¡°El mundo isl¨¢mico cree que hay una conspiraci¨®n occidental para destruirlo¡±
Salman Rushdie presenta en Madrid su nuevo libro, 'Joseph Anton' En esta novela autobiogr¨¢fica narra su vida tras la fetua del ayatol¨¢ Jomeini El autor fue acusado de blasfemia por su libro 'Los versos sat¨¢nicos'
San Valent¨ªn es el d¨ªa del amor. Pero el 14 de febrero de 1989 Salman Rushdie no recibi¨® ninguna declaraci¨®n de pasi¨®n. M¨¢s bien, una condena a muerte. El ayatol¨¢ iran¨ª Jomeini dict¨® ese d¨ªa una fetua contra el autor de origen indio. Traducido, animaba a cualquier musulm¨¢n que se cruzara con ¨¦l a asesinarlo. La culpa de Rushdie era haber escrito una novela, Los versos sat¨¢nicos, de la que se considera ¡°muy orgulloso¡± pero que el ayatol¨¢ acus¨® de blasfemia.
Fue el d¨ªa que cambi¨® para siempre la existencia de Rushdie (Bombay, 1947). Y es el punto de partida de su nuevo libro, Joseph Anton (Mondadori). De ah¨ª, y a lo largo de 686 p¨¢ginas, la obra pasa por una pesadilla de vida en Reino Unido, bajo escolta y de casa en casa, y llega hasta el momento en el que por fin, nueve a?os despu¨¦s, el autor se siente libre de coger un taxi. ¡°Es una novela muy autobiogr¨¢fica, en la que todo es cierto¡±, cuenta Rushdie, en una rueda de prensa para presentar la obra en Madrid.
Verdadero es tambi¨¦n el seud¨®nimo que emple¨® durante a?os y que da el titular al libro ¨Cy que se debe a los nombres de Joseph Conrad y Anton Ch¨¦jov-. ¡°La parte p¨²blica de la historia ya estaba en los peri¨®dicos. Pero nadie conoc¨ªa el lado personal, c¨®mo fue para m¨ª vivir ese periodo¡±, asegura Rushdie. De ah¨ª que el libro parta de sus vivencias ¨ªntimas, su salud y la relaci¨®n con su familia para luego mover el foco hacia un contexto m¨¢s amplio, donde el Foreign Office brit¨¢nico le invita a pedir perd¨®n por Los versos sat¨¢nicos, la polic¨ªa del Reino Unido le informa de que es el hombre m¨¢s en peligro del pa¨ªs tras la reina, y algunas editoriales rechazan publicar su libro.
Varios problemas Rushdie tuvo tambi¨¦n con Joseph Anton. Pero en este caso depend¨ªan de ¨¦l: ¡°He esperado mucho para escribirlo. Quer¨ªa que fuera un punto y final a esa historia y no quer¨ªa hacerlo en el momento cumbre de las emociones. Necesitaba desprenderme de la rabia, llegar a estar en paz para mirar atr¨¢s con tranquilidad¡±. Y hasta con un humor, ya que Joseph Anton narra el drama de la espada de Damocles de Rushdie pero tambi¨¦n se r¨ªe de ¨¦l.
Y en efecto sonr¨ªe el autor al recordar uno de los episodios m¨¢s surrealistas de esos nueve a?os. Tras un fallido atentado, para evaluar las amenazas para la editorial Penguin al publicar Los versos sat¨¢nicos, el director, Peter Mayer, encarg¨® un informe que, por razones de seguridad, sustitu¨ªa los nombres de los protagonistas con los de algunos p¨¢jaros. Se titul¨® Evaluaci¨®n de la fortaleza y potencial de la protesta del Caradrino contra la Limosa de la Paloma del Charr¨¢n ?rtico e implicaciones para el Chorlito Dorado. Con Rushdie en el papel del Charr¨¢n ?rtico.
Con la tercera persona se refiere en cambio el autor a s¨ª mismo durante todo el libro: ¡°Empec¨¦ con la primera, pero era todo un yo, yo yo. Pens¨¦: ¡®Basta, ?c¨¢llate!¡¯. Tambi¨¦n es m¨¢s f¨¢cil ser cr¨ªtico contigo mismo cuando usas ¡®¨¦l¡¯ en vez de ¡®yo¡±. Y, adem¨¢s, el Rushdie que escribe es un autor de 65 a?os y muchas experiencias mientras que el personaje tiene un cuarto de siglo menos y solo empezaba a intuir la tormenta que se le echaba encima.
Sea como fuere, ese desdoblamiento de su personalidad no tendr¨¢ secuela. ¡°Es el ¨²ltimo libro en el que hablo de m¨ª. De hecho ni siquiera me gustan las autobiograf¨ªas. Pero de repente mi vida se volvi¨® interesante¡±, afirma Rushdie. Con este eufemismo el autor se refiere a una recompensa de millones de d¨®lares para qui¨¦n le matara y a una amenaza que se cobr¨® varias v¨ªctimas: su traductor japon¨¦s fue asesinado, el italiano golpeado brutalmente y su editor noruego recibi¨® tres balas.
Un destino que el escritor comparte con otros autores de obras controvertidas sobre el Islam, algunos de ellos musulmanes, como el Nobel de Literatura egipcio Naguib Mahfuz, apu?alado por un extremista isl¨¢mico: ¡°Muchos escritores han sido atacados o matados. Las acusaciones siempre han sido id¨¦nticas, la misma ret¨®rica medieval: blasfemia, herej¨ªa, insulto. En 1989 parec¨ªa un fen¨®meno digno de la Inquisici¨®n pero entre tanto hemos visto c¨®mo se desarrollan las pol¨ªticas extremistas¡±.
Tambi¨¦n se ha visto, hace poco, como una chapuza de v¨ªdeo que insulta a Mahoma en la Red puede acabar provocando muertes y ataques a embajadas en m¨¢s de 20 pa¨ªses. Rushdie critica tanto el filme como sus consecuencias: ¡°Es un v¨ªdeo mal¨ªsimo en YouTube. All¨ª hay tantas cosas que cualquiera podr¨ªa sentirse insultado. Responder as¨ª es err¨®neo y rid¨ªculo. Pero forma parte de una paranoia m¨¢s amplia: el mundo isl¨¢mico est¨¢ convencido de que hay una conspiraci¨®n de los l¨ªderes occidentales para destruirlo¡±.
La trama para destruir a Rushdie en cambio deber¨ªa de haberse aplacado. Y el entonces presidente iran¨ª Jatami ya retir¨® por lo menos la recompensa por su homicidio. El autor en cualquier caso reconoce que ¡°es el pasado¡± y que ya no se preocupa. Tambi¨¦n porque cuenta con la promesa que en su d¨ªa le hizo el periodista americano Bill Buford: ¡°Tus amigos vamos a formar un anillo de hierro para que vivas en ¨¦l¡±. Toda una declaraci¨®n de amor. Por fin, un San Valent¨ªn.
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