libro. ¡°Toda Europa central vivi¨® en guerra civil entre 1917 y 1921, esta acumulaci¨®n de conflictos dio lugar a la II Guerra Mundial¡±, ha planteado el escritor.
A Beevor como a Stalin y a la mayor¨ªa de interesados en el conflicto les sigue fascinando la habilidad de Hitler para conseguir el apoyo de una sociedad tan educada como la alemana. ¡°La moral del pueblo se hundi¨® debido a la inflaci¨®n que introdujo el propio Gobierno para reducir los da?os que supon¨ªa la deuda contra¨ªda tras la I Guerra Mundial¡±, ha explicado el autor. ¡°El estado de derecho se vio socavado y la clase media, basti¨®n de la democracia, menoscabada, no hab¨ªa resistencia moral ante el que se convirti¨® en una desgracia para el mundo¡±. El paralelismo con la actualidad ha funcionado como un resorte y no ha tardado en saltar la cuesti¨®n: ?Seremos testigos de una III Guerra Mundial? ¡°La historia nunca se repite¡±, ha sentenciado Beevor. ¡°Puede que haya una guerra con China, muy presionada desde el punto de vista econ¨®mico, que adem¨¢s vive graves problemas internos; Corea del Norte tambi¨¦n podr¨ªa ser un inconveniente; pero el problema de Europa es que est¨¢ vac¨ªa ideol¨®gicamente, no est¨¢ ni dividida ni militarizada como antes¡±.
La ¨²ltima regi¨®n caliente que Antony Beevor incluye en su hipot¨¦tica quiniela es Oriente Medio. Los ¨²ltimos protagonistas de la tarde, el escritor tunecino, residente en Par¨ªs, Habib Selmi y el sirio Khaled Khalifa intentan escapar de los conflictos que viven sus pa¨ªses pero la inercia de las revoluciones termina por atrapar su discurso. ¡°Traer¨¢n una libertad de la que hace tiempo no disfrutamos, pero no quiero pecar de idealista o so?ador, no tienen por qu¨¦ crear un tipo de literatura mejor¡± ha afirmado Selmi, finalista del prestigioso premio en lengua ¨¢rabe IPAF. Los perfumes de Marie-Claire, la novela que analiza la relaci¨®n entre una francesa y un tunecino representa a la nueva generaci¨®n de escritores de novela de la literatura ¨¢rabe que se deshace de las mordazas al tiempo que el pueblo conquista plazas.
La obra de su compa?ero de butaca, Elogio del odio (Lumen), tambi¨¦n ocupa ese espacio destacado en un g¨¦nero que ha podido con la tradici¨®n po¨¦tica de una regi¨®n sustentada en los versos. ¡°Nuestro legado po¨¦tico es equiparable al filos¨®fico en el caso griego¡±, ha asegurado Selmi. ¡°La cultura cl¨¢sica que se esconde tras los muros de Alepo, mi ciudad, se abre ahora al mundo para dar a conocer una expresi¨®n literaria que se escond¨ªa en las casas, en las familias y, en especial, las mujeres¡±, ha proseguido Khalifa.
Su literatura se asoma a las orillas de Occidente y Oriente en busca del di¨¢logo perdido durante a?os, como una forma de volver a convivir sin miedo y censura. Las mujeres de sus historias se parecen a las que pueblan las ciudades europeas o estadounidenses por mucho que el clich¨¦ siga instalado en la mente del denominado primer mundo. No pretenden portar sobre sus hombros la tarea mesi¨¢nica de acercar culturas, sino que conf¨ªan en que la b¨²squeda conjunta de unos valores fundamentales como la felicidad y el amor termine por completar la empresa. ¡°Hay que acabar con determinadas im¨¢genes que Las mil y una noches impusieron para conseguir establecer nuevas relaciones en el mundo¡±, ha concluido Khalifa.
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