Ecos de g¨¦nero y otras delicias
Buen debut de Juan Carlos Medina con 'Insensibles' en Sitges, su ¨®pera prima que present¨® en la ¨²ltima edici¨®n del festival de cine de Toronto
Si ayer le tocaba el turno a El cuerpo en el festival de Sitges, hoy era el d¨ªa de Insensibles. Otra ¨®pera prima con director espa?ol, Juan Carlos Medina y otra demostraci¨®n de amor al g¨¦nero, esta vez en c¨®digos m¨¢s cercanos (a veces demasiado cercanos) al universo de Jaume Balaguer¨® y con un trabajad¨ªsimo lenguaje tonal que le da a la pel¨ªcula el filtro emocional necesario. En la parte positiva, Insensibles es un filme notable en su construcci¨®n de atm¨®sfera -tuvo una gran recepci¨®n en el festival de Toronto-, especialmente en la trama enclavada en la Espa?a de los a?os treinta y muy poderoso en la primera parte del metraje, con esos ni?os que no sienten ning¨²n dolor (dolencia que ¨Ccon buen criterio- nunca es destripada para darle un extra de color a la pel¨ªcula) y que son alejados de sus padres y de su comunidad para ser confinados en una oscura instituci¨®n psiqui¨¢trica.
El marco de la Espa?a en plena tensi¨®n fratricida es perfecto para ese arranque y el director (a pesar de alg¨²n ataque de ego, como esa escena del accidente automovil¨ªstico al ralent¨ª) demuestra tener un buen mont¨®n de criterio para aplicar la contenci¨®n a lo que cuenta, sin caer en el pozo del efectismo. La narraci¨®n, que avanza en dos terrenos en paralelo, tiene buen ritmo y mejor pinta y la voluntad de aplicar los c¨®digos del g¨¦nero convierte esa parte en lo mejor de la pel¨ªcula. Luego llega el turno de las revelaciones y el tono decae para convertirse en una ¨Csuerte de- traslaci¨®n cinematogr¨¢fica del universo del ¨²ltimo libro de Jean Christophe-Grange, El origen del mal. Ni?os, nazis y una singular concepci¨®n del dolor y del mal, algo que a los fans de Balaguer¨® les parecer¨¢ familiar y que aqu¨ª funciona a ratos, b¨¢sicamente porque el monstruo parece encajar de forma harto extra?a en una pel¨ªcula que ¨Chasta ese momento- apostaba por la discreci¨®n. Esa colisi¨®n entre dos formas distintas de ver el g¨¦nero (ambas leg¨ªtimas) no parece sentarle demasiado bien a Insensibles que pasa del retrato de la Espa?a de vencedores y vencidos a una especie de limbo sangriento donde lo que cuenta es la visualizaci¨®n (algo r¨²stica) de ese brazo ejecutor que tiene una conexi¨®n invisible con el protagonista (un correcto Alex Brendem¨¹hl) m¨¢s que en la trama en si misma.
Aun as¨ª, el filme es una estupenda demostraci¨®n de que Medina puede construir un paisaje turbio sin m¨¢s ayuda que la de una c¨¢mara que mueve con soltura, no hay duda de que tiene cuerda para rato. En la parte negativa, m¨¢s all¨¢ de esa indefinici¨®n sobre el tono que necesita la pel¨ªcula, se encuentra un final m¨¢s bien blandengue y la (incomprensible) actuaci¨®n de Ramon Fontser¨¦, actor de m¨¢ximos, extraordinario cuando pisa las tablas, que aqu¨ª se dedica a la parodia pura y dura en su papel de director del mencionado centro psiqui¨¢trico. Llega a tal punto la ocurrencia que en el patio de butacas empezaron a o¨ªrse chascarrillos cada vez que abr¨ªa la boca su personaje. Un problema menor que se hace inmenso cada vez que el actor debe interactuar con la terrible situaci¨®n que parece estar viviendo su rol: esa caricatura sin freno es lo peor de Insensibles.
Despu¨¦s pudo verse Holy Motors, de Leo Carax. La producci¨®n franco-alemana, que triunf¨® a nivel cr¨ªtico en ¨²ltimo festival de Cannes es una interesant¨ªsima (a ratos fascinante) e indefinible pel¨ªcula sobre un personaje (maravilloso Denis Lavant) que encarna a trav¨¦s de un d¨ªa todas las caras de un hombre abocado a un trabajo cuya ¨Cimposible- acotaci¨®n parece el retrato de Dios jugando a los dados. Un monstruo, un asesino, un anciano, un padre de familia, un terrorista, un actor de motion capture o un hombre enamorado: Lavant lleva lo de camale¨®nico a la estratosfera y la pel¨ªcula adquiere extra?as connotaciones vitales, muta de un g¨¦nero a otro (hasta coquetea y finalmente liga con el musical) y se convierte en una de las propuestas m¨¢s desacomplejadas, tiernas y salvajes (aunque parezca parad¨®jico) que ha dado el cine en los ¨²ltimos tiempos.
Holy Motors no es una pel¨ªcula para todos los paladares y desde luego uno puede enfadarse con ella y perderse en sus im¨¢genes para no volver a encontrarse pero es indudable que es un filme importante, osado, y que en su ¨Cestudiado- desparpajo se intuye la magia del que ha dado con la formula de un alquimista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.