Emocionado adi¨®s a un maestro
Jos¨¦ Pedro Prados El Fundi se march¨® por su propio pie entre la respetuosa ovaci¨®n de los tendidos; y en ese recorrido por la arena vente?a fue dejando, paso a paso, recuerdos imborrables de una trayectoria torer¨ªsima
No fue la tarde so?ada. No se cumplieron los mejores deseos. No hubo puerta grande para quien tanto la merec¨ªa. No hubo ese triunfo apote¨®sico que toda la plaza esperaba. Jos¨¦ Pedro Prados El Fundi se march¨® por su propio pie entre la respetuosa ovaci¨®n de los tendidos; y en ese recorrido por la arena vente?a fue dejando, paso a paso, recuerdos imborrables de una trayectoria torer¨ªsima; destellos de la carrera de un maestro enciclop¨¦dico de la tauromaquia. Han sido 25 a?os en los que, desde lo m¨¢s abajo, ha ido escalando, pelda?o a pelda?o, jirones de un itinerario que hoy se torna ejemplar. Ha sido ¡ªes todav¨ªa y lo ser¨¢ siempre¡ª El Fundi un torero poderoso y largo, un investigador del toro, un diccionario vivo, y, sobre todo, un referente para quien quiera conocer la dificultad, la grandeza y el magisterio de las grandes figuras.
OVACI?N: No fue posible el triunfo, pero Madrid despidi¨® con el m¨¢ximo respeto a El Fundi.
PITOS: La mala condici¨®n de sus toros impidi¨® que el veterano maestro cumpliera su sue?o.
Volv¨ªa a las Ventas para decir adi¨®s. Y la plaza lo recibi¨® con esa cari?osa ovaci¨®n que se merecen los grandes. A partir de ah¨ª, todo sali¨® al rev¨¦s. Si no todo, s¨ª lo m¨¢s importante: el toro, sus dos toros. El lote m¨¢s bronco de la tarde, ¨¢speros y desabridos los dos, sin una brizna de gracia en sus entra?as.
El m¨¢s duro, sin duda, el que abri¨® plaza, que cant¨® de salida su mala condici¨®n: suelto, manso, reserv¨®n, que se paraba y med¨ªa con descaro. Cuando el torero lo cit¨® con la muleta andaba aculado en tablas, sin ganas de pelea, y pronto demostr¨® que embestir no era lo suyo. No permiti¨® confianza alguna, y el torero solo pudo aguzar el ingenio para evitar una desagradable sorpresa. Era un toro dificultoso, dispuesto a crearle un verdadero problema. Tampoco el cuarto permiti¨® confianza. Sin recorrido, desabrido, y sin calidad alguna. El Fundi tragaba saliva y buscaba la forma de enderezar una ¨²ltima faena que hab¨ªa brindado al p¨²blico madrile?o. Pero no pudo ser. No hubo suerte, ese factor tan misterioso, pero tan necesario en cualquier lance de la vida. Se rompi¨® el sue?o de una despedida para el recuerdo, pero quedar¨¢ para siempre la historia de un h¨¦roe al que el toreo le guardar¨¢ un lugar de honor.
El Cid y Luque brindaron al maestro sus ¨²ltimos toros, y ninguno de los dos pudo ofrecerle el homenaje de un triunfo. Cerca estuvo el torero de Salteras ante el mejor de los seis, el segundo, encastado y de templada y noble embestida, pero cuando El Cid comenz¨® a cre¨¦rselo ya iba siendo demasiado tarde. O no se le crey¨®; lo cierto es que ese toro embisti¨® con suavidad al capote, y lleg¨® al tercio final con un recorrido largo y codicia en los ri?ones. Surgi¨®, primero, alg¨²n natural titubeante, la muleta barriendo la arena, pero sin autoridad; y, despu¨¦s, un par de tandas con la derecha en las que resaltaron algunos muletazos largos y templad¨ªsimos ¡ªun pase de pecho fue sencillamente extraordinario¡ª, pero a todo aquello le falt¨® la esencia, la fe, la explosi¨®n que provoca una obra maestra. Por un momento, Madrid volvi¨® a vibrar con El Cid, pero no hubo arrebato. Lo que pudo ser una oreja qued¨® en una ovaci¨®n, y todo supo a muy poco. No levant¨® el vuelo su labor con el soso quinto, ante el que insisti¨® con un toreo sin fondo.
Y a fe que lo intent¨® Daniel Luque, que volvi¨® a demostrar que capotea con gusto y finura en un quite por chicuelinas y en las cinco sentidas ver¨®nicas iniciales a su primero. Sos¨ªsimo fue ese toro, sin celo ni gracia; y apagado el ¨²ltimo, ante el que se mostr¨® firme y valeroso, y solo pudo dejar la buena impresi¨®n de un torero que va a m¨¢s.
Cuando las Ventas quedaron a oscuras qued¨® la luz que desprende un torero grande cuando pasa por la vida. Honor y gloria a El Fundi.
PUERTO DE SAN LORENZO/EL FUNDI, EL CID, LUQUE
Toros de El Puerto de San Lorenzo, bien presentados, mansones, descastados y sin clase; destac¨® el segundo por encastada nobleza.
El Fundi: bajonazo (silencio); media delantera (ovaci¨®n).
El Cid: dos pinchazos, estocada desprendida _aviso_ (ovaci¨®n); tres pinchazos _aviso_ y estocada (silencio).
Daniel Luque: estocada trasera y ca¨ªda (silencio); pinchazo hondo y dos descabellos (silencio).
Plaza de las Ventas. Primera corrida de la Feria de Oto?o. 5 de octubre. Casi lleno.
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