Obras maestras ?del enga?o?
Cada vez es m¨¢s frecuente el hallazgo de lienzos atribuidos a grandes pintores Seg¨²n los expertos, en este tipo de anuncios prima m¨¢s el impacto medi¨¢tico que el rigor

No existe material m¨¢s inflamable en la historia y conservaci¨®n del arte que el complejo mundo de las atribuciones. Dicen los expertos que en un cuadro hay al menos 200 elementos que lo vinculan a un autor determinado. Min¨²sculos rasgos en los lugares menos evidentes del dibujo, como las u?as o las orejas, que permiten se?alar a su autor. Sobre todo si se trata de una obra maestra. En un trabajo mediocre, las fronteras se difuminan y todo se vuelve mucho m¨¢s borroso. Y arriesgado. Una atribuci¨®n err¨®nea destruye la carrera de quien la sostiene. De ah¨ª el enorme celo (20 a?os), por ejemplo, que El Prado dedic¨® a la pol¨¦mica desatribuci¨®n a Goya de El Coloso. Hoy, quiz¨¢ por la facilidad para dar a conocer un hallazgo en Internet y editar un libro electr¨®nico en cinco minutos, el rigor o el miedo a hacer el rid¨ªculo a la hora de anunciar un descubrimiento a todas luces dudoso est¨¢ quedando devaluado.
Los dos ¡®descubridores¡¯ de los ¡®caravaggios¡¯ solo solo se basaron en un an¨¢lisis de unas fotos
Sucedi¨® el pasado julio con el centenar de dibujos de Caravaggio que dos historiadores aseguraban que hab¨ªan rescatado de los fondos del castillo Sforzesco de Mil¨¢n, simplemente analizando unas fotograf¨ªas de obras supuestamente atribuidas al maestro del pintor, Simone Peterzano. Para su trabajo pidieron esas instant¨¢neas y no volvieron a pisar el castillo. Ni siquiera vieron los originales. Lo siguiente, al cabo de un a?o, fue anunciar el descubrimiento mundialmente a trav¨¦s de una agencia de noticias y vender, de la mano de Amazon, un libro digital con los supuestos caravaggios. Pocos se lo tragaron, por el m¨¦todo, por la manera de anunciarlo, por el prestigio de los desconocidos historiadores. Pero lograron dar la vuelta al mundo.
Cualquier escolar con elementales nociones de historia del arte sabe que no hay dibujos de Merisi. El pintor del claroscuro es conocido por no trazar bocetos previos a sus lienzos. Lo contaban sus contempor¨¢neos, que se lo reprochaban como si fuera un pecado mortal. ¡°Hay quien se?ala que incluso destru¨ªa los escasos bocetos por miedo a ser copiado...¡±, explica Francesca Cappelletti, catedr¨¢tica de la Universidad de Ferrara y autora de una monograf¨ªa sobre el artista.

El asunto se transform¨® en un cruel bumer¨¢n para Bernardelli Curuz y Adriana Conconi Fedrigolli, los dos descubridores. En su web ha desaparecido ya el n¨²mero de contacto. Los dos e-books ya no se venden en Amazon, sino en Lulu una web de autoproducciones, por 13,82 euros.
La excitaci¨®n medi¨¢tica que generan estos descubrimientos tambi¨¦n dio pie en los a?os ochenta a una suerte de chiste recurrente en la profesi¨®n. Dos j¨®venes lanzaron al r¨ªo de Livorno una pareja de esculturas que ellos mismos hab¨ªan esculpido a la manera de Modigliani. Se dec¨ªa que 100 a?os atr¨¢s el artista hab¨ªa tirado dos obras de su ¨¦poca m¨¢s dif¨ªcil que no le convenc¨ªan. El ayuntamiento del municipio, para conmemorar el aniversario del genio, rebusc¨® entonces en el canal con la ilusi¨®n de encontrarlas. Pescaron, claro, el timo de aquellos dos estudiantes. Las obras fueron colocadas en el museo de la ciudad y los cr¨ªticos e historiadores certificaron su autenticidad. Tanto que, cuando los j¨®venes confesaron su maldad asustados por la magnitud de su trola, las autoridades les desafiaron a que volvieran a esculpir otro modigliani para creerles.
Estos anuncios nunca ocurren de buena fe¡± Francisco Calvo Serraller
¡°Estos anuncios casi nunca ocurren de buena fe. Hoy hay infinitos recursos para matizar que lo que tienes es lo que crees que es. Si no los empleas, es porque quieres llamar la atenci¨®n, enga?ar a un incauto¡ Siempre hay una intenci¨®n maligna¡±, explica el cr¨ªtico Francisco Calvo Serraller. ¡°Generalmente se hace para la prensa, para que se produzca una exclusiva y sacar ventajas en r¨ªo revuelto, la que sea. Lo de los caravaggios es casi infantil. Si hay una m¨ªnima buena fe es tan f¨¢cil ponerse en contacto con un museo, que no te explicas por qu¨¦ lo hicieron. Los medios est¨¢n ¨¢vidos de ese tipo de noticias. L¨®gicamente, es un suceso cultural que aunque luego sea falso lo puedes poner en portada, y eso es lo que aprovecha ese tipo de gente¡±, insiste Calvo Serraller.
Eso es lo que sucedi¨® hace una semana con el anuncio de una fundaci¨®n suiza del descubrimiento de una Mona Lisa supuestamente pintada por el propio Leonardo 10 a?os antes de la que alberga el Museo del Louvre (que, por cierto, no se ha pronunciado sobre el asunto). De nuevo, el acontecimiento se desvel¨® sin pasar por los cauces habituales (revistas de prestigio, consulta con acad¨¦micos¡). ?Por qu¨¦? ¡°Hay nombres talism¨¢n como Caravaggio y Leonardo que son como polvo m¨¢gico. Pero no es probable que se puedan hacer tantos descubrimientos porque son terrenos bastante trillados¡±, explica Gabriele Finaldi, conservador jefe del Museo del Prado. ¡°Puede suceder, como con el Brueghel [El vino de la fiesta de San Mart¨ªn fue descubierto en la pinacoteca hace dos a?os]. Pero las cosas hay que hacerlas con serenidad. Sobre todo con la pintura antigua, que no est¨¢ documentada ni firmada. Hay que buscar un consenso entre los especialistas, en el que las probabilidades est¨¦n a favor de la obra¡±, a?ade Finaldi.
El Prado dedic¨® 20 a?os a la desatribuci¨®n a Goya de ¡®El Coloso¡¯
M¨¢s all¨¢ de la mala fe, la rivalidad y las prisas por ser el primero en dar a conocer la revelaci¨®n contribuyen a infringir todos los c¨®digos cient¨ªficos. Como explica Finaldi, es posible tener ¡°ambiciones acad¨¦micas leg¨ªtimas¡±, pero la rivalidad conduce ¡°al secretismo¡±, a no compartir el hallazgo y buscar un cierto consenso, ¡°no sea que se lo vayan a robar¡±. Prisas, al fin y al cabo, opina Mat¨ªas D¨ªaz Padr¨®n, conservador del Museo del Prado durante m¨¢s de 30 a?os. ¡°Es producto de algo de nuestro tiempo. Es una confianza que la gente tiene en si misma demasiado grande, tanto como su falta de rigor. Pero ocurre en muchos otros campos. Atribuciones y equ¨ªvocos suceden siempre. Pero antes se llevaba de una manera m¨¢s prudente la investigaci¨®n, se resolv¨ªa entre los grupos de acad¨¦micos. En cambio, ahora hay una tendencia a sacar a la luz todo con mucha velocidad. Se pueden confundir cosas que est¨¢n muy pr¨®ximas, pero en estos casos estamos viendo un Mercedes donde solo hay un Seiscientos¡±, sentencia D¨ªaz Padr¨®n.
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